You Bring Me Home • omegaverse [ls]

V. And it's only for the brave

"Es fácil ser valiente sí estás sosteniendo mi mano"

—¡No puedo ir! —Chillo Louis antes de volver a esconderse bajo las mantas del nido.

—Amor... —Regañó el alfa con un susurro.

Y la cosa era que... El cortejo estaba por terminar, por lo que había llegado el momento de que su—muy precioso y adorable—omega conociera a su familia.

Técnicamente la conocía, pero no de manera formal.

No era que Louis no quisiera ser presentado como su omega, pero, el rizado no le había permitido tener una preparación mental antes de enfrentarse a eso.

¡Literalmente le había dicho hace menos de quince minutos!

Era injusto.

Además, seguía existiendo una parte del omega que era algo insegura. Muy en el fondo, pero ahí estaba.

¿Y sí no era suficiente? Es decir, sabía que le agradaba a los padres de su alfa, pero era diferente agradarles como su secretario a como su omega.

Tenía miedo.

Y bajo las mantas del nido, el castaño hizo un puchero.

Por otro lado, Harry igualmente se encontraba nervioso. No por el hecho de presentar a Louis como su omega, sino por que todo saliera a la perfección. Sabía que sus padres estaban más que felices, pero le causaba temor que esa emoción espantara al más pequeño.

Internamente se estaba replanteando sobre sí debería postergarla para otro día.

No. —Se dijo hacia sus adentros.

Todo iba a salir bien.

Así con la confianza renovada, se acercó al nido hasta rozarlo con la punta de sus zapatos.

—Omega... ¿Me permites entrar al nido?— Preguntó con la voz calmada.

Observó como Louis levanto la cabeza, la manta descubriéndolo solo dejando ver sus ojos azules.

Los más hermosos.

—¿Me obligarás a salir sí lo hago? —Contestó con desconfianza.

—Jamás te obligaría a nada. —Prometió.

Sonrió al ver al omega asentir.

Levantando suavemente las mantas, se recostó junto al castaño. Pasando un brazo por debajo de su cintura hasta dejarlo recostado en su pecho.

—¿Me dirás por qué no quieres ir?

Louis lo observó.

—Me da miedo que no me acepten. —Confesó con un puchero, el alfa lo besó.

—No te preocupes por eso, omega. Ellos ya te aman. —Abrazó más al castaño.

El castaño lo miró con duda, y el rizado hizo un puchero.

—¡Oh! Esta bien, alfa... Pero tampoco sé qué ponerme. —Se quejó con voz aguda, escondiendo su rostro en el pecho de Harry.

—No es algo formal, puedes ir con lo que te sientas cómodo. —Sintió como el omega se levantaba hasta quedar sentado sobre sus rodillas.

—Iré a arreglarme, quiero un té calentito cuando esté listo. —Pidió—exigió—Louis.

El rizado asintió con una sonrisa.

Al salir del nido, la polera grande que el más pequeño usaba se había levantado, dejando a la vista su redondo trasero portando unas diminutas bragas negras.