Después del funeral me di cuenta de que habían cosas que ya no podía dejar a medias.
Las verdades debían ser dichas.
Hice mi maleta, tomé unas pinturas y pinceles, abrí mi laptop y llamé a mi manager.
- Debo ausentarme por unos días a la universidad...- dije por el celular
- De acuerdo, según calendario no corresponde ningún examen asique te conseguiré las notas de las clases y te las enviaré, avisaré al director - me dijo muy confiado
- Gracias - corte
Terminé de dar el último click en mi laptop y la cerré, estaba hecho, elegí el vuelo más cercano que sería en tres horas, debía hacerlo o me arrepentirá, la cobardía se apoderaria de mi y no iría a ningún lado.
Llame a los gemelos para decirles que me iría de viaje por una semana, se escuchaban preocupados e insistieron en venir conmigo pero después de explicarles entendieron que era algo que debía hacer yo sola, aun así pidieron llevarme al aeropuerto, cosa que acepte.
En menos de media hora ya estaban abajo esperando por mi, Ethan subió y me ayudo a bajar mi maleta, Evan conducía.
- ¿Por qué ahora Elizabeth? - me pregunto Ethan desde ele asiento del copiloto
- No lo sé...tal vez ver el funeral me hizo darme cuenta de algunas cosas...- respondí mirando por la ventana
- Espero que todo salga bien...¿Crees que esta bien ir sin avisarle? - me pregunto Evan sin despegar la mirada del camino
- Tal vez le avise antes de subir al avión...asi no podrá rechazarme... - dije aunque no estaba segura de si realmente lo haría
- Pasemos a comer en un restaurante del aeropuerto antes de que te vayas - asentí a las palabras de Ethan que se había volteado a verme
Paso casi una hora en lo que llegamos, ver tanta gente apresurada por todas partes me estresaba un poco.
Evan llevaba mi maleta esta vez, pasamos a uno de los restaurantes y debo admitir que la comida dejaba mucho que desear pero no había mucho que hacer, cuando llegó la hora de abordar me despedí de los gemelos, un beso en sus cálidos labios, una mirada triste pero comprensiva y los perdí de vista.
No sería un vuelo largo, solo un par de horas, que use para preparame para lo peor, sabía que ellos no querrían verme pero ya no soportaba la distancia.
Al pasar las horas fue momento de bajar, tomé un taxi y le di la dirección, aun era de día, el clima era fresco y aún así sentía que moría de frío, todo mi cuerpo temblaba pero sabía que solo era miedo.
Cuando el conductor me indicó que ya habíamos llegado me baje, me ayudó con mi maleta y ahí me quedé, de pie ante esa hermosa casa, se veía tan acogedora y familiar, rodeada de flores silvestres, con un portico del que colgaba una silla mesedora, podía hasta ver las mariposas que revoloteaban a su alrededor y aun con tan hermoso paisaje estaba asustada, vi a mi alrededor, no había nada cerca, era una casa en medio del campo libre y sin interrumpsiones del mundo, casi parecia como sacada de un cuento, seguro mi sobrina era feliz aquí junto con sus padres.
Sentia como la cobardía se iba apoderando de mi, mire mis pies, aun estaba vestida con la misma ropa del funeral, eso solo me deprimió mas.
Creí que daría la vuelta, por un segundo me vi a mi misma volviendo todo el camino a mi departamento sin ver a mi hermana, me vi huyendo.
Enterre mis uñas en mis palmas mientras hacía un puño, camine un paso hacia la casa, entonces di otro y así, con miedo, avance hasta la puerta que tenía cristales, podía ver más o menos la casa por dentro, levante mi mano que aun estaba en un puño y la impulse hacia delante, golpee la puerta tres veces, entonces respire profundo, cuando escuche unas pisadas caminando hacia la puerta sentí como dejaba de respirar por unos segundos, no tuve el valor de levantar la mirada y ver quién sería el primero en verme, cerré los ojos con fuerza.
