10

984 119 22
                                    

El corazón de Xichen se paró por un momento, ese definitivamente no era con quien creyó estar. Su pensamiento se nublo bastante anoche, y dudo sobre si lo que pasaba real en el delirio de la alta temperatura, pero nunca pensó que pudiera estar con alguien más. Realmente mentiría si dijera que nunca deseo estar con A-Yao, pero en ese momento su sentir era realmente diferente.

El otro se movió y lo observó -Anoche fue increible- dijo ligeramente sonrojado.
Xichen seguía pasmado -La enfermedad no me permite recordar muy bien, lo siento, pero me alegra que tu sí- dijo fingiendo que no estaba teniendo un colapso mental en ese instante.
-Bueno espero no lo olvides en nueve meses, aunque espero no sea necesario. Si la guera termina bien, quiza... convenza a mi padre de que me acepte y nos bendiga-
-Si, pero creo que  estas adelantando demasiado-
-Perdona, a noche te me confesaste y aun sigo feliz. Debo volver o se levantaran sospechsas, no olvides ir por mí en cuanto antes- le dijo dandole un beso al inmovil Xichen que veía como se iba a vestir.

Observando el desastre de la habitación coincidia con lo que recordaba, entonces se le cayó la comprensa de la frente y la tomo para volversela a colocar y entonces lo noto -A Yao, ¿donde esta mi cinta de la frente?-

-A yo... no lo se... pudo perderse en el ajetreo de estos días. Yo yo debo irme. No vemos pronto mi alfa.- dijo saliendo.

Xichen se quedó ahí pensando que había algo completamente fuera de lugar, ni en sus peores delirios perdería esa valiosa cinta, pero no recordaba donde estaba. Cuando preguntó su hermano y Wuxian ya habían partido, el mismo pidió no informaran su ubicación solamente que fueran  localizables a señales visibles desde Yummeng o Gusu, no podía llamarlo por algo así de banal.  Aún así algo lo atormentaba, sabía que con quien estuvo definitivamente aceptó su semilla, y en su caso no podía dejarlo a su suerte y debería hacerse cargo.

Solo se recostó agotado de intentar recordar. No. A-Yao siempre fue su fiel amigo, jamas le mentiría, aunque le costara aceptarlo ya había sucedido, y se haría responsable sin importar lo que conllevara, eso es lo que debía hacer un hombre honorable. Suspiró, primero debería acabar esta guerra y luego se preocuparía por esas cosas pensó. Realmente esperaba sanar pronto.

——-

A primera hora de la mañana partieron Wei Wuxian y Lan Wangji, el joven omega llegó más tarde de lo acordado alegando que le costaba demasiado despertarse, pero salieron sin dilación, Wei Ying había elegido donde sería su base, que tomo por sorpresa a Lan Wangji aunque su rostro no  se podría deducir ninguna emoción. Y no era para menos, Yiling era una tierra maldita, aún con lo fuerte que era esto quizá sería demasiado para él, más porque podría tomar control de él completamente, pero solo podía acompañarlo y esperar poder detenerlo en caso de lo peor.

Cuando llegaron la energía resentida era demasiado fuerte pero el omega no se detuvo hasta un risco, cerró los ojos y empezó a emplear su poder, comenzando a respirar cada vez más acelerado, no obstante apretó algo con su mano derecha con fuerza y pareció controlarse. Wangji quedó atónito ¿Que era eso?, no obstante no tenía tiempo para pensar en ello, ahora que la energía era mitigada debía poner los sellos rápidamente para controlar la zona.

Tras un laborioso labor de cultivación el terreno era apto para que el omega se quedara y tuviera recursos para protegerse, realmente parecía un buen sitio a final de cuentas, pero aún debían hacer una pequeña cabaña, y lograr que fuera autosustentable antes que Wangji partiera. Entonces lo volteó a ver, Wei Ying tenía una enorme sonrisa, entonces pudo notar que lo que tenía en su mano era una cinta de color blanco, y eso bastó para saber que no tendría oportunidad con él. Suspiró sin que el otro lo notara y continuaron trabajando.

——

MengYao regresaba hacia la ciudad sin noche, no tenía prisa, era un "doble agente" así que no importaba realmente que lo vieran con los enemigos, además nadie se atrevería a tocar al juguete favorito de Wen Ruohan. Iba bastante feliz, fue algo arriesgado pero todo salió bastante bien, tenía información muy valiosa de donde encontrar el arma que tanto buscaba y "dañar a los Lan", si todo salía bien ese niño Wuxian terminaría muerto con su secreto, no sin antes mermar a los Wen, los aliados ganarían y el se casaría con el amable y apuesto Xichen, si todo salía mal, todos morarían, los Wen ganarían y el sería el concubino favorito del líder Wen, cuyo carácter era insoportable pero tenía formas muy importantes de compensarlo.

Todas las piezas se movían a su favor hacia su última batalla, solo debía aguantar esa mascara un poco más, y pronto alcanzaría el poder y la felicidad que siempre deseo.

Arma de YummengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora