🌊| Nunca te pedí perdón

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Sin darse cuenta había cedido ante el sueño que lo venía persiguiendo desde la noche anterior, no sintió a su mayor entrar ni mucho menos se percató en qué momento alguien dejó una manta de algodón sobre su menudo cuerpo para cubrirlo del frío costero.

Cuando se despertó por la tarde la cabaña seguía en silencio, y ese silencio sólo podía indicar que sus mayores aún no habían vuelto de la playa y que por lo tanto seguía ahí encerrado con los dos hermanos, lo único bueno es que el cansancio agotador que pesaba sobre sus hombros por no haber dormido bien la noche anterior ya no estaba. Se sentó en el catre y miró hacia la cama de abajo, Yoongi estaba semi dormido, con un peluche de kumamon al lado y medio brazo afuera, Jimin no pudo evitar sonreír con tristeza, le encantaría retroceder en el tiempo y poder despertar con él en la misma cama...

Gateó hasta llegar a la escalera del catre y bajó por ella con mucho cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a su mayor, buscó su celular entre sus bolsos y caminó hacia la puerta. De tanto dormir su garganta se había secado y un vaso de agua se oía delicioso, también pensaba en dejarle uno a su mayor sobre la cómoda de la habitación para cuando se despertara.

Tomó el pomo de la puerta y lo giró despacio, pero extrañamente esta no se abrió, algo confundido, volvió a repetir la misma acción, fracasando nuevamente —¿Taeyang?— llamó en voz baja, pensando que quizás el chico quería jugarles una broma y estaba sosteniendo el pomo desde afuera, la puerta no tenía seguro desde adentro, por lo tanto era imposible que lo tuviera por el exterior.

Claro, esa era la lógica que seguía Jimin, no aquellos que construyeron la cabaña, ni mucho menos quienes la arriendan.

Volvió a intentar lo mismo tres veces más, hasta que se dio por vencido y apoyó la cabeza en la puerta, maldiciendo por lo bajo al verse obligado a despertar a Yoongi.

—Hyung...— lo llamó una vez, pero no obtuvo respuesta. Se acercó a él y le picó la mejilla con su dedo índice —Hyung.

Yoongi subió su mano e intentó quitar la de Jimin como si fuera una mosca, pero al ver que esa acción volvía a repetirse, se despertó confundido, encontrándose con el rostro de su menor a unos cuantos centímetros de distancia.

—¿Qué sucede?— le preguntó, esquivando la mirada castaña de Jimin y quitándose las mantas de encima.

—No puedo abrir...— le respondió, apuntando al pomo de la puerta con un movimiento de cabeza.

Yoongi entrecerró los ojos y lo miró confundido, sin entender hacia donde quería llegar Jimin —¿Qué?

—Que no puedo abrir— tomó el pomo y lo giró muchas veces, demostrándole a Yoongi lo que le decía —No sé si está atascado o algo...

—¿Cómo que no puedes abrir?— el pelinegro bajó de un salto y fue directo hacia la puerta —Quítate— y bajo la mirada mal humorada de Jimin por verse desplazado intentó abrir con todas sus fuerzas, fracasando una y otra vez.

El menor se apoyó en el mueble que había ahí y lo vio forcejear inútilmente durante un par de minutos —¿Y si llamas a tu hermano?— le sugirió cuando vio que el sudor ya comenzaba a correr por el pálido rostro de su mayor —¿Tienes tu celular?

—No— suspiró cansado y con el puño golpeó tres veces, intentando que Taeyang escuchara todo el alboroto que estaban ocasionando —Mi celular se quedó sobre la mesa de la cocina.

Jimin rodó los ojos —Yo tengo el mío aquí, pero no me sé el número de tu hermano. Y mi mamá nunca sale con su celular.

Yoongi lo miró, dejando ver en su rostro el desagrado y la incomodidad que le ocasionaba estar encerrado con él ahí, en un espacio tan pequeño —No me sé el de mi hermano, pero sí el de mi mamá.

El menor le tendió su celular para que Yoongi marcara el numero de su progenitora, pero él prefirió dictárselo a que tomar ese aparato otra vez. Una de las muchas discusiones que solían tener ellos cuando eran pareja casi siempre se ocasionaban porque Jimin ocultaba su celular de la vista del mayor, como si estuviera escondiendo algo.

—No contesta— le dijo luego del segundo intento.

—Marca otra vez— murmuró Yoongi mientras volvía a golpear la puerta con la esperanza de que su hermano lo oyera —Esta habitacion ni siquiera tiene ventanas. 

—Sigue sin contestar— se quitó el celular del oído y colgó la llamada al escuchar como caía al buzón de mensajes por tercera vez consecutiva. Taeyang seguía siendo la única esperanza que les quedaba, pero ese crío parecía no estar en la cabaña.

Yoongi se paseaba de un lado a otro dentro de la habitación como león enjaulado, buscando e ideando una solución que pueda sacarlos de ahí, mientras que Jimin simplemente estaba apoyado sobre el mueble viéndolo ir y venir, recordando que su mayor solía hacer eso cada vez que estaba nervioso o preocupado por algo.

—Hyung...— lo llamó casi en susurros, logrando captar durante un breve segundo la atención de Yoongi —Nunca te pedí perdón.

Y era cierto, cuando su mayor lo encontró besándose con ese sujeto en la fiesta, Jimin lo único que hizo fue justificarse una y otra vez, intentando salvar su pellejo, sin pensar siquiera en pedirle disculpas por haber traicionado su confianza de esa forma tan cruel. Estaba cegado en que su actitud tenía justificación, pero con el paso del tiempo entendió que no, que una infidelidad no se justifica con nada, a excepción de los abusos.

Yoongi solamente se quedó mirándolo fijamente, tenía su mano en el pomo de la puerta y la otra lista para volver a golpear —No es buen momento para hablar de eso, Jimin.

El menor esperó a que se detuvieran los golpes y volvió a abrir la boca —Para ti nunca es buen momento de hablarlo, hyung— sintió el nudo en su garganta y supo que no debía seguir ahondando en el tema o terminaría llorando como un bebé delante de su ex.

—Nosotros terminamos— soltó Yoongi, yendo a sentarse a la cama, rendido —No tenemos nada que hablar.

Jimin iba a replicar, iba a decirle que sí tenían que hablar, que quizás podían comenzar todo desde cero si hablaban las cosas, si se escuchaban mutuamente. Pero la voz aniñada de Taeyang lo interrumpió.

—¿Hyungs? ¿Está todo bien?— Jimin apretó los labios, queriendo decirle a su mayor que quizás no comenzar como pareja, pero sí como amigos, realmente extrañaba lo que alguna vez fueron —Escuché ruidos fuertes.

—Intenta abrir la puerta desde afuera— le respondió Yoongi aún estando sentado en la cama. Miró de reojo a Jimin y notó el dolor en su rostro, recordándole muy fugazmente el como se había sentido él cuando lo vio besándose con otro sujeto.

Vieron la manilla moverse y luego la puerta abrirse. El rostro culpable de Taeyang se asomó con cuidado por el pequeño espacio que se formó con el leve empujón que le dio —Creo que accidentalmente le coloqué seguro hace un par de horas.

¿Beach? ¿Bitch? ¡Beach! °ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora