Capítulo 17 "Día 11"

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Domingo 19 de Agosto 05:30 a.m. Día 11.

///Debía correr, estaba detrás de mí, no la había visto pero escuchaba sus pisadas aceleradas persiguiéndome. Iba a matarme, esa siempre fue su única meta, bueno, su meta era meterme tras las rejas, pero ahora yo era una enemiga para ella, una contrincante que representaba peligro, pues estaba cerca de descubrir este misterio, había arriesgado incluso mi propia vida en ésto, pero al final, estaba a sólo unos pasos de ser libre, ella no podría matarme, mucho menos meterme en la cárcel, ella no logró vencerme, estoy cerca de la meta, pero no voy a rendirme, debo continuar fuerte hasta el final.

Todo lo que parecía esperanza de desvaneció en segundos cuando ella apareció junto a Calipso: Zaida le apuntaba en la cabeza con su pistola, estaba a punto de cambiar mi vida a cambio de la de Cali, pero Henry me tomó de la mano para guiarme en dirección contraria, escuché el disparo. El cuerpo de Calipso en el piso frente  a nosotros, todo el bosque desapareció, Henry desapareció, Zaida igual, me dejaron con el cadáver de mi mejor amiga, pero luego de unos minutos ella igual desapareció.

Me dejaron sola en la oscuridad, no me quedaba otra que dejarme consumir por ella.///

-Alice- susurró mi nombre moviendo mi hombro lentamente -Debes despertar-.

No reconocí donde me encontraba, mi mente seguía pensando en esa pesadilla, no quería quedarme sola, no quería quedarme en la oscuridad. Miré a Henry que me observaba preocupado, extendí mis brazos y lo abracé, necesitaba sentir que no estaría sola, que no caería en la oscuridad.

-Debemos ir a tu casa Alice- me dijo él.

Claro, ayer nos habíamos quedado una media hora intentando encontrar alguna idea para lograr entrar a mi casa, pero no llegamos a nada, así que al final terminé aceptando la invitación de Henry a quedarme a dormir en su casa, yo obviamente dormí en una de las muchas habitaciones de invitados y él en su habitación.

-¿Cómo vamos a lograr entrar a mi casa?- le pregunté pasando mi mano por mi cara. 

Debo admitir que me da un tanto de verguenza estar así frente a Henry, debo estar toda despeinada, desarreglada, o sea totalmente horrible.

-Para suerte tuya, soy un exelente compañero y he encontrado la mejor manera para que puedas entrar- me dijo.

-Pues te escucho- le dije.

-Ya que he confesado mi trabajo como tu acosador, sé que tu padre trabaja los domingos y éste es uno de esos domingos, por ende cuando el salió me detuve a hablar con él, me invitó unos pocos minutos a tu casa mientras tú madre seguía durmiendo, aproveché la oprtunidad y me fui a la sala para abrirte la ventana- explicó -Así que tenemos unos minutos para ir a tu casa, vas a poder pasar ya que la ventana esta abierta-.

-Por primera vez, tu habilidad de acosador sirve, pero más te vale que dejes de acosarme- le dije.

-Supongo que puedo intentarlo- bromeó, o eso espero, si le veo siguiéndome desde las sombras le voy a sacar el alma del cuerpo... claro, ahora veo porque me recomendó ocupar ropa negra y que así era más facíl pasar por las sombras: él ya tenía experiencia en eso.

-Bien vamos a mi casa, mi madre siempre va a mi habitación cuando se despierta, debemos apurarnos-.

Era de mañana, así que hacía mucho frío, por eso Henry me prestó uno de sus polerones para abrigarme, mi pelo estaba hecho un desastre pero igual salimos, nos subimos a su jeep para ir rumbo a mi casa.

No nos demoramos mucho, Henry había ido a mucha velocidad. Cuando llegamos al oscuro bosque casi me quedé paralizada, no quería entrar a ese bosque, no podía entrar, la homicida estaría ahí, esperándome, el cadáver de Calipso estaría ahí, luego me dejarían sola, en la oscuridad.

15 diasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora