Había sentido un poco extraño a Tanaka en todo el camino. Habían comido las donas con empolvado, todo estaba absolutamente bien pero, lo veía algo nervioso. ¿Por qué?- hey... ¿Estas bien, Tanaka? - preguntó detuviendo la caminata de ambos y se posó al frente del rapado -
- ¿que...?...¡Oh, si! Estoy bien, es sólo, ya sabes, Nishinoya a veces es algo...
- intenso, lo sé. Sus chistes de doble sentido resultan incómodos, pero ¿quien lo entiende?... Ah, si, Asahi-San. - soltó pequeñas risitas, porque aunque el castaño se veía algo inocente, también tenía sus pensamientos sucios, lo notaba cuando rellenaba las donas con crema. Pero Tanaka sólo asintió ¿que le pasaba? - ¿seguro que estas bien?
- lo estoy, es sólo que me di cuenta de algo que me hace sentir extraño y me siento algo nervioso porque quiero entenderlo o saber si estoy en lo correcto.
- ¿ah? ¿Que cosa? Puedes contarme lo que sea... ¿O esos monos te han perseguido y amenazado? - mencionó con el ceño fruncido y sus puños listos para golpear a esos tontos. Si, se había vuelto un poco agresivo si se trataba de Tanaka -
-nada de eso, Ennoshita. Es algo totalmente diferente - acabó por regalarle una sonrisa un poquito más suave para no preocupar más al pelinegro y este rápidamente se relajó.
Al tiempo después llegaron a la puerta del departamento de Ennoshita y por primera vez, invitó a Tanaka a pasar. Era un poco reservado, pero sintió que era hora de presentarle su pequeña morada. Todo era ordenado, la cocina era un tanto pequeña pero perfecta para cocinar para una persona sola y habían muchas plantas que decoraban el lugar. Le gustaba el verde, ver plantas era lo mejor al despertar. Tanaka al principio se mostró un poco reacio al entrar al principio, pero al final se acostumbró y agarró confianza. Veía todo con los ojos abiertos.
- ¿que ocurre?
- nada... Tu departamento refleja mucho de ti. Me lo esperaba así. - giró en su propio lugar para notar pequeños detalles como la decoración, los cuadros y algunos adornos como luces de farol en el techo -
Soltó pequeñas risitas algo enternecido por los cumplidos e invitó a Tanaka a esperarlo en el living. Se dirigió a la cocina para hacer dos tazas de té y de las donas que sobraron en el camino los puso en un plato mediano. Ya listo, los puso en la mesa de al medio y se sentó al lado de Tanaka. Lo sentía tan rígido.
- nunca creí que invitaria a alguien aquí ¿sabes?
- ¿ah no? A mi me encanta invitar gente, no me gusta estar solo. Soy muy familiar y amistoso, supongo. Amo las fiestas, salir, conocer gente... Somos muy distintos.
-... Si, demasiado, pero los polos opuestos se pueden llevar bien.
-... O se atraen...
Ni siquiera se dio cuenta de lo que había soltado, pero cuando lo hizo abrió sus ojos como platos y empezó a balbucear cualquier cosa. Se quería golpear las mejillas porque al parecer... ¡Agh! ¿Ennoshita lo escuchó? Si tuviera pelo se los arrancaria para estar a como estaba ahora, calvo, casi. Ya algo nervioso volvió a ponerse tenso en su lugar, ver las donas ahi le quitaban el hambre porque los veía tan... Romanticamente cada vez que compartian mitades de donas o solamente caminaban hablando de sabores asquerosos para reírse. ¿No era extraño?
- Ennoshita...
- ¿Tanaka...?
- lo siento por esto
- ¿por qué?
Pero no necesitó una respuesta, porque al sentir los labios de Tanaka sobre su mejilla sintió que todo su cuerpo se convirtió en mermelada. Se derritió. Sus mejillas se sonrojaron, sólo había sido un beso en la mejilla, pero casi en sus comisuras, casi en sus labios y se sintió decepcionado.
-... Hacelo mejor ¿Quieres?
Bien, bien, era contradictorio. Al principio no quería nada más que pensar en Tanaka como un amigo que lo salvó luego de un robo y un acoso de unos pandilleros. Pero verlo siempre en la cafetería esperándolo, comiendo sus dulces y acompañandolo a casa... Más esos abrazos largos y querian que fueran eternos, esas miradas llenas de sentimientos y dichos que se los dejaban en la garganta por la vergüenza. Sus pensamientos habían cambiado; quería ver a Tanaka, tenerlo para él... Que lo observará o cuidara la espalda. Que lo abrazara siempre.
Por esta razón no espero otras explicaciones, es más se subió a horcajadas en el regazo de Tanaka y tomándolo de las mejillas empezó a acariciar con sus pulgares esos finos labios temblando. Estaba algo atrevido ¿que le pasaba?
-... No lo hiciste bien.
- pensé que te molestaría y que nuestra amistad acabaria... - tímidamente sus manos curiosas se fueron a afirmar la cintura de Ennoshita. No era pequeña, tampoco ancha, era tan... Perfecta para sus manos, encajaban perfectamente. - al parecer me equivoque... - Susurró mientras que con lentitud se acercaba más a los labios del pelinegro, rozandolos al tiempo en que miraba los ojos rasgados y ansiosos del contrario - ¿puedo?
- si...si puedes...
Con ese permiso, se fundieron en su primer beso. Sintió esos brazos rodeando sus hombros y sus manos, tan inquietas, estaban por debajo de la camisa de Ennoshita, para tener un contacto directo con su piel. El beso era suave, dulce, sin subir de tono, no lo necesitaban, pero el cuerpo de Ennoshita le estaba pidiendo más cuando movió sus caderas en círculos, vaivenes lentos sobre su entrepierna.
- ah...Ennoshita, ¿cuando tú?...
-no lo sé, no creí llegar a esto contigo. Pero parece que siempre quise esto de una manera inconsciente. - Susurró separándose del beso, volviendo a conectar sus labios con los ajenos hasta convertirlo en un beso francés. Sus lenguas mezclandose y jugando... Que sensaciones más nuevas y lujuriosas.
- el té se enfriara...
-podemos esperar y ya comimos... Mnh... Demasiado.
-...bien, las donas para después.
- para después.
Si...ahora no sólo quería abrazos al final del camino, quería sus besos. Fundirse en ellos hasta el anochecer.
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Donas para el camino
FanfictionEnnoshita es el ayudante del talentoso pastelero Asahi después de que este pidiera tener ayuda urgente porque la cafetería se ha vuelto famosa. Sin embargo un día Ennoshita al salir del trabajo es atacado...¿Pero salvado por un tipo extraño y energé...