You Bring Me Home • omegaverse [ls]

IX. Don't let it break your heart

"Sanaré tus heridas con mis besos"

Las cálidas mantas del nido tapaban a la pareja hasta por la mitad de la cintura. El omega se encontraba en el regazo del rizado, con una taza de té en la mano, dándole pequeños sorbos, mientras el alfa le quitaba cuidadosamente el envoltorio a los cupcakes.

La habitación estaba cálida, y la lluvia que había permanecido durante la última semana había cesado. Ahora pequeños copos de nieves caían en su lugar, dejando un manto blanco por toda la ciudad.

—Mm... ¡Realmente amo estos cupcakes, alfa! —Habló feliz el castaño, con las mejillas regordetas y migas en las comisuras de sus labios.

Harry besó su mejilla, para luego recargar su cabeza en el cuello del omega, acariciando suavemente el lugar con su nariz.

Sonrió al sentir su olor sobre Louis.

Había pasado tanto tiempo marcándolo con su aroma, que ahora se había adherido a él como una segunda piel. Era perfecto.

Sintió al castaño removerse suavemente, dejando el plato de cupcakes y su taza de té a un lado fuera del nido. Para luego acomodarse en el nido, tirando del brazo del alfa para que esté se recueste también.

El omega estaba sobre el alfa, el rizado podía sentir su respiración en el cuello.

Observó como Louis salió del escondite de su pecho, para mirarlo con sus brillantes ojos azules.

—¿En que piensas, alfa? —Preguntó en un susurro el omega.

Harry sonrió con amor.

—En lo mucho que te amo.

La vida de Louis no había sido fácil.

Con el embarazo de su madre, en una familia llena de alfas, se esperaba que cuando naciera el también perteneciera a esta casta.

Pero no había sido así.

Desde que nació, el omega podría decir que nunca sintió el cariño de ninguno de sus familiares. Simplemente se sintió como un objeto, desde que tenía memoria, escucho como sus padres hablaban de encontrar un matrimonio beneficioso para ellos a través del castaño.

Así que mientras iba creciendo, supo que iba a casarse con un alfa desconocido que eligieran sus padres. No era que ellos tuvieran tanto dinero—o al menos nunca al nivel de su alfa—pero su padre tenía una pequeña cadena de restaurantes lo suficientemente reconocidos.

A la edad de doce años entro a un colegio especial para omegas, donde se les enseñaba cómo comportarse y complacer a sus alfas. Las tareas que debían hacer y las palabras que debían decir.

Louis lo odiaba.

Solo las vacaciones las pasaba en su casa, aunque era como estar solo. Sus hermanas casi nunca le dirigían la palabra, y a él le habían enseñado que no podía hablar a menos que se le hiciera una pregunta, y jamás siquiera pensar en mirar a los alfas a los ojos en ese momento.

Nunca nadie lo abrazó.

Tampoco tenía muchos amigos, la mayoría de sus compañeras y compañeros eran bastantes introvertidos, parecían sin vida. El omega no era tan diferentes a ellos. Resignado a la vida que le tocó vivir.

Eso al menos hasta que conoció a Zayn, era el único omega rebelde del instituto. Le respondía a los profesores y defendía su idea de que los omegas merecían la misma libertad que los alfas.

Todos se horrorizaban al escucharlo.

Todos menos Louis.

Inseguro se intento acercar a él, aunque seguía teniendo esa timidez que lo perseguía. Pero por Zayn fue bien recibido, siempre sonriéndole.