Alma de Guerrero

Stowe I

Los primeros acontecimientos

En la tierra los padres de una joven de los Estados Unidos de América han desaparecido del pequeño pueblo en donde habían permanecido por menos de un año. Los periódicos locales se enteraron del acontecimiento, pero eso no era suficiente porque pareciera que los sucesos extraños apenas comenzaban para esta pequeño pueblo de no más de cinco mil habitantes.

Pues unos meses atrás la desaparición del bien querido entrenador de baloncesto había causado los primeros estragos de incertidumbre en el pueblo y sus habitantes pacíficos; sin embargo, no conforme con eso, el periódico del pueblo había tomado las riendas de dichas situaciones obligando a las autoridades a tener que hablar directamente con sus pobladores.

Con la reciente desaparición de los padres de la joven que había sido encontrada y salvada por uno de sus compañeros de escuela y a decir verdad unos de sus únicos amigos las especulaciones comenzaron. No entendían que era lo que estaba pasando, el periódico decía en sus páginas que la joven era maltratada y justo el día en que el joven estrella pronto a pisar las grandes ligas, Alex Mendoza salvó a su chica de morir en el suelo con un charco de su propia sangre.

Las teorías conspirativas comenzaron pronto, algunos viejos diciendo o tal vez sea mejor aclarar, que los padres la maltrataban. Otros tantos afirmaban haber visto al entrenador hablando con los padres de lo que hoy era una joven desamparada luchando por no perder la movilidad y sensibilidad de sus manos, la misma mañana en la que el entrenador había desaparecido.

También había algunas teorías que afirmaban haber escuchado gritos por las noches los días previos al mayor incidente del pueblo en muchos años; afirmaban que los padres de ella no permitían a la chica salir de noche y que su semblante siempre era el mismo. El de una chica dominada por las estrictas normas de padres abusivos que la mantenían reclusa en las paredes de su casa.

Palabras y conversaciones entre los vecinos como:

─Desde que el chico Mendoza apareció los gritos comenzaron a empeorar en esa casa ─dijo una señora de no más de cuarenta años a otra vecina ─, sí, yo recuerdo haber visto en varias ocasiones al joven acompañar a la chica hasta su casa.

─¿En verdad? ─preguntó su acompañante.

─Oh sí, amiga. El chico Mendoza parece bastante interesado en la chica ─afirmo con seguridad y sin titubear ─ incluso el día en que todo sucedió, por primera vez escuché hablar a la mujer.

─¿Estuviste en casa ese día, Hilda? ─preguntó curiosa la mujer.

─Claro que estuve aquí ─dijo ─, pero por poco me pierdo todo. Estaba a punto de salir de casa para ir a la estética cuando vi a tres jóvenes llegar a la casa; uno de ellos era Mendoza, el héroe del pueblo.

─¿En serio?

─Sí, supongo que los otros dos eran amigos de él o de la pobre creatura ─respondió y enseguida tomó la pequeña taza de la mesita para dar un sorbo ─. Todo fue tan caótico, comenzó todo con normalidad hasta que escuché gritos de enojo por parte de Mendoza y la madre; luego él entró y tiempo después sus impactados amigos entraron a ver qué pasaba, pero lo que me sorprendió fue dejada la puerta abierta gritos incesantes se comenzaron a escuchar.

─¿Cómo, y no los escuchabas antes? ─preguntó intrigada.

─Esa parece una fortaleza, amiga ─dijo con asombro viendo la casa de sus vecinos ─. No hay nada que se escuche una vez cerra la puerta, la señora ni siquiera sale a ver su jardín e inexplicablemente siempre se encuentra vivo y hermoso.