Su tierna voz me derritió por completo, había pasado ya tanto tiempo.
- Tía Elizabeth...- abrí los ojos y baje mi mirada, ahí estaba
La pequeña más linda del mundo, el único niño que aguantaba y amaba, estaba un poco más alta y su cabello más largo, sus ojos me miraban, creí que correría de mi pero extendió sus brazos y como si fuera algo natural la tome en los míos y la estruje tan fuerte que hasta me dio miedo romperla pero ella me respondió con la misma intensidad.
- Caroline...- sentí como mi garganta comenzaba a doler, mis ojos ardían, las lágrimas no tardaron en aparecer
- ¡Tía Elly! ¡Tía Elly! - ella también comenzó a llorar mientras gritaba mi apodo que se oía tan hermoso en sus labios
Si pequeño cuerpo en mis brazos, sus tibis lágrimas cayendo sobre mi hombro y sus brazos tan pequeños alrededor de mi cuello, estas lágrimas que caían de mis ojos eran de genuina felicidad, como la había extrañado.
Cuando alce la vista vi a mi hermana de pie a unos pasos de nosotras, congelada, después de unos segundos camino hacia nosotras y nos rodeo a ambas con sus brazos.
- Hola hermanita...- me dijo
- Haydee - respondí.
Entre en la casa, dejé mi maleta en el cuarto de invitados que tenían, después de eso el día se paso volando, casi todo se fue en Caroline mostrándome todos sus juguetes, su nueva ropa, sus lugares favoritos de la casa, incluso me mostró en que lugares del campo le gustaba correr, nada de eso me están quedando muy grabado, lo que si miraba era su sonrisa, Caroline se veía muy feliz y más saludable que nunca, su cabello rubio como el de su madre brillaba, sus ojos tenían ese ligero resplandor y sus mejillas sonrojadas como pétalos de rosas en su rostro, estaba mejorando.
Cuando llegó la noche me reencontré con mi cuñado, me saludo muy alegre, parecía genuinamente feliz por verme, me decía que había estado viendo noticias sobre mi trabajo y que le alegraba que me estuviera llendo tan bien, cenamos todos juntos en su gran comedor, Caroline había insistido en que quería comer en mi piernas, no me negué por supuesto, la abrazaba mientras comía.
Cuando llego la hora de dormir mi sobrina ya estaba muy cansada, habia sido un día de muchas emociones, con mi hermana la llevamos a su habitación y ella se rehusó a dormirse si no sujetaba su mano, ahí me quedé hasta que sus ojos se cerraron definitivamente.
Salí con mi hermana de su habitación y cerré su puerta, nos quedamos solas en el corredor.
- Me hubieras avisado que vendrías, te hubiera ordenado mejor la habitación - dijo ella mientras caminábamos de vuelta al comedor
- Lo siento...es que lo decidí en el último minuto - dije
- No es algo por lo que pedir disculpas tontita - ella pasó su brazo por mis hombros
Cuando llegamos al comedor Matthew, el esposo de mi hermana nos esperaba con una sonrisa y dos tazas de café caliente.
- Creo que ambas tienen mucho de que hablar - nos extendió las tazas - deberían hacerlo en la silla colgante del pórtico, les juro que es mágica en las conversaciones
Lo mire como si hubiera pisado mierda, pero mi hermano y yo hicimos caso y salimos, no sentamos así mientras las estrellas brillaban, en el fondo esperaba que la silla si tuviera algo de magia que pudiera prestarme para poder hablar con Haydee, Dios sabe que necesito algo de ayuda.
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Tres corazones una relación, recuerdos perdidos ❦ SEGUNDO LIBRO
RomantikEthan: Cada vez que trato de recordar a mi cabeza solo viene fuego, llamas rodeando mi cuerpo...por quién me arriesgue...no lo recuerdo Evan: Recuerdo que trataba de proteger a alguien... quién eres...por qué no te recuerdo pero mi corazón duele po...