Capítulo 2

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—¿Seulgi despertó? — Sunmi entró corriendo a la habitación.

— Hola...— Saludó la mencionada.

—Bien yo, me retiro. — Irene se acercó a la cama—Me alegro que hayas despertado, te dejo en buenas manos.

Irene quería despedirse de Seulgi, quizá, besar su mejilla o dejar un beso sobre su frente, pero no estaba en condiciones de hacerlo.

—¿Vendrás mañana? —Ignorando a todos a su alrededor se dirigía hacía la única persona que tenía toda su atención.

—Trataré... — Y con una sonrisa salió de la habitación.

—Vaya, al parecer nada ha cambiado... —Comentó Sunmi a lo que Seulgi le indicó con una mirada que no comenzará con ese tema. —¿Cómo te sientes?

— Al decir verdad... Me siento cansada... Estoy algo confundida y creo que me perdí muchas cosas.

— Tu madre y yo iremos a hablar con el médico, estamos seguros de que mueres por volver a la comodidad de tu hogar. —Seulgi asintió varias veces, ella ya no quería estar en esas cuatro paredes. —No tardaremos hija.

Y fue así como Sunmi y Seulgi quedaron completamente solas.

—¿Y bien? — Seulgi esperaba a que llegarán las respuestas.

—Los chicos estarán aquí en unos minutos, mueren de ganas por verte. — Aquí vamos de nuevo, se dijo Sunmi así misma.

—Sunmi...

—¿Qué?

—¿Tienes algo que decirme?

— ¡Eish! Está bien... ¿Qué quieres saber? — Sunmi se rindió, sabía que si no hablaba hoy Seulgi la haría hablar tarde o temprano.

—¿Qué pasó con Jennie?

— La detuvieron, hace casi quince días. Irene declaró a tu favor y también hizo una denuncia en su contra por maltrato y abuso así que fue fácil encontrarla. Le dieron siete años de prisión, se me hizo muy injusto pero al menos conseguimos que no se te acerque.

— Ya veo, oye pero, ¿Que hay de la universidad? ¿Aprobé el examen de fiscal?—Sunmi se dió cubrió el rostro con la palma de su mano.

—¿Es en serio, Seulgi? ¿Eso te preocupa ahora?— Seulgi asintió con un gesto provocando que Sunmi riera. — ¡Lo importante es tú salud! Por las clases no te preocupes pero para que te quedes tranquila, sí, lo aprobaste, con un ocho pero pasaste.

Seulgi se aplaudió así misma. Era la materia que más le preocupaba. Pronto se hicieron de presencia los chicos o como Seulgi acostumbraba decirles La bandita.

—¡Seul, amiga! — Nuevamente estaban ahí, dejándole sin aire a la pobre Seulgi.

—Hey, Hey, dejen respirar a nuestra Seullie —Joy poniendo el orden por primera vez era algo que nadie hubiese creído sino fuera porque estaban presentes.

LOST DREAM || SEULRENEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora