~Octavo Encuentro~

1.1K 102 25
                                    


Las cosas parecían mejorar para ambos a partir de ese día.  Edgar tenía una gran sonrisa a pesar de tener una actitud Ruda la mayoría del tiempo, amaba ir a trabajar ya que podría estar con Colette, quien era su mejor amiga/hijastra para luego salir y estar el resto del día con la persona que más amaba. Si salían temprano, buscaban algo que hacer entre los tres, pero si era tarde, Colette les dejaba a solas para que pasen el tiempo juntos.

A su vez, Byron dejaba de lucir tan siniestro. Aún era intimidante de aspecto, pero al tratar con él era alguien completamente diferente. Era más amigable, y se apuntaba a diferentes eventos, con el pretexto de ver a Edgar y a su pequeña hija. Lo que causó que los demás lo conocieran mejor. 

Casi todos estaban sorprendido que aquella persona tenga tales movimientos y conocimientos para hacer una cura tan efectiva para los enfrentamientos. Incluso en algunos eventos priorizaban su protección para que siga apoyándolos para seguir en la partida.

Casi era sabido que si Byron estaba en un equipo, ese equipo ganaría, era demasiado bueno en lo suyo.  La gente comenzó a apreciarlo, tanto que decidió abrir una propia clínica para ayudar a la comunidad. Intentaba hacer lo mejor que podía en el tiempo que se quedaba en el pueblo, pero seguía haciendo sus viajes para brindar ayuda y conseguir nuevas plantaciones. Con una pequeña diferencia esta vez.

-¡WOW! -Decía el menor al ver las plantas adaptarse completamente al ambiente rocoso en las cuevas en las que se encontraban- Es increíble... -Dijo totalmente asombrado causando una risa pequeña en el mayor.

-Si te gusta eso, te fascinará lo que hay más delante. -Decía el mayor caminando con la ayuda del bastón entre las rocas. 

-¿En serio hay plantas medicinales en este lugar? -Lo sujetaba con la bufanda por la cintura, al menos no se separarían y lo podía ayudar a moverse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿En serio hay plantas medicinales en este lugar? -Lo sujetaba con la bufanda por la cintura, al menos no se separarían y lo podía ayudar a moverse. Edgar era bastante ágil gracias a su práctica con el parkour, pero Byron...

-Te sorprenderías de las cosas que puedes encontrar en los lugares más inesperados. -Se ajustó las lentes.

-¿Cuántas veces ha venido aquí antes? -Preguntaba fascinado.

-Varias, pero no me detenía a verlo todo...

-Perdón... Lo estoy retrasando... -Se rascó la nuca.

-Para nada, accedí a que me acompañaras ya que quería que vieras estas cosas. Colette no tiene mucho interés en ello.

-Pues se lo pierde, ¡Es casi tan increíble como usted! -Decía completamente animado. Lucía como un niño pequeño en una juguetería llena de luces brillantes y música.

Byron sonreía, era feliz al ver que alguien apreciaba las mismas cosas, y en especial quien ahora era su pareja oficialmente. No muchos apreciaban sus gustos, y muchos hasta creían que Byron jamás se ensuciaría las manos por algo o alguien. Cuando la realidad era totalmente diferente, era el primero en hacerlo, ya sea desde el anonimato como cuando creaba las pociones y curas que Barley ofrecía, o directamente cuando atendía su jardín o la clínica.

Odio Amarte TantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora