Capítulo 2

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—Vega, oye... muévete.— el peso sobre si, le dificultaba un poco respirar. —¡Muévete!— La chica de cabellera azabache, empujó a la contraria al suelo. —¿Cómo fue que...?—

—No podía dormir.— La chica jugaba con un mechón de cabello castaño que caía por sus hombros.

—Vamos a desayunar, sígueme.— Hizo a un lado su cobija, se deslizó fuera del incómodo sofá y unos minutos después iba por el pasillo seguida de una delgada figura.

—¡Buenos días, Jade!— Decía su madre, para después otorgarle una mirada llena de confusión y un poco de molestia a aquel par de chicas que acababan de ingresar a la habitación.

Tori supuso de inmediato a que se debía tal enojo, sabía que la madre de Jade, estaba al tanto de la situación entre ambas, de su fuerte discusión, también estaba consciente de lo que había dicho ella, no esperaba que la señora  le perdonará, así que no hizo más que mantener un perfil bajo y responder el saludo en voz un tanto baja.

Jade sintió la tensión entre su madre y la chica morena, así que procedió a romper aquella incomodidad que se hacía más fuerte a cada segundo.

—Ella va a quedarse un par de días.— Tomando dos platos y sirviendo en ellos waffles, sabía como le gustaban a Tori, así que no le supuso un problema prepararlos justo como a la chica le gustaba.

—¿Y Robbie? ¿André? — preguntaba incrédula su madre.

—Ya sabes, lo mismo de siempre.—Dijo Jade finalizando aquella incómoda charla, la cual Victoria escuchaba con lujo de detalle.

Fijo la vista en la mesa, intentando alejarse mentalmente y sentirse un poco menos invasora en aquella casa. Ahora era una extraña. El plato que se posó justo frente a sus ojos le hizo volver a la realidad de golpe. Jade le otorgó una corta, pero cálida sonrisa. Intentando reconfortarla un poco.

La madre de Jade se despidió de ambas y salió con urgencia al trabajo, tenía una junta importante el día de hoy y quería estar ahí, media hora antes, para tener todo listo.

—Lo siento, Vega.— Jade cortaba un trozo de aquel desayuno y lo llevaba a su boca.

—No tienes que disculparte, sé porque está así y la verdad está en todo su derecho. Dije cosas horribles.— moviendo nerviosamente el trozo de fresa que estaba sobre un pequeño trozo de aquel suculento desayuno (en su opinión).

—Dijimos cosas horribles...— interrumpió y corrigió, Jade.

—Gracias.— Está última palabra sonó entre cortada, nuevamente las lágrimas se colaban. Estaba consciente de que a la única que tenía en estos momentos era a aquella chica.

Jade visualizó esta escena, más no tuvo el valor de decir cosa alguna. Continuo comiendo, mientras el silencio invadía la casa. Ofreció una nueva porción de waffles a la chica morena, la cual no dío respuesta negativa.

—Puedes quedarte el tiempo que sea necesario, pero si deseas volver con ese idiota, no voy a ayudarte otra vez—

Tori asintió. Estaba tan herida por la actitud que su ex novio había tomado. Le había jurado hasta el más mínimo detalle y ahora, estaba abandonada por él. Quien posiblemente estaría por ahí, enredado con una chica.

Fɪɴᴅ U AɢᴀɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora