Final.

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La tierra retumbó, el cielo que se encontraba cubierto de nubes grises dejo pasar rayos de luz a un lugar en específico.

El lugar donde recidian los de apellido ahora Wei.

El pequeño Yuan cuando vi aquello llamo de inmediato a Wei WuXian, el cual se encontraba en una de esas rutinas con el Rey fantasmal.

— Hermano Wei — llamo Yuan a la puerta.

— Mhng, espera Hua Chen — paro — ¿Qué pasa A-Yuan?

— Hermano Wei el cielo se está cayendo.

Hua Chen y WuXian se miraron mutuamente y asintieron. Ambos no tenían sentimientos románticos entre ellos, aunque existía un poco el cariño mutuo.

— Ya voy, ve y avisa a la tía Qing.

— Sí.

El pequeño Yuan dejo atrás Quella puerta de madera y dentro de aquella habitación, donde se encontraban dos cuerpos desnudos uno sobre e otro discutían la situación.

— Ya es momento Hua Chen — habló viendo aquel ojo.

— Entiendo — volteo su mirada.

— Estás seguro que puedes enfrentarlo.

— Sí, es momento de alejarme de él, no es conveniente que me diga atando a un pasado y una ilusión que se que nunca pasará.

— Mhm — asintió — entonces sacala.

— ¿Eh? A sí, permíteme.

Antes de sacar su amiguito le dio unas cuantas arremetidas al pobre cuerpo de WuXian, haciendo que esté suelte unos cuantos gemidos reprimidos y después de ello saco su aún erecto pene de entre los glúteos del cultivador.

— ¡Ah! Esta es la segunda vez que pasa, una Qing en los túmulos funerarios y ahora, pero está ves seguimos con las ganas ja, ja — habló WuXian mientras pensaba otras cosas y su erección bajaba.

Por otro lado, Hua Chen, no podía bajar aquel pilar, a pesar de estar pensando otras cosas no bajaba y menos con ver aquella figura esbelta, con la cintura muy marcada, con unos gluteos bastante pomposos, piel hermosa y sin decir de su rostro.

Pensando aquello y las imágenes tan eróticas solo provocó que sin siquiera hacer aquel contacto sexual a viniese con las escenas de WuXian recibiendo y succionando su amigo.

Esto de tener sexo con el otro es algo de lo que no se aburren, además de quitarles el estrés es bastante placentero para ambos.

— Hua Chen, ponte la ropa — habla WuXian al ver qué no pone la más mínima atención.

— Si, enseguida — tonto se distrajo tanto en su pensamiento que se le olvidó prácticamente que se encontraba desnudo.

Unos minutos más y ya se encontraban preparados, caminando juntos al pabellón principal, donde se reciben las visitas.

Un joven de a apariencia gracias, que toda su presencia grita elegancia y madures se encuentra en aquel sitio bebiendo un té preparado por la abuelaas vieja del lugar.

— Es exquisito, muchas gracias — habla amable y sonríe mientras da un nuevo sorbo.

— Gege — le llamo Hua Chen.

A pesar de lo que sucedió ente ellos lo llama con respeto ante todo.

— San Lang, por fin te encuentro — se levanta y camina al Rey fantasmal, pero este se aleja un poco del príncipe.

— ¿San Lang?, ¿Por qué te alejas? — pregunto desconcertado.

— Gege, ¿A qué has venido? — fue lo que soltó.

El llanto de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora