A la mañana siguiente Orguen los invitó a desayunar en su casa:
- Venid, jóvenes, os he preparado un desayuno contundente. - Hizo una breve pausa mientras el grupo se sentaba - Respecto al Templo del Aventurero... en un mes tendréis un hueco para poder entrar, podéis quedaros aquí hasta entonces.
Dan miró al resto del grupo muy ilusionado.
- ¿Por qué es tan amable con nosotros? - Preguntó Manu fríamente
- Necesitáis ayuda ¿no es así? - Respondió el viejo
- Sí, ¿pero por qué dárnosla? - Insistió Manu
- Me recordáis a mí en mis años de juventud, nada más. - Orguen terminó de hablar, se levantó de la mesa y se puso a recoger la cocina - Durante este mes, espero que entrenéis sin parar para que no os hagan demasiado daño en el Templo. Yo me ocuparé de los manipuladores, el resto irá con Chase. Terminad de comer y nos vemos en la puerta.
Arkímedes y Manu ingresaron en el gremio del Escudo Ardiente, los defensores del pueblo que viven para servir. Mientras que Dan y Alan colaboraron con la Brumosea Carmesí.
Pasaron los días, Dan y Alan ascendieron un rango en la Brumosea, lo que les permitía acceder a su biblioteca en cualquier sede de manera gratuita, mientras que Manu y Arkímedes se hicieron más fuertes.
Así pasaron el mes y al fin llegó el día en el que entrarían al templo del aventurero.
Orguen los acompañó a la puerta:
- De aquí en adelante, iréis solos. - dijo el viejo - suerte chicos, os espero en casa.El grupo se despidió del viejo y se adentro en el templo.
A la entrada había un árbol gigante y tres guardias junto a él. Pasaron por delante de ellos y nadie dijo nada, Dan tenía la piel de gallina, al igual que Alan notaban como la energía que inundaba el lugar era tan desmesuradamente grande que oprimía las auras de ambos dos.
Llegaron a una sala llena de puertas.
- Elegid una. - dijo Manu - son diferentes pruebas. No leáis lo que son o nos entrará miedo, consejo de Chase.
Arkímedes señaló una puerta al azar y por ella entraron.
Dan abrió los ojos en una tienda de campaña, se frotó los ojos e intentó lanzar un Sentir Ceros para detectar la energía cinética a su alrededor.
Empezó a hacer los movimientos y en cuanto empezó olvidó que estaba haciendo. Pero de repente escuchó una voz que le resultó familiar:
- ¡¿HAY ALGUIEEEEEEN?! - Gritó Manu
Dan tardó en reconocer su voz, y cuando lo hizo se asomó la cabeza por la puerta y encontró a Alan haciendo lo mismo delante de él, además, vio a Manu saliendo de la tienda.
El silencio fue interrumpido de nuevo por unos firmes pasos, el tintineo de una armadura y una voz que gritaba:
- ¡ARRIBA, HOLGAZANES!
Una mano entró en la tienda de Dan y lo sacó de un estirón. Desde fuera de la tienda miró aterrorizado al hombre que la había sacado, era muy alto y ancho y el estirón le había demostrado que tenía una fuerza descomunal.
Manu le tendió la mano y lo ayudó a levantarse. Arkímedes salió de la tienda de al lado al igual que Alan.
Dan los miró muy extrañado, casi asustado de la que quizás había ocurrido ahí. Alan se encogió de hombros.
- Os esperan en el campo de entrenamiento - hizo una breve pausa y retomó sus palabras con intensidad - DESDE HACE MEDIA HORA, MARCHANDO
Todos estaban muy confusos, casi no se reconocían entre ellos y no tenían la menor idea de quién era este hombre.
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Memorias de un viaje sin rumbo
AdventureRecopilación de mis sesiones de rol con mis amigos dentro del mundo persistente de Shaidraig (http://shaidraig.es)