Capítulo Once

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Feeling Good


Volar, estirar las alas y aventarse al vacío con la esperanza de que el aire que pasa entre las plumas no logre salir y me sostenga. Volar, ¿qué se sentirá volar y recorrer cada rincón sin temor de ser atrapado?

Pensamientos así recorren cada parte de mi mente.

Camino de un lado dentro de mi habitación y miro nuevamente la ventana abierta, saco mi cuerpo y dejo que mi mirada se encuentre en el vacío inexistente entre el suelo y mi habitación. ¿Qué pasaría si me lanzara? ¿Podría acaso poder volar?, pero rápidamente quito de mi mente esas preguntas porque llegan mi mente los posibles escenarios y cómo mi cuerpo podría sufrir lesiones de caer y chocar con el cuerpo.

Me alejo de la ventana y camino hasta mi cama para tomar mi camisa y ponérmela rápidamente. Cuando tengo puesta la camisa y me encargo de cerrar la ventana camino hacia mi bolso de la escuela y salgo de mi habitación cerrando la puerta tras de mí.

Bajo las escaleras y voy directo a la cocina, encuentro a mamá bebiendo de una taza y por el olor que desprende e inunda el lugar puedo decir que es café lo que bebe. No suele beberlo, pero supongo que ha de haber una buena razón.

─Hola ─digo cuando entro y camino hacia ella para besar su mejilla ─¿A qué se debe que bebas café?

La sonrisa de mamá aparece en su rostro cuando escucha mi voz y me ve. Me alejo de ella para dejar mi bolso en la isla e ir en busca de un vaso para beber un poco de jugo de cartón que hay dentro de la nevera.

Escucho como cierra y dobla el periódico que lleva en sus manos y lo pone en la en isla.

─Mucho trabajo ─contesta luego de un tiempo.

─Siempre tienes mucho trabajo y no te veo tomando café ─le digo. Termino de servir el juego y camino de nuevo hacia la nevera para dejar el envase del jugo dentro y poder beberlo ─. ¿Qué es lo que sucede mamá?

Tal vez soy paranoico per puedo notar cuando algo le sucede y aunque no me conteste, solo es cuestión de esperar y dejar la pregunta al aire flotando entre nosotros para ver si la contestará.

Seguro pasan varios segundo en los cuales no dice nada y no me contesta, es entonces que pienso que lo hará después cuando se sienta a gusto con lo que sea que tenga.

Me siento frente a ella en la isla y acerco el plato que a puesto para mí con mi desayuno y me dispongo a comer sin demorarme más en lo que llega Alissa para irnos a la escuela. Hoy mamá nos llevará.

Como en silencio y no hago conversación, solo escucho y medito lo que llega a mis oídos. Nada, es decir, silencio mañanero absoluto.

─Me topé a alguien ayer ─dice de repente ocasionando que la mira mientras termino de masticar el trozo de comida que me he llevado a la boca.

Dejo los cubiertos a un lado de mi plato y cuando paso la comida le pregunto:

─¿A quién viste mamá? ─No creo que sea papá, pero aun así le pregunto.

Bebo un poco más de jugo y dejo el vaso a de nuevo en la isla mientras mantengo el líquido en mi boca.

─ A Nico... ─dice y su voz se corta. El líquido en mi garganta se atora por lo que hago que se pase rápido y para evitar hacer un desastre ─Me topé con Nicolás.

Escuchar su nombre en la voz de mamá es extraño, sé que nunca le agradó y que ella lo llame Nico realmente me causa sorpresa. Solo yo lo llamaba Nico.

Seguramente la observo por mucho rato antes de dejar de mirarla y enfocar mi vista a la ventana que hay detrás de ella. Mi mente vuela de manera inmediata a la época en donde existía un Nico y Alex en la misma ecuación u oración.

Alma de GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora