Ojos escarlata en una noche sin estrellas

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El grupo había escuchado hablar de un sitio increíble al que los héroes iban a fortalecerse y a ponerse a prueba: el Templo del Aventurero por lo que decidieron que era buen momento para tomar un descanso e ir a ver qué es.

Llegaron a una taberna y les llamó la atención un grupo de aventureros armados hasta los dientes, pensaron que quizás ellos podrían ayudarles y se sentaron en la mesa de al lado.

Desde la mesa, los aventureros miraron fijamente al grupo que se sentaba a su lado. El grupo pasó mucho miedo, pero Arkímedes decidió lanzarse a hablar:

- ¿Cómo encontramos el Templo del Aventurero?

- No te veo con pinta de poder hacer nada allí dentro - Respondió de manera cortante uno de ellos

- No seas idiota - dijo el hombre de la coraza negra - el templo está aquí al lado, pero para entrar necesitas un permiso. El viejo herbolario puede ayudaros con eso.

- ¿Dónde?  - respondió Arkímedes

- ¿Dónde qué? ¿Dónde está el viejo? - preguntó extrañado el hombre

- Disculpa, nuestro compañero tiene dificultades para hablar - comentó Manu - ¿dónde podemos encontrar al herbolario?

- Vive al lado del mercado, conforme salgas de aquí gira hacia la izquierda en la plaza de la fuente y después sigue recto en el primer cruce. Lo reconocerás por el cartel de herbolario en la casa. - respondió amablemente el chico

- Muchas gracias por su ayuda. - agradeció Manu

- De nada - dijo el chico esbozando una sonrisa - sentaos con nosotros, os invitamos a algo.

Estuvieron hablando un rato largo, intercambiando sus aventuras y comiendo hasta que uno de ellos dijo:

- Ya es la hora. Nos toca enfrentarnos al Templo.

- ¡Mucha suerte! - dijo Dan alegremente

- Gracias, chaval - dijo el chico de la coraza negra

Se levantaron y se fueron. Nuestro grupo se quedó un rato más descansando hasta que pusieron rumbo hacia la casa del herbolario.

Tocaron a la puerta y un viejo les abrió.

- Buenos días, jóvenes, ¿en qué os puedo ayudar?

- Buscábamos a Orguen, queremos entrar en el Templo del Aventurero. - dijo Dan

- Yo soy Orguen, pero ahora mismo estamos un poco ocupados - Conforme termina de hablar, Orguen abre la puerta y deja ver a dos hombres discutir.

- NO ME FÍO DE ELLOS, SU RELIGIÓN LOS HACE SACRIFICAR BEBÉS Y BAUTIZARSE CON SU SANGRE, NINGUNA RELIGIÓN ASÍ DEBERÍA TOLERARSE - Gritaba un hombre alto y esbelto

- YO NO DIGO QUE SUS PRÁCTICAS ESTÉN BIEN PERO TIENEN UN PODER MILITAR QUE NOS VA A AYUDAR MUCHO EN LA GUERRA, ADEMÁS, NO TIENES PRUEBAS DE QUE NOS HAYAN TRAICIONADO - Respondía a gritos un hombre alto y robusto

- ¿Qué les pasa? - dijo Dan

- No se aclaran con los Osindra. A Chase le parece que no han hecho nada que pueda considerarse como traición, y Rómulo dice que son ellos quiénes están detrás de los asaltos a la finca de un noble. - Respondió Orguen

- Quizás podemos ayudar, así podríamos entrar antes al Templo. - Ofreció Dan

- Pasad y comentadlo. - Le invitó Orguen

Dan, quedó muy extrañado de que los invitase a pasar de esta manera.

- ¿Quienes sois? - dijo el hombre alto y robusto.

Memorias de un viaje sin rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora