Jeon Jeongguk, el más deseado entre los alfas de la universidad. Chaquetas de cuero negras, pantalones ajustados, botas negras, su cabello azabache, aretes y un distinguido piercing en el labio inferior, de vez en cuando un cigarrillo entre estos. E...
En éste capítulo, no existían sus hijos, o sea, Sunnie y Sukkie no están, Sunnie ni siquiera era un feto. Yoongi tampoco está. Éste momento fue poco después de aquel beso que le dio Tae a la cabeza del miembro de Jeon en el capítulo "Ocho (segundo) +18¡!"
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Jeon se sentía inquieto, y era imposible evitar las oleadas de calor que sentía en ese momento.
Sus ojos estaban más negros que nunca. Taehyung estaba ahí, a su lado, durmiendo pacíficamente, y obviamente desnudo. No quería despertarlo, seguía algo consciente de lo que estaba pasando, estaba comenzando su celo.
Optó por lo más simple, masturbación rápida. Ya no estaba seguro de que diera el mismo resultado, teniendo a Taehyung a su lado.
—Puta madre.— susurró destapándose, y sentándose de la forma más suave posible, estaba decidido a dejar tranquilo a Tae. Mientras su alfa no tome el control completo de su cuerpo, todo estaría bien.
Quitó su bóxer, que era lo único que tenía puesto. Su miembro no demoró en liberarse, en sentir el aire frío de la habitación.
El aroma de Tae se hacía cada vez más intenso, y eso le ponía en demasía. Se removía mientras seguía durmiendo.
Tomó de manera tortuosa su falo, notando lo rojizo y grueso que se encontraba, brillante en algunas partes por la humedad a la luz tenue de la noche.
Empezó lentamente a repartir su presemen por su propia longitud, haciendo más fácil la labor del rápido vaivén que se acercaba.
Tae despertó algo confundido, se sentía caluroso sin razón aparente. Aunque era cosa de girar un poco su cabeza, y ver a su alfa jugando con su pene.
Quedó claramente perplejo por unos segundos, y entendió dos cosas; la primera era el porqué de su calentura y despertar; la segunda era el porqué de la calentura de su novio.
—¿J-jeonggukie?— preguntó, aguantándose sus ganas de montárselo.— ¿Q-qué haces, cariño?
—Tae, bebé, te pido por favor, te suplico que te alejes de mí.— habló lo más calmado posible ante el vaivén que se brindaba a sí mismo. Tae guardó silencio por unos segundos, disfrutando un poco la escena de su novio.
Saber que quería protegerlo de sí mismo, era algo bastante admirable, al punto de ya ser extraño. Y, a pesar de lo tierno que le parecía a Tae esa actitud, quería que por un momento, Gguk se olvidara de sus valores, y sólo siguiera a su alfa.
—Cariño, yo te puedo ayudar con tu amiguito.— dijo con un dejo de inocencia en su voz. Sabiendo perfectamente que el azabache se negaría, se removió hasta quedar frente a él, específicamente; frente a la erección de su novio. La observó con hambruna.
Jeon al estar perdido en el poco placer que le brindaba su diestra, no se percató de las intenciones del Omega. Al estar distraído, se sorprendió un poco al sentir el aliento tibio.