Narrado por Dylan Davis.
Me encontraba en la SALA de espera, la puerta de la habitación es abierta bruscamente, Julianne se encontraba en una camilla con un aparato de oxígeno sobre su rostro sostenida por uno de los paramédicos.
-¿Que le está sucediendo?.¿Que sucede?.
Me alerte así que fui detrás de ellos hasta que entraron en una SALA y no me permitieron el pasó, con el corazón apuntó de salirse y un gran nudo en mí garganta me senté fuera de la habitación como por media hora.
- Señor Davis... Julianne necesita reposo, sus pulmones dejaron de recibir oxígeno pero pudimos establecerlo de nuevo.- Explico Stephen quien se acercaba.- Es una pena todo esto... me hubiera gustado verla mejorando y no empeorando.
- ¿Que?, ¿Cómo que empeorando?.- Preguntó desconcertado por sus palabras.
- Así que ella aún no se lo ha dicho... Su enfermedad está en la última etapa, los tratamientos y seguimientos no han tenido efecto, debería estar mejorando pero es todo lo contrario... Lo siento mucho.
- ¿Hace cuánto ella lo sabe?.- Vuelvo a preguntar, los ojos se me cristalizan y mi vista se nubla.
- Hace una semana le dije sobre los resultados. Lo lamento debo retirarme.- Sin más se aleja perdiéndolo de vista por el extenso pasillo.
Sentía un gran dolor en el pecho y cada centímetro de mí se hacía pedazos, sin más tomo el celular en mano y llamo a mí madre, ella ha venido seguido las últimas semanas a visitar a Julianne al igual que mí padre y nuestros amigos, todos seguros en la pronta recuperación de mí Julianne.
- Hola cariño ¿Que sucede?.- Contesta a travez de la línea telefónica.
Solo deje que mí silenció me delatara y rompí en llanto, me sentía como un idiota pero era impredecible no llorar cuando la mujer de mí vida estaba muriendo.
No sabía que hacer, que pensar, solo tenía una cosa clara y es que si ella moría, mí vída moriría con ella, también.
•Juliana Villamizar.
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"Hasta Que Mi Muerte Nos Separe" [COMPLETA✓]
Conto[COMPLETA]. -Te necesito a mi lado, por favor tienes que ser valiente. - Ruego entre sollozos, me parte el alma verle allí apunto de acabarsele el oxígeno. - Lo siento. - Fue la única palabra que salió de sus pálidos labios. HASTA QUE MI MUERTE NOS...