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La mañana siguiente el sol ya alumbraba aquella montaña.

La pareja de recién amantes se despertó con conmoción.

WuXian tenía un dolor bastante fuerte en su espalda baja por el ejercicio de la noche anterior, pero aún con todo aquello se sienta en la cama que, de no ser por Hua Chen, aún sería piedra.

Con el dolor en sus caderas se sienta en el lugar y, su cabello tan alborotado hace acto de presencia a la vista, su túnica exterior cubre su desnudo cuerpo y observa a su compañero que se encuentra acostado a su lado.

Hua Chen sintiendo como su compañero de cama de despertó el abre su ojo, mientras que el otro lo mantiene cerrado por su condición.

— ¿Cómo estás? — se atrevió a preguntar descaradamente.

WuXian, de cierta manera se molestó, entrecierra los ojos y piensa, estúpido ¿Cómo crees que estoy?, Si le dio con todo a su parte trasera, podría decir que lo dejo paralítico por algunos días y tal vez tendría que pedirle ayuda a Wen Qing, y a su vez se reirá de él.

Una risa sale de los labios del demonio, claro que sabe cómo está su calentador de cama, él sabe a leguas como dejo la pequeña cadera del cultivador, pero tenía que decir algo, si actitud traviesa le pedía aquello.

— No te enfades, claro que estoy consciente de ello.

WuXian tratando de darle un golpe en la cabeza, pero el dolor en su cadera volvió haciéndolo imposible y, lo que si se escuchó fue un grito bastante terrorífico.

WuXian cayó de lleno al frío y rocoso suelo de la cueva y por si fuera poco no podía levantarse.

Hua Chen, se reía de aquello, le causó gracia que el joven frente a sus ojos sea tan gracioso que hasta se olvidó de sus penas.

Wen Qing, al escuchar tal grito trato de entrar, pero un escudo que protegía la entrada lo evito y, queriendo ver, pero también nublaba la vista de aquellos que quisieran curiosear.

Claro, esto fue hecho por el rey fantasmal desde un principio, desde que las intenciones sexosas nacieron en su cerebro.

Una pequeña sorpresa nació en el corazón de la doctora Wen, un miedo cruzó su pecho, ¿quién está con WuXian?, ¿por qué evitar la entrada de los demás?

Un pequeño sentimiento de negatividad adorno su corazón. Con preocupación, tomó aquellas agujas que utiliza para acupuntura y las arrojo, pero la pared de energía seguía intacta así que decidió utilizar un poco de energía se su cuerpo logrando que se desvaneciera aquel obstáculo.

Cuando entró apresurada lo que vio fue bastante perturbador para sus ojos.

Un WuXian desnudo, con un tipo sobre él y entre sus piernas; su rostro se sintió tan caliente que se podría freír un huevo en si cara, una vergüenza la invadió.

Cuando el cultivador y el rey fantasmal se percataron de aquella intrusa voltearon a ella, pero como son un par de desvergonzados solo sonrieron en su dirección provocando más vergüenza en ella.

Hua Chen y WuXian, por suerte tenían cubierta la parte donde sus intimidades se rozaban de lo contrario no sabían que podría haber hecho la doctora.

Wen Qing, con asombro sale de aquella cueva dejando a la pareja de locos que acaba de ver y evitar que los niños entren ya que podrían quedar traumados.

— Pero ¿Qué demonios acabo de ver? — Wen Qing sintió frustración en ella mientras que su rostro tomo una tonalidad roja — que par de desvergonzados

*****

Mientras en la cueva la pareja reía de la situación.

— Sí que se avergonzó la señorita Wen — comentó Hua Chen.

— Sí, tienes toda la razón, pero ¿cómo pudo entrar?, si mencionaste que dejaste un escudo.

— Sí, claro que lo deje, pero veo que descubrió cómo desactivarlo.

Ambos suspiran y se levantan para vestirse, pues su calentura de hace un momento acaba de irse junto con la dama Wen.

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El llanto de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora