Capítulo 9

229 21 4
                                    

Así estábamos.

Me atacó una repentina necesidad de saltar hacía donde estaba Lilith y derribarla, porque además de ver que las garras del profesor Hamish empezaban a salir, noté que Randall solo observaba sin aliento el error que estaba cometiendo.

Ahora la razón despertaba dentro de mí. Randall no ayudaba a su querida amiga, solo empeoraba la situación en la que se encontraba Lilith, ella parecía atraída a aquel portal. Y cuando Hamish y yo ya la teníamos atrapada, con brazos y piernas inmóviles, era inevitable ignorar su desesperación por soltarse y saltar.

—¿En qué estabas pensando? Dijimos que la mantendríamos lejos de esto por su bien, ¿Y lo primero que tú haces es insitarle a regresar de vuelta con Rogwan? Pensé que eras más listo Randall.

La voz del profesor se oía molesta y decepcionada, y Randall solo se inmutó a correr la mirada.

—Qué querías que hiciera. Ella me hizo prometerlo. Debía ayudarle. Además ya habíamos hecho un trato desde el principio, ¿Recuerdas?

Lilith lanzaba patadas al aire y seguía intentando zafarse, pero Hamish no pensaba ablandar sus manos de su brazo, y yo tenía mi atención hacía los dos jóvenes que se miraban con resentimiento, y no quería para nada arruinar ese momento de confesiones.

La chica se calma al darse cuenta que sus amigos se desunían más y dice algo que creo aclara todo.

—No es culpa de él, es mía...

—Qué.

—En cuanto noté que no podía confiar en ustedes para llevarme con Rogwan, disolví en el té que le di para que se tranquilizara hypnotizing pulveris. No debí, pero tenia que. Por eso me ayudó sin dudar cuando abrimos el portal hacia el Reino Demonio.

El anfitrión de Tundra miró a el portador de Graybeard, igualmente confundidos ambos. En aquel momento compartían una empatía incomparable.

—No te preocupes, soy tu amigo. Esta vez te perdono por hechizarme.

Lilith se dejó caer sobre el asfalto, y una lágrima recorrió su piel paspada por la ventisca que escapaba del agujero mágico.

—No. Lo que hice estuvo mal. Y no pienso seguir así. Creo que me iré por un tiempo. Tal vez lo mejor sería que me aparte de los caballeros, quizás así vea como es todo en realidad.

Los dos chicos la miraron un poco sorprendidos.

—¿Estás loca?

Randall no se podía contener más.

Pero el profesor, al ser el mas sabio solo entendió —Si crees que es lo mejor para ti, yo no dudaría.

—Igual no les estaba pidiendo permiso. Solo les aviso que me voy Genios —Lilith se levanta, secándose las lagrimas, y poniendo nuevamente su rudeza tan característica —. La tienen a la nueva para remplazarme. Y creo que le hace falta mucho que aprender.

Todos posaron sus ojos en mi y luego rieron. Pues pasé de ser una espectadora a ser la raíz del chiste.

—Es verdad. Creo que algunos concejos de Hamish no le vendrían mal.

—¿Tú dices? ¿Mis concejos?

Mi cabeza solo era un remolino de confusión. Yo quería estar allí, pero también me quería ir regresar a la universidad para seguir con mi vida normal. Pero muy dentro de mí, en el hueco más oscuro y pequeño, aún existía la ganas de averiguar qué me habían hecho en el callejón, en medio de una erupción de tártaro.

—Qué es todo ese ruido. Por qué están despiertos.

La chica morena entra sobándose la melena castaña, mientras le acompañaba una mueca de confusión y molestia total.

—¿Gabrielle? No te preocupes, vuelve a dormir, no pasa nada. Solo un pequeño mal entendido.

Pero de lo que se le olvidó mencionar al profesor, fue que a un costado de nosotros aún yacía abierto un hueco mágico en el suelo.

Y automáticamente todos giramos a donde Gabrielle miraba, aún más confundida.

—¿Alguien me puede decir cómo se cierra esto?

Parecía que todo empezaría a salirse de control. Con los gritos de la morena histérica porque ya se empezaban a oír a los demonios tratando de escapar. Hamish buscaba una solución con Lilith para cerrarlo porque no tenían ni idea de como. Y con solo una señal, Randall me arrastraba de vuelta al cuarto donde anteriormente descansaba. Cerró la puerta con llave y me dejó sola.

Grave error. Ahora más que nunca podía escaparme, pues la ventana no estaba con seguro ni nada. Técnicamente no me escapaba, solo me iba a ir por un segundos y volvería rápidamente sin que nadie lo notara. Y me daba pena no avisarles, pero todos sabíamos que lo único que harían sería detenerme.

Tomé la sudadera de la cama y me la puse como si de una capa se tratara, y salí pese a que no encontrara calzado, después de todo si me clavaba alguna cosa en el talón del pie podría recuperarme con facilidad. Porque aquí presente estaba una chica lobo, con su Hide llamada Lobo dorado.

Salí a penas, pues la ventana era suficientemente grande para que mi cuerpo cruzase pero fue angosta la salida de mi trasero al exterior. Sentí como un aire fresco rozaba mi silueta y acariciaba mi mejilla.

Mi werewolf estaba ansiosa, pues algo la ponía así y yo no sabía. La gran pregunta era por qué. Pero claro, a mitad de mi recorrido al bosque, recién empezando a introducirme, unas tres personas aparecen. Confirmando la inquietud que me había contagiado Goldenwolf. Ellos tenían de la cien y todo lo que serían los ojos pintados con negro, llevaban batas negras parecidas a la de la orden hermética de la rosa azul y tenían miradas, que me recordaron a una persona en específico, parecidas al muchacho escalofriante del artefacto y sus órdenes sanguinarias.

 —No confío en la nueva.

Habló una voz masculina, casi en susurros. Pero mi duda despertó en lo de nueva.

—¡Cállate! Él nos pidió que se la lleváramos y eso haremos. Recuerda que es muy importante para él.

Los jóvenes se percatan de mi presencia y enderezan su espalda, regalándome una sonrisa que pocos deseaban ver cuando las intenciones no iban para bien.

—Niña, tienes que venir con nosotros. Ya es hora de que veas cuáles son tus raíces.

Yo negué con la cabeza, ¿Acaso nunca iba a descansar? Quería irme de este lugar, y quería irme ya.

—Escucha a Susan, sino tendremos que cargarte y nadie quiere eso. Hoy hicimos nuestro entrenamiento y estoy adolorido.

¿Cargarme? No, aquí había algo extraño que estaba ignorando.

—No iré a ninguna parte con ustedes.

Me di media vuelta y corrí lo más lejos posible. Pero no fue suficiente para aquellos chicos ingenios e ignorantes, ya que saltaron hacia mí, derribándome.

Uno de los chicos buscaba como loco algo en su bolsillo, tocando desesperadamenete en los costados de su pantalón. —¡Ay sí, lo encontré!

Sacó de su bolsillo y cargó en una mano el mismo artefacto que ya había visto, y por la culpa de que mis brazos y piernas estaban sujetas por las otras dos personas no pude defenderme.

—Goldenwolf, duerme.

Y mis ojos se cerraron como una puerta con llave, imposible de abrir.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 14, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Orden Secreta -Caballeros De San Cristóbal- © [Wattpad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora