El entrenamiento se había extendido porque estaban a sólo una semana de su primer partido. No se quejaba, por supuesto, entrenaban duro, practicaban jugadas pero también había largas discusiones de estrategias y veían material de sus contrincantes para saber cuáles eran sus puntos débiles.
—¡Weasley! ¡Ginnyyyy! ¡Pelirrojaaaa!
Sonrió ante los gritos del público que se había acercado al campo hoy.
—¡Ey! ¿Cómo andan? —les preguntó cuando llegó hasta ellos.
—¡Estuviste increíble Ginny! Tenemos ganas de verte jugar —exclamó efusiva una chica de cabello lacio y gorra de Las Arpías.
—¿Me puedo sacar una foto con vos? —no pudo precisar de dónde vino la voz.
—¡Weasley sos toda una modelo! —un chico de lentes gruesos ondeaba una revista en su mano.
—No vi esa todavía, a ver —se acercó al muchacho que lanzó un gritito agudo al tener tan cerca a la jugadora.
—¡Huele tan bien! —gritó mirando a su grupo.
Ginny sonrió con la revista en su mano, una foto suya en la portada. Su reflejo sonreía y sacaba la lengua en loop. Se sintió cohibida al imaginarse cuánta gente la estaría viendo en esta publicación, sin embargo, había salido bien.
—¿La firmo? —le preguntó al chico.
—¡Por supuesto, mi amor! —gritó demasiado alto y le pasó una pluma.
***
Llegó a su casa cansada pero feliz. Era extraño que hubiera gente esperando por ella y se sintieran tan exaltados sólo con tenerla cerca, pero también era agradable para su autoestima, no podía negar lo evidente. Dejó caer el bolso en el living y caminó hasta el estudio de Daphne.
—Llegó la luz del hogar —anunció.
La rubia levantó la cabeza y dejó escapar una risa corta.
—¡Por favor, ese ego!
—Te encanta —guiñó un ojo de manera canchera.
—No tengo más remedio que soportarlo. ¿Cómo te fue? —rodeó su cintura con un brazo e hizo lugar entre el escritorio y su silla para traer a su regazo a la chica.
—Bien, estuvo bien. ¿Sabías que ya salió la nota en la revista? —se acomodó y acarició la nuca de su novia.
—¡Si! Me llegó hoy, hay un par de ejemplares en la mesa de living. ¿Te gustó?
—Bastante, pero no pude leer el reportaje, un chico la trajo para que le de mi autógrafo.
—Ay, ella tiene fans —se burló divertida.
—¡Callate!
—Callame —enarcó una de sus cejas.
Ginny la tomó por la mandíbula antes de dejar un beso lento y profundo.
—Mmm, delicioso —ronroneó.
—Tengo algo para vos.
—¿En serio? ¿Qué es? —miró a su alrededor.
—No está acá, ven.
Daphne esperó a que la chica se levantara y acto seguido dejó su silla. La tomó de la mano para guiarla escaleras arriba e ignoró la mirada llena de preguntas. La pelirroja se sorprendió cuando se detuvieron frente a la tercera puerta, no era ni el cuarto de la rubia ni el suyo.
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Bajo su protección
RomanceSi el azul por definición es un color frío, ¿cómo puedo incendiarme viendo sus ojos?