I ᴘʀᴏᴍɪsᴇ ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ ғᴏʀᴇᴠᴇʀ.(+18)®️

6🀄️

POV's Hiccup Haddock.
"Amor sin sentimientos."

A mi alrededor solo podía percibir paz.

Había abandonado el sendero junto al resto hace una hora atrás, paseando junto a Chimuelo con tranquilidad, percibiendo a mi alrededor el verde del césped juntándose en una línea con los árboles que habían metros más abajo en el risco. A un lado un bello riachuelos que adornaba con sus sonidos el ruido de las ramas chocando entre sí a causa del viento.

Era viernes, y habíamos decidido junto a algunos de mis amigos pasear por los senderos que se hallaban en el bosque alrededor de los límites de la ciudad.
El clima era perfecto para salir a caminar, y al ser un sitio donde no hay animales salvajes a su alrededor, he decidido traer a Chimuelo para pasear juntos.

Llevaba poco tiempo luego de mi partida para solucionar unos asuntos con nuestros accionistas extranjeros en China, y en estos momentos, mientras mis padres continuaban con sus roles cada vez más secundarios en lo que eran las industrias principales, lo único que deseaba era observar el lugar donde crecí hasta que el sol descendiera un poco, lo suficiente como para indicar las tres en punto.

-. Sé que deberíamos volver, Chimuelo.- Murmuré al animal de ojos verdosos, mientras este me hacía una mueca hacía donde estaba el sendero.- Pero si vamos por allá, nos perderíamos estas vistas.

El perro claramente me ignoró, y se dispuso a olfatear y levantar la pata en cada arbusto que hubiese. Yo solo acomodé mis pisadas para no resbalar.

-. Esto es casi perfecto, Amigo. Claro, solo hace falta una buena compañía, de preferencia una que no se detenga cada dos pasos para marcar territorio.- Ví de reojo como este mi gruñía.

En medio del bosque, en un sitio que antes con mis padres usábamos para acampar, no pude evitar recordar una cabellera rojiza, invadiendo en cuestión de segundos mi mente con ella.

Sus ojos azules. Su cabello desordenado que nunca peinaba, pues detesta como queda después. Su sonrisa y aquellos labios largos y finos. Sus mejillas sonrojadas y las pecas que se ubican en ellas. En cuestión de segundos, Mérida ya estaba en mi mente.

Pasee un poco más, intentando bloquear mi mente y enfocarla en el paisaje. Una vez mi móvil indicó que quedaba media hora para que dieran las tres en punto, oí a Astrid y al resto llamarme.

Caminé hacia ellos y nos devolvimos al coche, con cada uno yéndose a un sitio diferente, quedando para volver a este sitio mañana a la misma hora. Hubiese preferido quedarme un poco más, pero debía atender asuntos de trabajo, y también recibir a nuestros invitados.

Algo muy inusual en mis padres, era que aceptaran tantas veces en un mismo año que gente se hospedara en nuestro hogar. Ellos detestaban a los ajenos, y aunque fuesen sus amigos de infancia, cualquier que no era parte de la familia, les molestaba que se alojara en la casa familiar.

Pero esta visita era distinta, sobretodo porque el asunto era secreto inclusive para mí. No me habían comentado nada, incluso cuando yo estaba cada vez más involucrado en los negocios, volviéndome un activista potente y fundamental.

Lo único que sabía, y no gracias a ellos sino que gracias a su secretaria por soltar la boca, era que no involucraban solamente los negocios.

Una vez estacioné y guardé el coche dentro del garaje, caminé apresurado escaleras arriba saludando a los empleados que encontrase en el camino, tendiéndole a Chimuelo para que lo dejasen descansar y le dieran un premio en la cocina.
Entré a mi habitación con bastante apuro, puesto que eran pasadas las tres y debía estar listo pronto. Fijé mi vista fija hacia mi closet y fui sacando lo que necesitaba para vestir luego de entrar a la ducha.