Narrador Omnisciente.
"El inicio."Durante años, los eventos para la familia Dumbroch siempre se han considerado sagrados, tanto los rituales familiares como las reuniones anuales que hay entre los empresarios una vez al año. Por eso es que, luego de que la pequeña pelirroja llorara y suplicara porque sus padres no la llevasen a aquella horrible reunión, ellos hicieron caso omiso.
-. ¡No pueden obligarme! ¡Ya tengo doce y puedo cuidar de mí por unos días!.- reclamó con molestia, mientras que su madre la ignoraba y se acercaba a ella para ajustar su vestido y zapatos. La ojiazul no se lo permitió.
-. Ya dijimos, Mérida. Irás con nosotros a Berk, te comportarás como te lo enseñaron las sirvientas, y dejarás de lado aquel horroroso arco y esas costumbres maleducadas. Debemos lucir como una familia digna de ser respetada, y tú solo logras avergonzarnos cada que abres la boca.- espetó la señora Dumbroch, viendo a su hija con una mirada inexpresiva, aunque su semblante marcado delataba lo molesta que se hallaba por culpa de su hija.
Mérida nunca se había parecido a ninguna de las chicas de su edad. Al sus padres ser dueños en una gran compañía de creación de armas y artículos de caza, aquello siempre la rodeó de pequeña, llevándola a aventurarse por el mundo de la arquería, compitiendo en torneos y ganando muchos premios de primer lugar. Algo que, aunque impresionaba a su padre y tíos, siempre le pareció grotesco a su madre.
-. Papá, por favor. Tú sabes que detesto a esos niños. ¡Tienen el pelo blanco y parecen cadaveres!.- se quejó, soltando unas cuantas lágrimas.- a parte, ese estúpido niño Haddock siempre acaba por arruinar mi humor ensuciando mi ropa o insultan mis habilidades con el arco.
-. Así que Haddock es el porqué no quieres venir este año.- Sonrió ampliamente el hombre barbudo y alto, viendo de reojo a su esposa e ignorando todas las quejas anteriores de su hija.- Eso me suena a que se gustan.
-. ¡¿Qué?! ¡No! ¿Cómo es eso siquiera posible, cuando lo único que hace es arruinar mis días y repetirme todo el jodido día que adora a las chicas rubias y de ojos verdes, mientras que mi cabello le resulta irritante y que debería raparlo antes de lucirlo?
La risa de la castaña en el cuarto, hizo que su hija se molestara aún más, acabando por lanzar lejos la liga que sostenía su cabello, y rompiendo su vestido en un movimiento rápido. Lo único que se oyó fue el ruido de la tela siendo rasgada.
La colorina no tuvo tiempo a reaccionar, y en menos de unos segundos su madre ya le había dado una nalgada en el trasero, antes de echar afuera a su padre y comenzar a vestirla, esta vez usando un amoldado debajo, a modo de castigo.
Cuando salieron todos para abordar el avión privado de su familia, los únicos que hablaron y rieron en el viaje fueron los trillizos de tan solo cuatro años. Mérida se mantuvo escuchando música y viendo por la ventanilla del avión, mientras que de vez en cuando le lanzaba miradas de odio a su madre, la cual simplemente la ignoraba y se divertía con su esposo.
Se sentía impotente. Y no solo por el hecho de que estaba siendo obligada a asistir, sino más bien porque no pudo controlar nada de lo demás. No la habían dejado usar jeans, y a cambio tuvo que ponerse una odiosa faja, junto a un vestido celeste que aunque resaltara sus ojos, le parecía demasiado infantil y aniñado para su gusto.
Tenía claro que las burlas de Hiccup no tardarían en llegar cuando la viese llegar así.
Por otro lado, en la gran residencia Haddock, un chico de catorce años se mostraba extrañamente nervioso, caminando de lado a lado mientras que su padre le reñía por arruinar su peinado cada cinco segundos.
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I ᴘʀᴏᴍɪsᴇ ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ ғᴏʀᴇᴠᴇʀ.(+18)®️
Fanfiction|#2 de la saga de hilo rojo| [MERICCUP] Mérida e Hiccup son personajes muy diferentes. A ella le encanta todo lo que tiene relación con el arte y la naturaleza. Mientras que el chico prefiere los partidos de Hockey junto a su grupo de amigos. Pero s...