030 | Pequeña guerrera

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Elisa

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Elisa

Miré nuevamente mis patines y respiré hondo, llenándome de valor. Si me caigo es culpa de Matthew.

—Repíteme por qué estoy haciendo esto.

Levanté la mirada y lo observé patinando de lo más relajado sobre la pista de hielo. Malvado hombre. Todo lo hace bien.

—Porque te prometí unas cachapas de Naguará E' Pizka.

Ah sí, verdad.

—¿Con cochino frito y queso extra?

—Con hasta mal de ojo si quieres.

—Te eduqué bien, pequeño saltamontes.

Me reí y empujé suavemente a mi papá. Si es payaso.

—Y eso que te caía mal.

—¿Después quién va a consentir a tu mamá con los antojos cuando yo esté trabajando?

Touché.

—¡Hola, estoy aquí! —intervino mi mamá, sentada a un lado de mi papá.

—Si si, ¿todavía tenei fatiga? —le preguntó mi papá preocupado, tomándola de la mano.

—No, era el asqueroso perfume de Alexis.

—¡MAMI! —exclamó Alex, parado frente a la baranda del lado del hielo.

—Tiene razón. Hueles a puta. —arrugué la nariz, asqueada.

—De bolas, me eché tu perfume.

Abrí la boca, ofendida. Este malayo no respeta.

—¡Vení, vení! ¡Te voy a pelar! —me levanté como pude y me acerqué a la cerca de metal, pa un coño porque salió esvergatiao a lo que me vió cerca.

—¡Atrápame primero, mamerta!

No lo soporto.

—¿No lo pudiste abortar? —le pregunté a mi mamá, haciéndola reír a ella, a papi y a Matthew.

—Si lo abortaba a él, te abordaba a ti.

—Más a mi favor. ¿Te pedí nacer? —la miré con obviedad.

—¡Te jodió! —se burló mi papá, muerto de la risa.

—¡Llegué! —se anunció mi comadre, sentándose de golpe en la banca de al lado.

—Llegamos, querrás decir. —corrigió Joe, acercándose a saludar. Nos besó a todos en el cachete y se fue a buscar unos patines—. ¿Qué coño se hizo Harley? —fue lo último que le oí decir antes de que se fuera.

—¡Joe, espérame! —llegó trotando a nosotros la morena. Nos saludó con la mano y salió esmollejada pa donde agarró el pana.

Peter si llegó relajado y se sentó al lado de mami. Le dió una bolsa de cotufas y verga, ¿quién le dice que hizo un pacto con el mismísimo diablo?

—¡¿Te criaron tortugas es la vaina?! ¡Camina más rápido que me estoy orinando! —oí a una chama gritar y me fue inevitable voltear a averiguar.

Pa empezar, la voz me sonaba conocida. Y segundo, era acento medio veneco así que aja. No soy de piedra y volteé. Para mi sorpresa sí que los conocía, o bueno, al lenteja. Porque tuve que soportarlo mas de una hora en una celda.

—Escóndeme. —le pedí a mi papá, metiéndome dentro de su camisa.

No lo estoy viendo pero sé que me está mirando raro, cuestionándose si en realidad fui el espermatozoide ganador.

—¿Si sabei que así no te hacei invisible, verdad?

—Sh...

—¡¿QUÉ HACEI ESCONDIDA, ELISA SOFIA?! ¡VENITE PUES, ABRÍ CANCHA! —de pana que Alexis nació pa cagarla.

—¡Mira amor, la mentirosa!

Me salí de mi escondite para mirarlo mal.

—Mentirosa la abuela tuya pana, respeta.

Pa quien no entienda, son Maximiliano y la novia. El carajo insoportable de la cárcel y su pegoste.

—Verga chama, disculpa. Cada vez que te ve como que le llega la regla porque se pone insoportable. —dijo la chama, avergonzada.

Se acercaron a nosotros y a Anwar casi se le salen los ojos al verla. Creo que alguien se enamoró ya.

—¿Pueden creer que no hay patines de mi talla? No es mi culpa calzar 47, marico. —se quejó Joe, llegando con Harley.

La chama venía muy feliz dando brinquitos con sus patines en la mano.

—Vergación, ¿y no les ponei rache atrás?

—Cállate Javier, caes mal.

—¿Cómo te llamai, chama? Ese acento es de Jumanji así que ya somos panas. —le pregunté a la novia de Max.

—Soy Claudia Liccioni, lastimosamente de Yaracuy y no de Italia. —extendió su mano y la tomé, sonriente—. O sea, nací en Jumanji pe. Pero si crecí en Italia y... eso es un peo que no me preguntaste así que mejor me callo.

Me reí.

—Yo soy Elisa González, de Maracaibo con supuesta familia árabe. —señalé a mi papá con mi otra mano.

Solté la suya y miré a su novio con la ceja alzada, esperando que hablara.

—Si si, yo soy Maximiliano Iglesias y soy de España.—respondió de mala gana el carajo.

La chama fue inteligente. Se buscó un español.

✨✨papeles✨✨

—¿Y tu amiga Paris Hilton? —se burló el coño e madre.

Mis padres y amigos me miraron raro al escuchar lo que dijo pero ajá mano, a veces uno alardea de sus vainas pa salir de apuros. Asi como también hay gente coña e madre que no te cree.

—¿Te la llamo?

Asintió, burlón.

—Adelante.

Le pedí a Matthew mi teléfono y tras sacarlo de uno de sus bolsillos y acercarse a la baranda, me lo entregó. Lo desbloqueé con mi huella y de una vez entré a FaceTime para buscar el contacto de la catira.

¿Pensaron que era joda?

No, mi ciela.

Hace un año fui con las zorricientas a una fiesta de Halloween en casa de nada mas y nada menos que la ex jefa de Kim Kardashian. Por ahí tengo la foto que nos sacamos y verga, salimos miamorcontequiero. Ese año me disfracé de Cleopatra y no es por nada pero me veía regia.

Bueno, al caso.

Le di a llamar así a lo boleta y con el corazón en el pescuezo. Si no me atiende tremenda falla.

—¿Bueno?

Ok, solo puedo ver un techo full de humo. ¿Quevergaejesta?

—¿Blondie? Es FaceTime.

De una vez agarró el teléfono y se enfocó con la cámara. Anda en su sauna.

—¡Amor! ¿Cómo estás, preciosa? Tiempo sin verte.
—sonrió y yo weno, entré en depre.

¿Que afán carga la gente con decirme así?

—Hey, todo fino chama. ¿Y vos?

—Bueno, chama. Medio ahí. Tu sabes que la cosa está un poco difícil y bueno... pero como dices tú "Pa lante es pa allá"


Si claro mamagueva, cualquiera cree que la verga ta jodía. Vos rela en el sauna de tu casa y yo aquí aguantando más sol que una teja.

—Mira aquí tengo un chamo que anda de iluso, kike no te conozco que tal. Mátale el piojo en la cabeza, dale.

Paris se echó a reír y asintió.

En circunstancias normales no dejaría que me vieran en estas fachas pero anda, pásamelo.

Le di el teléfono al carajo y hubiese dado un riñón con tal de poder haber grabado su cara. Parecía que en cualquier momento le iba a dar un soponcio.

—H-hey.

—Si ajá, h-hey. Webon. —le eché la cabeza pa atrás—. Quiero mi carro.

—¿Valgo un carro? Anda, me gusta. ¿Qué marca es? A ver si me compro uno de color marrón. Es el único de la paleta que me falta.


La verga ta jodía decía.

Maximiliano seguía en shock y por la cara de Claudia se nota que está perdiendo la paciencia.

—Mira muchacho gafo, háblale pues. Representa a España y a tu mujer veneco italiana, nojoda. —sip, perdió la paciencia.

Ah, le metió un coñazo. Creo que ya reaccionó.

—Amor de... —y también creo que la italiana lo tomó por piñata—... de otro, joder. Déjame terminar de hablar mujer. —miró feo a la novia haciéndonos reír a todos.

—¡Y yo creía que papi era sometido! —no me pregunten cuándo volvió Alexis porque ni cuenta me di.

—Ruel me ganó. —señaló mi papá, ganándose un coñazo de mami—. Ah sí verdad, Voldemort. Se me había olvidado la verga.

—A veces me pregunto a quién salió Alexis, pero después te veo y se me pasa.

Mami es una lacra JAJAJAJAJAJAJA

—¡Hey! —ya se picaron, verga.

—Ehm... ¿Elisa es que te llamas, no? —me preguntó el español y asentí.

—La que viste y calza.

—Si bueno, ehm... ¿Ves ese carro de allá? —señaló no un carro, unA NAVE WEBON. Amo aquí—. Es marca Seat.

—¿Y eso es peo mío?

—¿Ya ves por qué no la soporto? —pataleó mirando a su novia.

Fue inevitable, perdón.

—Todos los días duermes con una igualita, ¿qué diferencia hay?

—Pues que tú me das... —Claudia le tapó la boca y nos sonrió, avergonzada.

—No se tomó las pastillas hoy, disculpen.

—¡¡VEEEE KIKE LE PAGAS CON CUEROOO!! —si no lo decía Anwar lo decía yo.

—¡¡KIKE NADA MÁS TE AGUANTA PORQUE LE DAS QK!! —se metió Joe.

—¡¡KIKE TE QUEDA EL NESTEA AGUAO Y LAS AREPAS CUADRADAS!! —todos miramos raro a Harley, ¿que verga?—. Es lo único que me sé.

—¡Yo se lo enseñé! —confesó Peter, emocionado.

Verga, él habla.

—Y yo pensando que era mudo... —la cara de mi mamá nos representa a todos.

—¿Dijiste Seat verdad? Porque estoy comprando uno ahora mismo.
—y así es como Paris Hilton se hace notar.

Ti dificil li virgi.—Sí, linda. Hace un año me nombraron embajador de la marca. —coño Claudia, representando la bandera tricolor con sus estrellas, VENEZUELA.

—¿O sea que tengo carro nuevo?

El chamo miró a la novia y ella le peló los ojos.

—Quién te manda a andar de jeta floja.

A punto de gritar como loca miré a mi papá y él andaba en las mismas. Ni se diga mi mamá. No brinca en una pata porque mas bien anda aquí de colada y debería estar acostada en la casa tomando reposo.

Espera, ¿en serio apostaron un carro? —Paris se echó a reír—. Me gusta por donde va esto.

—Sí, mija. —le quité el teléfono al derrotado español—. ¿Podei creer que lo soporté por dos horas seguidas en la cárcel? Me merezco ese carro y más.

Hablando de la cárcel, el malayo de Mauro no me llamó. Kestafa.

—¿Estuviste en la cárcel? —abrió los ojos como platos.

—Dos veces este año. No quiero saber qué pasará el próximo. —dijo mami.

—Con el favor de Dios me cuadraré un árabe millonario que me saque de aquí, amén.

—¡Yo puedo ayudar con eso!

—No pa, déjalo así. Te juntai con Francisco, conocei pura gente loca.

Hablando de esa gente. Marian se pierde más que Gabriela. Tengo muchas pruebas y cero dudas.

—¿Este es tu número verdad? —me mostró la pantalla de su celular con mi número de teléfono ahí anotado. Que miedo. Asentí cagada—. En el transcurso de la semana te estoy llamando para que firmes los papeles.

NOOO SIIIIIII

YA VAAAAA

—¡¿TENGO CARRO?!

Volvió a mirar a Claudia y ella lo miró igual que antes en plan te jodiste y no te pienso ayudar.

—Si...

Y así misijos, es como me cuadré un carro gratis.

En fin, vainas de gente rica.

***

—Quién tuviera una hija que me fuera a buscar más oreos de calabaza...

—¿Te querei morir cagando?

Los antojos de las embarazadas asustan.

—Déjame, son buenas.

—Claro, por eso las vives vomitando. —le dije, con ironía.

—¿Me las vas a traer o no?

—Bueno, de querer no quiero. —me encogí en el mueble con pereza.

Ay mierda, ya se quitó la cotiza.

—Cuento tres y llevo dos.

Ya me apuntó con esa vaina.

YO MEJOR ME VOY.

Apurada agarré las llaves de mi carro nuevo y salí pirada de la casa antes de que me cayeran a coñazo. Yo aprecio mi vida aunque no lo parezca.

Le quité el seguro a las puertas y me monté en mi carro más contenta que chino con bicicleta nueva.

Ayer Maximiliano me llamó pa que nos viéramos en un concesionario y lo único que tuve que hacer fue firmar. Ah claro, y burlarme de él junto a Claudia obviamente.

Sacando lo insoportable que puede llegar a ser a veces, me cae bien el Maxi.

Bueno, de bolas. Me dió un carro JAJAJAJAJAJAJ.

Ok no, sacando eso. Es pana y tiene 💸buenos sentimientos 💸

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

Ajá, seriedad. Si es buena gente pues, y Clau también.

Conecté por Bluetooth mi teléfono al equipo del carro y empezó a sonar una de mis canciones favoritas. Es vieja pero es la confiable.

—¡¿Por qué yo te siento lejos!? —nojooda, mi canción—. Y mis ganas aumentan
No sé si te das cuenta
¡¿Por qué yo te siento lejos!?

Metí la llave y le di al botón pa que prendiera el nuevo amor de mi vida.

—¡SÚBELE DJ! —le subí volumen yo misma con los controles del volante—. Y tus fotos me tientan
Sigo esperando respuestas
¡¿Por qué yo te siento?! Oeoeoeoeee
¿Donde tú estas?

Me coloqué el cinturón y puse el carro en retroceso, salí del estacionamiento de la casa y emprendí rumbo hacia el Walmart más cercano.

—¡Te quiero comer, yeah.
Baby como un snack!
Oeoeoeoeee—canté concentrada en la carretera—. Quiero que te desnudes
Aunque no estés cerca
¡¿Por que yo te siento lejos!?

Porque está a miles de kilómetros mamerta
, me respondí a mí misma.

Coño e la madre Elisa no llores, estás manejando. Parpadeé rápido y apagué el equipo con arrechera.

Y así, de repente, le agarré odio a mi canción favorita.

Una lágrima cayó y enseguida la limpié. No pienso llorar más. Al menos no hoy.

El resto del camino fue silencioso. Solo podía oír los carros pasar y una que otra corneta sonar. Pero el silencio no ayudó mucho.Empecé a cuestionarme tantas cosas que para cuando quise darme cuenta estaba llorando a mares en el estacionamiento del supermercado.

¿Cuándo será el día que dejará de afectarme lo que pasó?

Ya no puedo hacer nada.

Ya se fue.

Me separé del volante y resoplé varias veces, buscando calmarme. No pienso salir así de este carro. No señor. Primero muerta a que me tomen fotos llorando.

Bajé el tapa sol y me miré en el espejo. Como lo sospechaba, parezco un chihuahua con rabia. Y pa completar yo si acaso me traje la tarjeta y porque la mantengo en el forro del teléfono.

Abrí la guantera y no sé ni pa qué si aquí lo que hay es puro plástico e instrucciones por todos lados.

Miré la hora en mi teléfono. Al menos me da tiempo de calmarme antes de que cierren.

Pasé veinte minutos allí encerrada. Con el carro y el aire prendido porque tampoco la que se muere asfixiada, obvio. ¿Me creen si les digo que en todo ese tiempo no pude pasar el coño e su pepa nivel de Geometry Dash? Ese juego está en el puesto número dos de la lista de cosas que me sacan de quicio.

De primero está Alexis.

Ya cuando estaba por llegar al final del nivel adivinen.

ME LLAMARON.

—¡COÑO E LA MADRE, TE ODIO! —no me interesó saber quién era, yo colgué de una vez a ver si podía ganar.

Ja ja, pues no querida.

Estuve a punto de estrellar el teléfono contra el piso pero empezaron a tocar la ventana y se me terminó cayendo más bien.

Era un guardia.

Bajé la ventanilla y le sonreí como si nada.

—Buenas noches, ¿comprará algo señorita? No puede quedarse acá estacionada, son las normas.

—Ah verga, verdad. —me pegué en la frente, avergonzada—. Si sí, ya voy. Espéreme ahí.

Subí de nuevo la ventanilla y después de apagar todo, recogí mi teléfono y me bajé del carro.

Jum, como que le quiero poner nombre.

Lo llamaremos Bob.

Por ahora.

—¿Todo en orden, señorita?

—Si, mano. Todo bien. —levanté mi pulgar y le sonreí sin muchas ganas—. Buenas noches.

—Buenas noches.

Subí la capucha de mi chaqueta y casi trotando entré al super. Esta vaina está prácticamente sola y está empezando a oscurecer ya.

.

Ya adentro solté un suspiro esperanzado. Ojalá y no me pierda hoy, amén.

—¿Yo qué venía a comprar?

No pude evitar reírme de mí misma. Siempre es la misma vaina.

—Supongo que las galletas de Karina.

Pegué un brinco al recibir respuesta. ¿Qué mierda? ¿Estoy loca?

—¿Pero que...? —murmullé y volteé hacia donde vino la voz—. Malayo, me asustaste.

—Era la idea, cerro prendido.

Desordenó mi cabello y lo miré mal.

—Hacete así en el culo, Andrés Vicente.

—Ya me hacía falta tu marginalidad, Elisa Sofía.

Andrés Vicente Lazo, mejor conocido como Lasso, es jarto pana mío desde hace como... ¿Seis meses? No lo sé.

Nos conocimos por Instagram. Bueno, obviamente yo sabía quien era desde hace muchísimo tiempo.

Nacer contigo y la propaganda de Exodus me hicieron la vida triste.

Aunque ajá, nuestra amistad inició por una historia que subí cantando la canción que recién acababa de sacar.

Subtítulos, si mal no recuerdo. Con la Danna Paola.

Senda fresita por cierto.

—¿Mami te mandó?

Asintió.

—La llamé creyendo que era tu número y me mandó a apurarte antes de tener otro antojo.

—Yep, eso sonó muy Karina. —puntualicé.

—Hablando de antojos, ¿cuánto meses tiene? —me abrazó por los hombros y empezó a caminar me imagino que hacia el pasillo de las chucherías.

Rodeé su cintura y lo seguí.

Que bueno que él si sepa como es el merequetengue aquí porque sino hubiésemos valido verga.

—Tres y medio. Supuestamente nace pa allá pa mayo.

—¿Cómo se siente saber que ya no serás la menor?

Miré hacia arriba y lo encontré concentrado en los pasillos. Esperemos que no sea igual de brújula loca que yo.

—Pues... Ya tengo varios nombres en mente. —le sonreí, emocionada.

—Soy todo oídos, escuincla.

Le pegué su buen coñazo.

—Siy tidi iidis, isciincli. Quien te manda a ser un dinosaurio, fósil de la verga.

La carcajada que soltó no fue normal.

—Era fino oírte pelear por llamada pero oírte en vivo es otro nivel.—¿A vos te gusta que te peguen, verdad?

—Bueno ya, echa el cuento pues.

—Si es niña Amanda y si es niño Adrián.

—¿Por qué con la misma inicial?

Me encogí de hombros.

—Sin querer nuestros nombres empiezan así. Con A o con E.

—Aah, coño. Eres una mente.

Golpeé mi cien con mi dedo.

—Claro mijo, yo no soy Lazo. —ya iba en viaje a darme un lepe cuando hablé—. Mira. Ahí está esa vaina.

—Te me salvaste. —me soltó para alcanzar el paquete de galletas.

Estaba casi que en la última repisa y yo no llego ahí pero ni con zancos.

—¡Hola! —chilló una chamita, saludándonos con la mano.

Lleva unas colitas y por su cara todavía de bebé le calculo unos 12 años.

—Holis. —le respondí, sonriéndole.

Andrés hizo lo mismo para luego entregarme las galletas de mi mamá.

—¿Puedo tomarme una foto con ustedes? Amo tus videos y amo infinitamente tu música. —nos habló a mí y a Andrés, respectivamente.

YO SE QUE EL BURRO VA DE ÚLTIMO OK?

—¡Claro, pulga! —le respondió Andrés, emocionado.

La chamita sacó su teléfono y ay pobrecita está temblando. Tanto así que se le terminó cayendo su celular. De una vez me acerqué a ayudarla a armar su potecito.

Naguará me acordé de mi samsung galaxy. Esa vaina se me caía y ya por último oraba pa que prendiera.

—¡Perdón! —se disculpó al darme un coñazo en el casco mientras se levantaba.

Andrés y yo nos reímos por lo bajo.

—Rela chamita, no hay peo. Ven acá.

La ayudé a levantarse y juntas empezamos a armar su potecito.

—Bebé pero esto no tiene cámara frontal... —Andrés me miró y de una vez entendí la vuelta.

Weno ya que, adiós cobres del apartamento. Todo sea por una buena causa.

Agachó la cabeza, apenada.

—Ay cosita, pero no te pongai así. —la abracé con ternura—. ¿Sabei qué teléfono tenía yo? Un galaxy fame lite. Esa vaina con WhatsApp parecía que iba a explotar y no tenía ni flash. —le conté, haciéndola reír un poquito.

—¿Y tus papás? —le preguntó Andrés.

—Me da pena decirles.

—Ah no, vale. A mi también me da pena nombrar a esa gente pero llámalos que vamos a comprar algo.

—Vivo solo con mi abuela.

—Ah pues, mejor. La vida es mas chill viviendo con tus abuelos. —intervino el caraqueño.

—Nos vinimos por la frontera y ese teléfono fue el que me pude comprar con lo que gano vendiendo dibujos en el metro.

Se me rompió el corazón marico. Se los juro. Su historia me llegó que jode. No se imaginan cuánto.

Cuando estaba en bachillerato tuve que recurrir a hacer tareas de dibujo técnico porque era lo único que me salía bien. Y así por lo menos pude ayudar a pagar los pasajes de nosotros cuatro pa ir al liceo. Desde los 13 salí a trabajar. Mi primer trabajo oficial fue cerca de mi casa vendiendo verduras y con eso apenas y pagábamos el cable.

Nadie más que yo entiende lo que esa niña está pasando.

—Eso se soluciona hoy, ¿ok? —le prometí, con la voz temblorosa.

Nos miró a ambos y asentimos, con una sonrisa.

—Gracias. —me devolvió el abrazo, con fuerza.

—Te lo mereces, pequeña guerrera.

•°•°•°•

¡BUEEENAS MI GENTEEE!

Quise darle un pequeño break al drama Ruelisa porque ajá, tampoco es así la vaina.

Cap dedicado a mi twin @talia_venus que no entendí ese user pero x. Te amo♥ 

Apuesto a que todos queremos un carro así de facil JAJAJAJAJAJA. UnsaidClau lo prometido es deuda chamix!

¡Demosle una bienvenida al pegoste de Maxi y al ladilla de Lasso! 

POR CIERTO ¿VIERON A RUEL CON SUNDAY EN LOS APRA? DIOS MÍO QUE COSA TAN HERMOSAAAAAAAAAAAAA

Ahora sí, bai. 

¡Besitos por donde mean, mis amores!

-L♥

MIJO, ¿QUÉ HABLAI?  ↬VAN DIJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora