I ᴘʀᴏᴍɪsᴇ ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ ғᴏʀᴇᴠᴇʀ.(+18)®️

2🀄️

POV's Hiccup.
"Sorpresa."

No veía a los chicos desde ayer por la tarde.
Mis padres me habían mandado a cenar a mi habitación luego de que se enterasen que yo había lanzado a Mérida a la piscina. Por lo que no pude reunirme con nadie luego de las siete.

Ahora ya no estaban molesto, o al menos se mostraban más alegres. Y creo que es más bien por el hecho de que nuestros padres se reuniesen.

Nunca entendí del todo estos viajes que hacíamos cada año. ¿Por qué irías con tus hijos a un viaje de negocios? Son cosas que sigo sin entender, pero que ya no intento descubrir y entender a los adultos.

Caminé hacia la cocina, y sin que nadie lo notara, tomé una fresas del refrigerador. Luego, antes de que el cocinero volviera, decidí tomar unas galletas también.

salí de la cocina y prácticamente corrí hacia el jardín, para así no ser visto o detenido por alguien. Cuando estuve le suficientemente lejos, sonreí al ver una cabellera roja a los alrededores, justo a la entrada del bosque, cargando su pequeño y bonito arco, junto al bolso en su espalda lleno de varias flechas de madera

Era predecible, aunque no quiera admitirlo.

Caminé con normalidad hacia ella. Sabía muy bien que aunque intentara caminar más lento, ella aún así sentiría mis pasos. Era una Dumbroch, al fin y al cabo, y esa familia era muy buena cazando.

Tal como dije, ella giró su cabeza unos centímetros, y la oí bufar mientras se acomodaba. Había notado mi presencia.

-. Lárgate.- reclamó, con su típico tono de voz hostil. Yo solo me quedé en mi lugar, y esperé a ver cuando lanzara.

Mérida tenia una impresionante precisión para la arquería. No importaba si estaba sobre un caballo, o si iba de cabeza. Ella siempre le daba al centro.

Esta vez no fue la excepción. Pude ver que había hecho un pequeño centro en los árboles, para luego ir viendo segundo tras segundo, una flecha clavada en aquel lugar.

Ella no Guantánamo la respiración, sino que la combinaba con sus movimientos. Los hacia uno, para que cuando ella exhalara, al mismo tiempo la flecha le diera a su objetivo.

-. Impresionante.- Murmuré una vez la última flecha anotó su objetivo. Mérida soltó todo el aire en sus pulmones, para luego voltearse a mi dirección, dedicándome una de sus tam amistosas miradas.

-. ¿Que haces jodiéndome, Hiccup? ¿Acaso quieres una patada en los huevos?.- alzó una de sus cejas, mientras que sus manos guardaban el arco y sacaban una por una cada flecha.

-. No vine a molestar.- Sonreí ampliamente.- Más bien, vengo a hacer las paces.

Alcé las fresas que tenía en mis manos, y casi al instante pude ver como Mérida se relamía sus labios.

Podía detestar a la chica eh muchas ocasiones, pero ambos nos conocíamos muy bien. Al punto de saber la comida favorita del otro, junto a sus hábitos y el darnos cuenta cuando miente.

-. ¿Están envenenadas?.- me preguntó en un murmullo, a lo que yo negué con la cabeza.

-. Para nada. Es más bien una invitación.