Capítulo 3

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Hamish Duque se acercó molesto, mientras desataba la soga que me contenía le preguntaba en dónde habían estado a los dos individuos, él quería saber por qué lo abandonaron y la causa de la traición hacia la orden. Pero en cuanto estuve libre traté de escaparme de vuelta, el profesor de filosofía me frenó con su cuerpo.

—Ahora que estás aquí, ¿Por qué saliste corriendo? Dejaste una muchedumbre detrás y nos tuvimos que encargar de tu salida dramática. Al saber la verdad sobre La Orden Hermética De La Rosa Azul me he enterado de que en la transición perdieron a un miembro, así que ¡Felicidades! Ahora estás en el rango más bajo como acólito, liderado por la Gran Maga Vera Stone.

Miró con extrañeza la sustancia que tenía en el rostro, lo que según el chico era sangre. Me hizo a un lado, la pareja que presenciaba todo solo se quejó por un momento, pero luego hicieron su propia historia con el profesor. Dudosa tomé mi mochila y giré la perilla de la salida. El chico pelinegro me hizo ademán como despidiéndose, chistoso, mientras tanto la chica estallaba en llanto. Tenía ganas de quedarme a ver qué pasaba, pero decidí que no me perdería ninguna clase más, me fijé en el móvil mi ubicación y me topé con la maravillosa noticia de que la Universidad de Belgrave me quedaba no tan lejos. Así que me puse en marcha.

(...) 

La profesora Robyn Benson de la clase de inglés me perdonó, ya que dijo que era muy común en la universidad que los nuevos estudiantes se perdieran. No se preocupen por la pintura roja, antes de asistir a clases me duché. Al finalizar todo me procuré buscar en Internet sobre esa tal organización el cual formaba parte. Descubrí que se trataba de un grupo "secreto" que recluta estudiantes para supuestamente "practicar magia". Si es que eso fuera cierto me aclararía la intriga de saber cómo, en el templo, surgió una chispa de la nada.

En eso de mi investigación cae un anuncio de que me debía presentar en el templo a las ocho, eran las seis así que me fui al dormitorio, donde en la cama de mi compañera se hallaba una nota escrita. "Aún no nos conocemos, pero tendrás que acostumbrarte a la comunicación así. Hoy dormiré afuera, no me esperes" La chica el cual compartía conmigo dormitorio parecía agradable, su madre me había contactado diciéndome que por favor no le quitara el ojo a su hija. Ahora veo por qué, definitivamente no le hará caso a su progenitora.

Recosté el cuerpo en la cama, cerrando los ojos y procesando la mañana, coloque una alarma en eso de las siete y media y quedé profundamente dormida.

>Me hallaba en un parque, completamente vacío con neblina, caminé por el pasto buscando a alguien, a un hombre pasado los treinta. No sé el por qué, solo que ansiaba encontrarlo.

En un columpio había una niña, no pasó mucho hasta reconocer esa melena de león y el peluche que la acompañaba, ese era mi peluche de cuando pequeña.

Mientras avanzaba, la figura femenina de una mujer adulta apareció empujando a la niña.

—Mary, quieres un helado, iré por uno ¿Sí? espérame.

Mi yo del pasado se reía contándole una historia a peluchín, aún no entendía el punto de mi sueño, si es que existía uno.

Pero algo que me angustió fue que me acordaba de ese día, cuando mamá aún no conocía las drogas y me sacaba a jugar.

Un hombre se me acercó, a la yo del pasado. En ese momento me sacó un pelo del rodete mal recorrido y yo grité muy asustada, mamá llegó y amenazó al hombre con su cartera, pero al parecer solo buscaba un pelo mío porque desapareció como polvo. La mujer adulta me revisaba preocupada y yo lloraba sin control>

El sonido de mi alarma programada me despertó, pero en cuanto me levanté las náuseas me obligaron a ir al retrete y vomitar, no sé si aquello que expulsé sea normal, tenía un color como a sangre. Refresque mi rostro para bajar el mareo y me recogí el cabello dorado en una coleta de caballo. No me di el gusto de arreglarme mucho, ya que me estaba tardando, me coloqué un buzo bastante grande con un jogging cómodo.

Con la poca energía que tenía continué, tomando las mismas calles que el profesor Hamish, nos habían enviado la dirección del templo. No tenía un coche así que me tocó vivir lo que toda mujer hoy en día vive, tuve que caminar con miedo a que alguien me secuestre hasta aquel lugar que aparenta estar abandonado. El silencio tenso me indicaba algo, encendí la pantalla de mi móvil y topé con que eran las ocho y media. Apresure el paso a uno continuo.

Al llegar no había nadie en la entrada, el calor de la construcción reconfortó mi autoestima, al fin y al cabo llegué con vida y completa. Las luces resaltan más que antes, ya que la iluminación del sol desaparecía dejando que la oscura y fría noche gobierne cada rincón. Fui al salón que nos dijeron, en el que hacemos los hechizos decía. Yo me guie a través de un par de voces que provenían de un lugar. Cargué mi cuerpo en la entrada, miré a los chicos que limpiaban una mesa de piedra, cubierta con ¿sangre? ¿entrañas? aguante las ganas de vomitar, pero el asco me perseguiría toda la vida.

—Lo siento por ti, pero la Gran Maga dijo que después de que terminemos de limpiar te tocará la sala de festejos, hay vasos sucios y botellas que tirar.

Me habló un pelirrojo, con mirada de lástima. Quizás para ellos era aburrido limpiar, en cambio a mí me ayuda bastante cuando tengo cosas que pensar. Me acerqué, tomé un cepillo y comencé a refregar, los demás levantaban órganos llenando un balde con estos.

 —¿Serán restos de una persona?

—¡No, tonta! Hicieron un hechizo avanzado para tratar de que la Gran Maga recupere su magia —El pelirrojo, la chica que preguntó y yo escuchamos atentos a la mujer —Han hecho muchos intentos, y los sacrificios fueron dos cabras, por eso la abundancia de entrañas.

Tragué en seco, de verdad se trataba de una organización secreta que practicaba las artes oscuras. Bueno, siempre creí que el mundo ocultaba un gran secreto, pero me pregunto por qué con estas posibilidades aún no han curado las enfermedades terminales, supongo que habrán intentado...

—No se preocupen, mi madicum me enseñó un encantamiento de limpieza, me dijo que sería de utilidad —Ella movió sus manos en señal de que comenzaría con el hechizo, nosotros nos hicimos para atrás y ella pronunció lo siguiente: —Purgetur.

Era latín, esta vez no hubo ningún tajo en la mano, lo que me tranquilizó, porque significaba que no todo debía pagarse con sacrificios de sangre. El encantamiento dio efecto, pero en ese momento un zumbido punzante se asentó en mis oídos, tanto que mi cuerpo chocó con el duro suelo, cuando el zumbido paró abrí los ojos y noté que el resto de mis compañeros me miraban asustados.

—Tu cara... Tus ojos bri-brillaban.

La chica quisquillosa dijo temblorosa, después de expresar mi rostro confuso la chica del encantamiento se relajó y chasqueó la lengua retomando la atención. —Debió ser algún efecto secundario del hechizo, lamento que cayera en ti.

Extendió su mano y me ayudo a levantarme. El pelirrojo y la chica ignorante se retiraron más tranquilos, pero la chica me tomó del hombro y me habló al oído. —Niña, no tenemos problemas con los de tu tipo porque tenemos alianzas y estamos en paz, pero deberías de controlar esos reflejos, a nadie le agradan los hombres lobo.

La Orden Secreta -Caballeros De San Cristóbal- © [Wattpad]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora