Lo malo de la empatía

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—¡No me entiendo! ¡No sé que me pasa! No soporto más esto. No sé por qué soy así ¿Por qué no puedo se más dura?

—¿Así como?

—Siempre tengo que estar allí para todos, pueden faltarme todas las veces que quieran pero nunca los traicionaría. Siempre estoy para ellos así tenga que sacrificar mi bien.

»No sé si eso es bueno, pero a veces siento que solo me hago mal porque a pesar de que los ayudo nunca están para mí, me siento como su pequeño pañuelo desechable; sufro y nadie se da cuenta, desfallezco y nadie está para apoyarme; pero yo si, yo siempre estoy para ellos.

»No puedo ver mal a nadie porque es como si la que estuviera pasandolo mal fuese yo. ¿Me canso sabes? Me canso de que todo el mundo me vea cómo su apoyo pero nunca esté para cuándo los necesito. Siempre que estoy mal no hay nadie que me haga compañía y seque mis lágrimas. Una vez ellos se recuperan y no necesitan de mi, se van y me dejan sola, siempre es así... No sé que hacer para hacerles caer en cuenta de que yo siento, que me derrumbo, que no soy perfecta; huyo de la realidad imaginando un bello lugar donde puedo ser completamente feliz y estoy rodeada de personas que me aman y valoran. Allí nadie me usa, nadie me ignora y nadie me maltrata ni mucho menos se burla de mí por como soy o como me veo.

Escritos pensantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora