A Little Secret [Parte II]

Basta

¿Por que justo ahora?

Todo a su al rededor dejó de moverse, todo dejó de hacer ruido, todo se congeló por completo... Excepto él, aquel hombre que estaba parado justo frente a él, al que menos quería ver en este preciso momento.

— ¿Tanjiro? — Preguntó curioso al ver como este ni siquiera levantaba la mirada del suelo y temblaba levemente.

Algo no estaba bien con su pequeño, hizo bien en regresar, algo dentro de él le indicaba que lo que sea que estuviera sucediendo, era grave.

— ¿Que pasa? ¿Puedes mirarme?

— Mira a la cara cuando te hablan.

Fue tentado a tomar su barbilla y levantarlo, más no pudo pues estaba bajo la atenta mirada de algunos alumnos los cuales podrían abrir de más la boca y causar problemas con Sabito.

— Tomioka, ¿Podemos hablar un momento?

El escuchar su apellido siendo mencionado le hizo estremecer por completo.

— ¿Yo? — Dijo el azabache señalándose a sí mismo.

No hubo respuesta hablada, Sanemi sin despegar la vista de una papeleta en específico, asintió con la cabeza.

— Tu hermano puede retirarse. — Sanemi llevó su mano a su barbilla, estaba bastante pensativo sobre aquello que tenía en frente.

Para Tanjiro, el sonido de la campana fue su salvación y aún más, escuchar que aquello no era con él.
Sintió como de a poco todo empezaba a moverse, ahora tenía que moverse él.

— Con su permiso. — Dijo sin mirarle a los ojos antes de salir corriendo y doblar en la esquina.

Corría hacia donde sus pies lo llevasen abriéndose paso entre toda aquella multitud que se dirigía a quien sabe donde, esto le era irrelevante, solo quería esconderse, estar solo, no ver a nadie a la cara ni que fuese obligado a hacerlo.

Por suerte para él, el baño de hombres fue desalojado rápidamente pues el toque indicaba cambio de clase.
Puso seguro desde adentro y con las piernas tambaleantes caminó hacia el cubículo más alejado del lugar, necesitaba estar tranquilo, calmar su respiración agitada, aquel ataque de ansiedad que le empezaba a atormentar.

— N-No, cálmate... — Susurró para si mismo luego de sentarse sobre la tapa del baño y tratando de cerrar el cubículo.

¿Por que...?
Vete...

Por más esfuerzo que tratase de hacer, le era imposible, el seguro no encajaba, ahí... No estaba a salvo.

Nuevamente estaba con el corazón en la garganta, un fuerte dolor de estómago comenzaba a invadirlo, sus pasos ahora eran más tambaleantes.

— Por su puesto, no creo que tenga una mala nota, no bajaré de sección. — Al otro lado de la puerta se escuchaba una voz masculina, por lo que él creía, se estaba acercando cada vez más al baño.

Ese baño en el cual estaba él solamente sin cuidado, sin vigilancia.

— ¿Eh? — La manija de la puerta comenzó a moverse, pero no a abrirse. — Está cerrado... Que raro, nunca están cerrados.

— ¿Estarán fuera de servicio? — Una segunda voz apareció.

D-Dios... N-No.

Evitando ver su reflejo en el enorme espejo frente a él, sosteniendo su estómago con un brazo, caminó hasta la puerta y preparándose para caminar rápido, tomó una bocanada de aire y salió corriendo de ahí asustando a los dos jóvenes que intentaban abrir la puerta.