025 | Reencuentros y sorpresas inesperadas

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Elisa

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Elisa

dejé mi teléfono sobre la mesa del comedor y troté hacia la puerta de entrada. la malaya esta va a largar el dedo tocando el timbre y ni siquiera es la casa mía.

—¡es que ahora uno no puede ni cagar en paz! —molleja e grito pegó anwar.

anda pal tercer piso y lo oí completico desde aquí, no sí.

el timbre seguía sonando cuando llegué a la puerta y apenas la abrí le metí su cocorrón pa que dejara la mariquera.

—¡pero bueno, vale! ¡¿por qué me pegas?! —se quejó—. me estoy haciendo pipí, quítate.

me empujó pa entrar, o sea, me empujó.

empezó a caminar con las piernas cruzadas de aquí para allá, mirando pa los lados me imagino que buscando el baño.

—¿miranda, vos te querei morir? —cerré la puerta después de recoger la cartera que tiró por loca.

—¡¿mamagueva, dónde está el baño de esta casa?! —empezó a mover una mano desesperada.

este es mi momento.

me encogí de hombros.

—yo no sé. —caminé hacia la cocina con ella detrás, no sin antes pasar por el comedor a recoger mi plato sucio.

que bueno sabe el conflei robado, marico. es otro level. la adrenalina lo hace más sabroso.

sin chinazo

—¿cómo no vas a saber? te la pasas aquí, mujer. —exclamó, impaciente.

solté una risita y fui al lavaplatos, dejando el bolso negro de miri sobre la isla en el camino.

—ni se te ocurra... —me advirtió al verme las intenciones.

sonreí con malicia, volteando a verla sobre mi hombro.

—¿qué cosa? —pregunté haciéndome la willy y abrí el grifo a todo dar.

el sonido del agua de bolas que le aumentó las ganas de orinar y ya por poquito se tira pal piso a revolcarse jajajajajajajaja.

—¡te odio! —gritó medio arrecha.

mi sonrisa creció.

—¡me voy a hacer pipí! —lloriqueó, sosteniéndose la qk como si así fuera a retener la orina.

¿yo? relajada lavando mi coroto.

weno, el plato. eso fue muy chinazo, mala mía.

—kike hacer pipí, lo que te vai es a mear chica. —cerré el chorro después de dejar el plato secando—. mija, no parecei amiga mía.

agarré un pañito y me sequé las manos con él. después me dieron ganas de jugar chispita con la loca esta pero ajá, si abro otra vez hay desastre en la calle pacheco.

MIJO, ¿QUÉ HABLAI?  ↬VAN DIJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora