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Estaba algo nervioso desde aquel día en que invitó a ese... ¿delincuente?.. En particular a que pasara al menos una vez a la cafetería en que recién trabajaba. Tenía un poco de miedo de que su jefe tuviera prejuicios contra ese tipo de chicos pandilleros y no lo dejara entrar.

Pero...

Paso el día lunes.

Martes.

Miércoles.

En ningún día se presentó a la cafetería hasta este jueves, donde un día en que estaba rellenando unos cupcakes con mermelada, Sugawara lo llamó porque alguien lo estaba buscando afuera. Abrió sus ojos y sus mejillas se pusieron rojas... ¡Estaba todo sucio! Lleno de harina, con crema en las manos y en la punta de su nariz. Y su corazón empezó a latir...¡Por la vergüenza! ¿Como iba a tratarlo ahora?

- ¿quien es el que te visitó Ennoshita? - preguntó un amable Asahi que le sonreía con sus manos ocupadas por un bol lleno de crema batida que revolvía y revolvía -

- a-ah... Un conocido que me salvó de un robo, Asahi...y le dije que podía visitarme a la cafetería como agradecimiento, no creí que viniera de verdad...

- ¿por eso estuviste así todos los días? ¿Esperándolo?

- ¿¡qué!? N-no... Claro que no, no inventes cosas. - ligeramente frunció su ceño y dejó de lado su delantal. Quería lucir presentable...- bien, aquí voy.

- suerte con tu pretendiente

- no lo es...

Finalmente rodando los ojos por esa última broma de su jefe de cocina, se dirigio afuera de esta. Sugawara lo miraba expectante y le indico en silencio donde se había sentado el chico. Estaba a unas mesas alejadas de la barra, así que tenían la suficiente privacidad para hablar. Sin más preámbulos, soltó un suspiro para relajarse y a paso firme fue hacia la mesa del conocido.

-... Hola, pensé que no vendrías. ¿Como estas? - muy bien, eso era una conversación normal ¿no?

- ¿como no vendría aquí? Se ve todo delicioso... Jamás había entrado por el miedo de que me echaran. - soltó con una mueca graciosa e invitó al pastelero a que se sentará a su lado. Este aceptó con gusto. - hoy hueles a mermelada

- oh... Bueno, estaba rellenando algunos cupcakes con mermelada. Y con lo primero, deja eso de lado... No creo que sean prejuiciosos aquí. ¿Viste a esos dos camareros? - el contrario asintió mirando al pelinegro de cara de pescado y a un rubio con lentes - esos si que dan miedo. Son unos tiranos.

- se nota...¡Pero puedo ser peor! Quiero decir, un día estaba con una hermosa chica y ella dijo. ¡Que alguien me salve por favor alguien robo mi cartera! - hizo la voz de una chica, un poco chillona y batió sus cortas pestañas. Se veía bien feo y luego cambió a su modo "masculino" - y yo dije ¡yo iré por él señorita! Y luego grito así ¡aaaahh! - nuevamente volvió a esa voz de una chica bien asustada y dejó posadas sus manos sobre sus mejillas, para luego volver a serenarse mostrando un puchero - Y se fue corriendo. ¿Creo que tenía ensalada entre mis dientes y la asuste? No lo sé

En cambio Ennoshita vio todo un poco divertido ante la situación. En como el joven hacía ambos papeles cambiando las voces. Soltó una pequeña risita y recordó que no sabia el nombre del pandillero.

- ¿y cual es tu nombre? - preguntó sentándose junto al de cabellos rapados -

- Tanaka Ryuunosuke para servirle ¿y tú? Tuvimos un muy mal encuentro ¿no crees?

- si bueno... Puedes llamarme Ennoshita... ¡Ah! Te traeré las donas que te prometí Tanaka ¿me esperas?

- tranquilo, sólo vine a visitarte... No quiero molestar y no tengo dine...

- las pagaré, por agradecimiento, ya lo dije

- ¿seguro?

- Claro que si... O si no, no te hubiera invitado. ¿Que sabores te gustan?

El chico lo pensó un poco y sólo se deleitó con el aroma que desprendía Ennoshita. Era a mermelada de frutilla, chispas... ¡Ya sabía que ordenar!

- donas de glaseado de frutilla con relleno de mermelada... Me encantaría mucho.

- bien, veré en la cocina si hay de esos. O si no podría prepararte algunos para ti...

- eso sería... Maravilloso... - lentamente una sonrisa boba apareció en sus labios y el pelinegro acabó por irse. ¿Que había sido eso? - que idiota eres Tanaka

🍩🍩

Por sorpresa habían unas donas recién hechas con relleno de mermelada en unas bandejas. Le agradeció a Asahi cuando se lo comentó y buscó para él unas especiales. De esto, se las entregaría y no lo vería jamás porque ya le agradeció ¿no? Asintiendo tras esto por su pensamiento, volvió a la mesa del chico sin cabello, dejándole una caja llena de donas de glaseado de frutilla y mermelada.

- buen apetito, ahora si me disculpas debo irm...

- esperaré aquí hasta que termines tu jornada

- ¿¡que!? ¿Co-como? - todo su pensamiento anterior se fue a la basura. ¿Por qué lo esperaría? No es como si quisiera verlo seguido tampoco. Frunció su ceño internamente, más sólo mostró una leve sonrisa amable - ¿de verdad?

- ¡si! Son muchas donas y podemos comer algunas en el camino

- ¿por qué en el cami...?

- ¡para caminar juntos! Quizá otros pandilleros te quieran robar... O violar. Yo te protegeré y tendremos los estómagos llenitos mientras tanto.

Volvió a interrumpirlo. Si que era hablador. Soltó un suspiro y miró de un lado a otro. Ugh... Su jefe Sugawara lo veía con una mirada tan burlona...

- es-esta bien... Termino en dos horas.

- ¡hecho! En serio te voy a proteger de esos molestos e idiotas ladrones.

Finalmente Tanaka sonrió de oreja a oreja y Ennoshita sólo pudo suspirar cansado. No creía que las cosas se volverían así de inesperadas, otra vez. Ahora iba a ser el punto de burlas de sus demás compañeros.

¿Era una maldición que todos hayan pasado por algo así?

Donas para el caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora