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Iwagakure / 7:00 a.m

Como había llegado hasta este punto?, ¿acaso todo le iba a ir mal?

Se preguntó el joven deidara de 15 años, el cual hace unos minutos se encontraba en el baño masturbándose tranquilamente, hasta que oyó como tocaban la puerta y sin permiso la habrían.

Se apresuró a lavarse las manos y a disimular, agradecía estar frente del retrete para que su semen no le manchara su ropa.

Se acomodó rápido el pantalón y abrió la puerta de su baño para ver quién era.

Resultó ser su hermana, la cual lo esperaba en la entrada de su habitación.

-¿qué haces aquí- preguntó deidara tratando de regular su respiración, pues aún sentía la sensación que le había dado frotar su pene.

-parece que lo olvidas-habló kuro en todo de burla - otra vez...-.

-hm- se dignó a quejarse.

Ya estaba cansado de entrenar todos los días, no es que no le gustara, pero llegaba un punto donde le agobiaba estar rodeado de gente que solo le miraba para ver si hacía todo bien, tenía mucho estrés, pues su abuelo(el tsuchikage) empezaría a ver, quien de sus tres estudiantes quedaría como líder de la aldea en caso que el muriera.

Y claro, casi toda la aldea estaba al tanto que su nieto preferido era deidara, y no por como era como persona, si no que se notaba que tenía dotes de grandeza al igual de poder para su corta edad.

-En unos minutos comienza, así que apurate- hablo kurotsuchi para asi darse la vuelta y salir cerrando la puerta.

-tsk- se quejó con un chasquido de lengua el rubio.

Otro día más... pensó el rubio.

Se dirigió a cambiarse con su ropa de entrenamiento, se daría una ducha cuando llegara de este mismo.

Se empezó a poner el pantalón deportivo, después de ponerse ropa interior limpia, pues la anterior tenía manchas de su acto de autosatisfacción hace algunos minutos antes.

Se acomodó su pantalón mientras tomaba la camiseta para la ocasión.

Cuando terminó con su ropa, se dirigió al espejo para acomodar su cabello. A comparación de hace algunos años, este ya había crecido bastante. Alguna veces su abuelo le había dicho que se lo cortara, ya que se veía bastante femenino para algunas personas.

A el le gustaba su cabello, lo amaba, así que nunca se lo cortaría si alguien se lo dijera, claro, si tenía un problema o el lo decidía por alguna cosas en especial, lo haría.

Empezó a deslizar el peine entre su cabello, mientras se perdía en sus pensamientos.

Dirigió su vista a su tocador, mirado las pocas fotos que tenía, aparte de las cosas para su cuidado personal.

Encontró una foto enmarcada que había tomado hace casi diez años, aún recordaba aquellos días.

Ahí estaba el, su pequeño el de tal vez 4 o 5 años, junto a un chico pelinegro, con una cicatriz, sonriendo para la foto, donde solo estaban ellos dos.

Esperaba que pronto su abuelo le diera permiso para visitar sin vigilancia y libremente a obito, le extrañaba..

"Obito"

Hace años que no le veía, a pesar que después de que se conocieron, se empezaron a mandar cartas.

Hablando y manteniéndose al día de cada uno. Se volvieron grandes amigos, a pesar de algunas diferencias, claro está.

𝐎𝐛𝐢𝐭𝐨-𝐤𝐮𝐧 | ᴏʙɪᴅᴇɪ [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora