Parecía que no podía encontrar respuestas.Cuando estaba a un paso de subir un escalón, siempre volvía al principio.
Era molesto y frustrante.
Intenté buscar respuestas en ella y gané que me abofeteara.
Dicen que el no saber es mejor a veces es mejor, pero para mí fué inquietante.
La verdad cambia la perspectiva de la realidad de las personas, evoluciona tus sentidos, evoluciona tu pensar, aún que sea difícil de aceptar.Esta ciudad tenía sus secretos, era atrayente, pero muchos de esos secretos me involucraban de alguna manera y la misma razón en que veía la mentira pintada en la retina de las personas del lugar.
Callaban e ignoraban algo evidente. Era precisamente lo que no comprendía. Creía ser un forastero en esas tierras, y lo era. Sin embargo parecía tener lazos con esta ciudad, sin yo estar anuente de ello.
De ese lado estaba May, rota hasta más no poder. Sin embargo todo lo que llevaba por dentro la hacía fuerte de una manera incomprensible. Tenía la fuerza para no desmoronarse a pedazos, pero entre tantas cosas acumuladas en su interior, perdía y ella prefería dejarse morir y hundirse.
Provocarla, sacaba su temperamento.
Sabía que ella tenía las respuestas que yo quería, pero para llegar a ella, debía atravesar su fortaleza. No tenía intensión de dañarla o manipularla. Pero era exactamente el camino que debía tomar.Caminé a mi casa, quedaba muy lejos, pero necesitaba pensar. La nevada empezó a incrementar, no estaba lo suficientemente abrigo por lo que el frío me empezó a afectar.
Llegué a mi casa. Vi a Liria, que estaba en la puerta con un cuaderno. Dió un saludo de palma al aire y rió, esperando a quee acercara
que me acercara.—Estás en la misma clase de historia que yo, así que decidí traerte los apuntes de hoy. —Extendió la libreta hacia mi.
Tomé el cuaderno y le sonreí con los labios. El cuaderno era de tapa dura, celeste con una flor blanca en el centro. Un lirio.
—Gracias.
Le dí la espalda para así abrir la puerta.
—¿Por qué no fuiste hoy? Parece que tienes mucho frío, no te preparaste tan bien para salir. Aquí la nevada es inestable.
—Tengo cosas pendientes que hacer.
Ella se acercó poniendo una mano en mi hombro.
—Puedo ayudarte si necesitas algo, conozco la ciudad como a la palma de mi mano.
—Te avisaré, nos vemos mañana.
—Muy bien, hasta mañana.
Sonrió y luego se fué.
Era agradable, pero tenía cosas que hacer. Tal vez hubiese podido entablar una amistad con ella, si las cosas no se hubiesen complicado.
Algunas cosas no estaban en su lugar.
Habían tacones negros tirados en medio de la sala, y dinero en la mesa de centro.
Mamá había llegado, después de estar varios días ausente.
Fui a su habitación y no estaba.
Recorrí toda la casa buscándola y no la encontré. Se había vuelto a ir antes de que regresara.
Tomé los tacones y los dejé en el armario.
Bajé las escaleras para volver a tomar el cuaderno que Liria había dejado.
Vi que había un sobre blanco en el suelo que no había notado antes.
Cuando llegue no estaba allí, alguien lo había pasado por el pasa correos, cuando yo me encontraba arriba en la habitación de mi madre.
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El Precio de lo Inefable
Teen FictionBorrador. Détente. Haz lo que te pido. Encuéntralo o ellos morirán y nosotros con ellos. Si logras encontrar la verdad antes de que yo llegue a ti: No confíes en su voz. Bajo tu propio riesgo pon las manos al fuego. El metal no traspasará tu piel...