🌊| Café con sal

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—Hyung...— llamó en susurros cuando lo vio entrar a la habitación, era de noche y lo más probable es que su mayor quisiera tirarse en la cama para seguir durmiendo, pero él estaba a punto de evitarlo. Yoongi alzó su vista hacia la cama superior y se topó con la mirada abatida del menor.

—¿Qué sucede, Jimin?— dejó su chaqueta sobre la cama y tiró el celular sobre el velador.

Jimin jugueteó con sus dedos, bajando la mirada y formando un puchero con sus labios —¿Podemos...salir?— al ver la expresión de espanto que floreció en el rostro de su ex, Jimin saltó de la cama para acercarse a él y aclarar su pregunta —Es decir...no salir tipo pareja, si no, ir a una fiesta...los dos— casi susurró lo último, sabiendo que en la mente de su mayor se proyectaría de inmediato aquella fiesta en la que lo encontró besándose con el otro sujeto.

Yoongi se alejó de su cuerpo y tomó una cajetilla de cigarros que habían sobre el mueble —¿Es muy necesario?— sacó uno y lo sostuvo entre sus dedos, mirando a Jimin directamente a los ojos, como acusándolo de algo horrible que había hecho —Tu madre acaba de llegar borracha...¿y tú quieres irte a una fiesta, donde posiblemente también te emborraches?

Jimin apretó la mandíbula ante el tono áspero que utilizó Yoongi —Eso no lo sabrás, hyung— dio un paso hacia adelante, provocando que Yoongi retrocediera —Nos vamos a separar, puedes irte a donde quieras, yo iré a la fiesta...solo necesitamos salir de esta cabaña diciendo que iremos juntos para que tus padres no sospechen.

Yoongi se tocó el puente de la nariz y suspiró —Bien— buscó el encendedor y tomó la chaqueta que había tirado anteriormente sobre la cama —No me interesa a qué fiesta vayas, apenas salgamos de aquí nos separamos. Te espero en la cocina— abrió y cerró la puerta con brusquedad, dejando al menor dentro de aquella habitación con los nervios de punta y las piernas temblorosas. Jimin soltó el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta, rogaba porque llegara el día en que su ex dejara de provocarle todos esos tristes sentimientos que lo único que hacían era conseguir que maldijera sus errores del pasado y se arrepintiera de cada una de sus acciones.

No podía entender cómo es que seguía influyendo tanto en él, ya habían pasado muchos meses. Suspiró resignado y rebuscó un abrigo entre sus cosas, al estar en la playa era muy necesaria, porque si era de noche el frío llegaba a calar sus huesos.

—Jimin y yo saldremos—  le dijo a su madre mientras se despedía de Taeyang con un beso en la cabeza

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—Jimin y yo saldremos—  le dijo a su madre mientras se despedía de Taeyang con un beso en la cabeza.

El menor apareció en la cocina, cansado y con una sonrisa triste, Yoongi evitó mirarlo e intentó salir lo más rápido de ahí.

—¿A dónde irán los amigos?— preguntó la madre del mayor, acariciando la mejilla de Jimin con cariño, ella siempre lo quiso como a un hijo —¿Volverán temprano? 

Yoongi tomó las llaves que estaban colgadas en la entrada de la puerta y se las guardó  en el bolsillo de su pantalón —Jimin quiere que vayamos a una fiesta— abrió la puerta y le hizo una seña con la cabeza a su menor para que apurara el paso —Ve a dormir si no llegamos antes de las doce, me llevo las llaves.

Su madre asintió y se despidió de ambos con un beso en la mejilla —Tengan mucho cuidado— su hermano se metió una cucharada de cereal a la boca y movió su manito en dirección a ellos, logrando que Jimin sonriera enternecido y le devolviera el gesto. Yoongi recordó con nostalgia que todas las veces que Jimin iba a su casa, Taeyang y él siempre hacían alguna travesura, una vez le dieron de tomar café con sal, teniendo como excusa el despertarlo para que no se perdiera la clase online de su Universidad que comenzaba en diez minutos.

—Gracias...— oyó susurrar a Jimin luego de haber cerrado la puerta. Yoongi solamente asintió y comenzó a caminar hacia la salida, sintiendo los leves pasos de su menor siguiéndolo desde atrás. Empujó con su hombro la contrapuerta para destrabarla y luego abrió, dejando un horrible chillido agudo a su paso.

La noche era fría, estrellada y con una leve brisa marina que agitaba ambos cabellos con vigor, Jimin se subió el cuello de su chaqueta, intentando refugiarse del frío —¿A qué hora volverás de la fiesta?— le preguntó Yoongi mientras volvía a cerrar la contrapuerta con seguro —Tenemos que regresar juntos.

El menor caminó hacia la calle principal y lo miró, dejando al pálido con los nervios de punta, odiaba cuando Jimin hacía eso, nada en él estaba en paz. Se acercó receloso para que ambos comenzaran a caminar por la calle, Yoongi no quería dejarlo ir solo, ninguno de los dos conocía este lugar de la costa, pero tampoco quería acompañarlo a la dichosa fiesta, demasiados malos recuerdos retornaban a su mente.

Jimin se encogió de hombros —No lo sé ¿a qué hora crees que sea prudente volver?— levantó su afilada mandíbula y metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, Yoongi recordó todas esas veces en que se tomaban de las manos dentro del bolsillo de ese abrigo azulado, era un gesto íntimo y hermoso que ellos amaban compartir cada vez que salían juntos y hacía frío.

—Decisión tuya— le respondió desviando la vista hacia el frente, los faros iluminaban la calle y uno que otro auto pasaban por ahí en dirección hacia el centro de la ciudad —Yo estaré de vuelta en la cabaña a las tres de la madrugada. Ve si te acomoda volver a esa hora, y si no, me envías un mesaje para avisarme que volverás más tarde y para saber si al menos sigues con vida.

Jimin soltó una suave risita y asintió —Si no estoy muy borracho nos vemos a esa hora afuera de la cabaña.

Luego de un par de minutos, llegaron al lugar donde sus caminos se dividirían, Jimin estudió la dirección antes de salir y debía doblar hacia la derecha. Se despidió de Yoongi con una mirada fugaz y comenzó a caminar hacia la fiesta, el pálido mordió su labio inferior con nerviosismo, mirando hacia todos lados. A su espalda estaba el mar, perfectamente podía sentarse en la arena y esperar a que dieran las tres, pero por alguna razón su instinto de ex pareja dependiente le insistía en seguir a Jimin. Si hubieran estado en la capital, la aprensión hacia su menor no existiría, pero estaban en un lugar que ninguno de los dos conocía. Yoongi no quería estar solo, y tampoco quería dejar solo a Jimin, estando juntos al menos podrían defenderse si algo les llegaba a pasar, pero por separado eran blanco fácil.

Se golpeó la frente con la palma de su mano y suspiró frustrado, odiaba no poder despegarse emocionalmente de su menor, le estresaba no poder odiarlo y decir "no quiero verte más" porque cada vez que lo intentaba, su lengua se trababa y nada salía de su boca. Frustrado consigo mismo, pateó una piedra y se sentó en una banca de cemento que había ahí, esperando a que Jimin se alejase lo suficiente como para que no se diera cuenta de que Yoongi lo estaría siguiendo por el resto de la noche.

¿Beach? ¿Bitch? ¡Beach! °ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora