Capítulo 9

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Habían ido al centro comercial primero, por insistencia de Tori.

La castaña caminaba frente a ambas, como una niña pequeña, dando pequeños saltitos de un lado a otro. Cautivada por cada una de las cosas que veía. Estaba feliz y eso era evidente, por ello esa actitud un tanto infantil.

—Trina, tengo que irme. ¿Puedes cuidar de ella? ¿Por favor?—

—¿De mi hermana? Obviamente que puedo.—

—Gracias. Ella está un poco sensible. Se gentil— no podía evitar preocuparse y sentía que debía darle una guía de cuidado a Catrina.

—Sí, Jade. La voy a cuidar bien.—

—Bueno, ¿las veo a fuera de Toscana?—

—Ahí vamos a estar.—

—Gracias, cualquier cosa, no dudes en llamar.—

—Lo haré. Y Jade...—

—¿Si?—

—Muchas gracias por cuidar de ella.—

La chica de ojos azules no dijo nada. Se dío la vuelta y sintió sus mejillas arder. El rubor en ellas se había instalado, se quedaría ahí un buen tiempo.

[...]

—¿Y bien?— quería una respuesta, su hermanita no hacía otra cosa que evadir ese tema en concreto.

—¿Qué?— fingía desconocer de lo que hablaba.

—¿Ya le has dicho algo? ¿Le dijiste que mientras estabas con Oliver, la querías a ella? ¿Qué ella te gustaba?—

—No, Trina.— acercó la pajilla a sus labios y comenzó a beber su bebida.

—Sin duda alguna, no estás segura de que es lo que quieres.—

—Y tienes razón, no sé qué es lo que quiero. Tengo miedo de muchas cosas ahora mismo.— su hermana había suspirado, llena de frustración. Dejando caer sus hombros levemente. —Bueno, un día la besé...—

—¿Y eso es todo?—

—Así es.— Se encogía de hombros, como si aquello no fuese realmente importante.

—Hay una persona que está ahí afuera, dando todo por ti y tú, le sigues llorando a un idiota, que te lanzó a la calle en cuanto supo que estabas embarazada.— sí, estaba molesta, su hermana menor era una tonta y eso era más que obvio. ¿Cómo era posible? —Jade no tiene ninguna obligación contigo, ni con el bebé. Sin embargo, ahí está. Y se la pasa babeando como idiota por ti, pero no puedes notarlo.—

—No voy a hacerle más daño. No.—

Trina gimió con frustración. Negando con la cabeza. Dando por terminada aquella conversación.

—¿Y qué hay de ti? ¿Cómo te va en tu nuevo trabajo?—

—Bien, mi jefe aún no puede lidiar con la idea de mi hermosura. Lo tengo comiendo de la palma de mi mano —

—Ay Trina...—

—Tienes que estar dispuesta a escuchar todo lo que tenga que decirte. Hay cosas interesantes.—

—Te escucho entonces.—

[...]

—Jadey, ella está bien.— la chica pelinegra le miró, no podía descifrar la expresión en su rostro. De igual manera, decidió dejar pasar aquello.

—Sí, quizá estoy exagerando, es solo que no he estado tan lejos de ambos por mucho tiempo.— se justificaba. Dando constantes miradas a la hora que marcaba su celular.

—Jade, apenas va una hora. Ya, relájate. La función es dentro de 15 minutos.— se posó frente a ella y le quitó el móvil, para guardarlo en su bolso. La chica azabache le miró como si quisiera arrancarle la cabeza.

—Definitivamente eso no es de mi agrado. Lo necesito de vuelta.— le regaló una mala cara y extendió su mano, esperando que el aparato electrónico le fuese devuelto.

—Tu mal humor no me hará devolverte el móvil, estoy acostumbrada. Así que prácticamente soy inmune a tus chantajes.— Y la mirada asesina seguía ahí, pero ella no iba a ceder, además, ya sabía como lidiar con Jade cuando se ponía de esta manera. —¿Puedes soportar una hora y cuarenta minutos más?—

—Pero Cat, es Trina.— se rindió, quizá estaba exagerando todo, pero no podía evitar que la angustia estuviera alojada en su ser.

* * *

Y no pudo estar tranquila durante toda la película. Se la pasó jugando con sus manos todo el tiempo, de manera nerviosa.
Cuando salieron, Jade pudo respirar un poco, le alivió la idea de que ya iba en camino a encontrarse con la joven castaña. El trayecto hacia el restaurante le pareció eterno, pero cuando por fin estuvo fuera de este, visualizó a las hermanas Vega y aparcó el auto.

Jade una vez que bajó de su vehículo, una vez que se hubo cerciorado que estaba cerrado y Cat había descendido, prácticamente se lanzó a los brazos de la morena. Victoria sonrió ante el entusiasmo de la joven y le respondió el abrazo con alegría.

Cat por su parte, veía a Trina de vez en cuando. Se atrapó así misma mirando de manera excesiva a la joven y se regañó por ello.
Cuando Trina se percató de eso, estuvo lanzando miraditas a la pelirroja, quien solamente se limitaba a sonreír, escondiendo el rubor que se había alojado en sus mejillas. Mirando discretamente a otro lado, para fingir un poco de demencia, ante esa situación algo incómoda, al verse descubierta.

[...]

Las cinco mujeres cenaban, risas inundaban la habitación, inclusive, Ellen había sido invitada. Trina se quedaría a dormir, al igual que Cat.

Según la Vega mayor, una "noche de chicas" era lo que necesitaban. Todas estuvieron de acuerdo.

Jade había caído rendida en el colchón inflable después de un par de horas iniciada su pequeña reunión.

Cat y Trina hablaban sobre sus gustos en común.

Y Tori, se las había arreglado para deslizarse entre los brazos de la chica de ojos azules, que ahora mismo, estaba en el mundo de morfeo.
Cuando la cercanía de un cuerpo ya conocido estuvo junto a ella, abrazo a la morena aún estando adormecida y la pegó a su cuerpo.

Está acción hizo reír a las otras dos jóvenes, quienes no perdieron tiempo y decidieron tomar algunas fotografías. Podrían hacerles burla al día siguiente.

Fɪɴᴅ U AɢᴀɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora