018 | Una canción.

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ACLARACIÓN: Este cap es continuación del anterior.

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Ruel

Intenté una vez más pero nada, es inútil. No quiere contestar mis llamadas.  Frustrado peiné mi cabello hacia atrás y suspiré, ¿qué se supone que hice mal?

Esos besos fueron... Magníficos o bueno, al menos para mí lo fueron.

Me tiré boca abajo a la cama y escondí mi cabeza bajo la almohada. No puedo sacarla de mi mente, sus caricias, su dulzura para conmigo, sus labios tan suaves rozando los míos, simplemente... ella.

Resoplé reprimiendo las ganas de llorar, patalear, gritar. ¿Acaso esto es justo? ¿Y si solo fui un juego para ella?

—Marico, te vas a terminar desinflando de tanto que has suspirado desde que llegué. —comentó Eduardo, desde mi escritorio.

Alejé la almohada de mi cabeza y lo miré.

—¿Si sabes cuántos días lleva ignorandome? —dije, empezando a enojarme—. ¡Esta ya es la segunda semana, Eduardo! —exclamé, desesperado.

—¿Por qué no vas a la casa y la confrontas? —me miró incrédulo y yo lo miré perplejo—. No se te ocurrió. —afirmó.

Me senté rápidamente, sin apartar la mirada de él.

—Pareciera que no la conocieras. —rodó los ojos—. Se complica tanto la vida que siempre tienes que buscarla para que ella misma te pueda pedir disculpas.

Arrugué el entrecejo.

—¿Tú crees? —pregunté, sin creerle del todo todavía.

—¿Cómo arregló las cosas con la tridita de Lele? —cruzó los brazos sobre su pecho, mirándome fijamente y por fin me hizo entender.

Joder, pero que estúpido soy.

Golpeé mi frente y me coloqué de pie para caminar hasta mi clóset a buscar alguna ropa decente.

¿Estará bien esta chaqueta? Mmm no, después me regaña porque me cocinaré.

Seguí removiendo las prendas pero me frustré tanto que me senté en el puff que se encontraba en el centro. ¿Así se sienten las chicas cuando van a su primera cita?

Revolví mi cabello una vez más y luego oculté mi cara con mis manos. Tengo el presentimiento de que todo saldrá mal, ¿Y si lo que hago es cagarla más? Ok, no sé ni porqué lo pregunto si sé que va a ser así. Eso es lo que siempre hago, cagarla.

—Bro, cálmate. —sentí la mano de Eduardo en mi hombro, asustándome. No recordaba que seguía acá.

—Que fácil es decirlo, ¿no? —destapé mi rostro y lo miré a la cara—. Tú sabes muy bien lo impredecible que es tu hermana, así como puede abrir la puerta puede mandarme directo a la mierda en menos de cinco segundos

MIJO, ¿QUÉ HABLAI?  ↬VAN DIJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora