—¡Te encanta verme la cara de idiota! ¿Verdad?—se quejaba la chica pelinegra.
—No sé de qué hablas...
—¡Claro que lo sabes! Si voy a hacerme cargo de ese niño, lo menos que espero recibir es un poco de maldito respeto de tu parte. ¡Victoria, estoy cansada, estoy harta!— las lágrimas picaban sus ojos, amenazaban con salir. Con hacer presencia, más sin embargo no lo permitió.
—Jade...— aquel hilo de voz, débil, tembloroso. Se colaba de entre sus labios.
—¿Sabes que es lo que debería de hacer? ¡¡MANDARTE A LA MIERDA DE UNA VEZ POR TODAS!!— Tragaba pesadamente. Una única lágrima descendió lentamente por su mejilla. Fue limpiada de inmediato, con total amargura.
—Jade, deja que te explique...— suplicante, con postura sumisa. Aceptando cada uno de los reclamos.
—Victoria, no creo ni una sola palabra que sale de tu boca.— se posó frente a la morena, imponiéndose, observando como esta se encogía levemente en su lugar. —Vete de mi casa, ahora mismo. No puedo soportar tus tonterías una vez más...—
Salió de la habitación, cerrando la puerta con tal odio que esta crujio.
La morena tomó sus cosas, lágrimas salían abundantes de sus ojos. Empapaban sus mangas, cada que despejaba su vista con la parte interna de su muñeca.
Jade estaba en el living, esperando. Gritando con molestia. Aventando todo lo que había a su paso.
Cuando por fin estuvo ahí, abrió la puerta delicadamente y partió hacia la calle, dejando atrás, en aquella casa a su amiga, la cual gritaba pestes.
Una vez más estaba sola, ¿y porque? porque su ex la había besado, a la fuerza. Y ella no había hecho nada al respecto para evitarlo, porque el chico le dijo que lo perdonará y volviera con él. Que estaría más que encantado de criar al niño con ella, aún aclarandole que no estaba seguro que ese bebé que ella llevaba en el vientre realmente fuese suyo. Que estaba arrepentido.
Jade, los había visto besándose en aquel parque, mientras los transeúntes veían aquello con total normalidad.
West, se había hecho cargo de cada uno de los gastos de su amiga y del bebé sin renegar, durante los dos últimos meses, en los cuales Victoria había estado viviendo con ella. Desde aquel día que llegó en la noche a su casa, rogando por ayuda.
Quizá sí había sido una idiota con la chica de piel pálida. Ahora estaba nuevamente en la calle, recorriendo cada vez más distancia. Buscando algún sitio donde pasar la noche, tenía la esperanza de encontrar algún sitio decente, aún había algo de luz solar, a pesar de ser casi las siete de la noche.
_-_-_-_
Jade, había dejado salir todo su odio. Ver aquella escena le había roto el corazón. Sí, debía aceptarlo. Estaba enamorada de Victoria hacia mucho tiempo atrás. Estaba harta de ocultarlo, de guardarlo. Sentía su pecho siendo estrujado, inhalo aire pesadamente, buscó las llaves de su auto y surco cada una de las calles aledañas a su casa, también algunas avenidas bastante recurridas. La castaña había partido hace horas, quizá ya estaría bastante lejos.
Estaba realmente molesta, quería golpear a todos, pero no se podía perdonar el haber hechado a la morena a la calle.
Justo cuando creyó que no la encontraría, cuando la culpa ya se había apoderado de su mente, al igual que el remordimiento, la encontró.
Vega estaba sentada en una banca, mirando a la nada, un faro iluminaba su delgada figura. A sus espaldas estaban algunos viejos departamentos, la calle estaba sola, sin ninguna alma más que la suya.
Aparcó el auto lo más cerca posible de la chica de piel canela y casi corrió hacia ella.
Cuando estuvo frente a ella, la atrajo hacia su cuerpo y la abrazó como si fuese a perderla. La gótica temblaba, se disculpaba una y otra vez, mientras la morena quedaba atónita.
¿A caso aquello era posible?
Hace algunas horas atrás, la chica de piel pálida la había mandado al demonio y ahora estaba ahí, pidiéndole perdón, cuando claramente no tenía la culpa de nada y su enojo estaba justificado, tenía toda la razón al haberse puesto de tal manera.
Tori apartó un poco a la gótica, quien la miró con tanto dolor.
—Lo siento, Jade...— tomó con ambas manos el rostro cercano de su amiga y plantó un beso en sus cálidos labios, salados por las lágrimas.
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Fɪɴᴅ U Aɢᴀɪɴ
FanfictionDespués de todo, jamás encontraré a alguien que amaré como hago contigo.