Camino a casa, lloraba, no podía ver absolutamente nada debido a las lágrimas, su pecho dolía, su alma y todo su ser se habían destrozado... Fue en definitiva una idiotez, no lo quería lejos, no, lo quería cerca, tan cerca para poder abrazarlo, para poder correr a sus brazos y decirle todo, decirle cuánto lo extrañó, decirle que ya no quiere vivir, contarle las veces que trató de ya no seguir y que la única razón por la cual seguía en pie era él, únicamente él.
Mierda...
Pensaba que él merecía todo eso, que Giyuu no y por eso lo dejó libre de ataduras... Pero no se sentía bien, no sentía que había hecho lo correcto.
Tampoco podía llegar así a su hogar, su madre no le dejaría en paz hasta saber lo que pasaba, dejaría su trabajo o demás cosas por algo que en lo absoluto valía la maldita pena, por que eso era él, un estorbo, una espina en el dedo de todos, una piedra de tropiezo hasta para el amor de su vida.
Y es que si él hubiera muerto de hipotermia en la nieve al nacer, Giyuu seguiría viviendo con sus hermanos una vida plena y feliz, de nada serviría en estos momentos el colgarse con un cinturón en su ropero, el cortar sus venas con una navaja afilada o incluso meter la tostadora conectada a la bañera y era demasiado cobarde como para saltar de un piso alto, la azotea de su escuela por ejemplo... Pensaba que él era tan insignificante que no merecía aquella institución ser manchada por su mala cabeza.
Miles de formas de acabar con su vida llegaban seguida de otras, pero aún si lo hacía, empeoraría todo.Era simplemente una mierda, su vida se fue al caño desde el momento en que su madre lo dejo en aquel lugar.
Si bien conoció a su amorosa Makomo, su vida siempre fue una mentira, un secreto, no tan pequeño.Y sin darse cuenta, se desvió hacia el parque que quedaba de camino a su casa, al infierno como él solía decirle.
Era probable que su verdugo estuviera ahí, dispuesto a tomarlo cuándo fuese, pero... Ningún pero había, él estaría solo en casa, no huirá, simplemente aceptará su destino, ser una puta barata como decía Sabito.— Tomioka-kun. — Llamaba una voz dulce, poco le importaba, estaba ensimismado pensando en todo y en nada a la vez. — ¿Tomioka-kun? — Volvió a llamarle una vez más la fémina.
Sin respuesta alguna.
El chico se balanceaba suavemente en el columpio abrazándose a sí mismo mientras lloraba y apretaba sus dientes lo más fuerte que su cuerpo le permitía.
— ¡Oh Dios! ¡vas a sangrarte la lengua! — La chica sacó un pañuelo rosa de suave algodón, lo dobló un par de veces y limpió con mucho cuidado las lágrimas que del rostro de este salían.
Ver al chico de esa forma, no era normal, en lo absoluto.
Lo recordaba como alguien alegre y muy activo, ahora... Era todo lo contrario.— Tomioka-kun, ¿Está todo bien?
— Y-yo... — Susurró para si mismo pues no había escuchado nada de lo que la muchacha frente a él le preguntaba.
Aquella era más bien una charla de si para sí.
— ¿Si me recuerdas? — Se señaló a si misma.
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A Little Secret [Parte II]
FanfictionLa historia seguirá luego de los eventos sucedidos en la primera parte, se recomienda discreción, temas sensibles que podría afectar a algunas personas, si la historia no es de tu agrado, no la leas. • Tomioka Giyuu vuelve al Instituto luego de un t...