Capítulo 13.

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Capítulo 13.

Ana Cazas, 17 de Octubre del 2020.

A veces me costaba dormir, estando en mi habitación sola invadida en la oscuridad, atenta a cada ruido o movimiento a mi alrededor como si me quisieran hacer daño o simplemente atar mi cuerpo a la cama, miedo de no poder saber por donde me muevo o simplemente ser atacada.

No sé que fue exactamente lo que trajo este miedo hacia la oscuridad, pero siempre tengo que tener algún celular o linterna a la mano para alumbrar mi camino.

Pero desde hace dos meses he podido dormir mejor, mis siestas son mucho más largas y ya no tengo las orejas tan pronunciadas, mi cabello ahora es rosa y mi amiga se suicidó, todo estaba perfectamente bien.

Mentira, la extrañaba como nadie tenía idea.

Pero no es momento de deprimirse, de recordar todo lo feo y la nota que no he querido abrir desde entonces, no fui a su velorio o entierro y no por ser irrespetuosa sino que no puedo superar que ella no esté conmigo pidiendo algún consejo para poder avanzar como siempre, con una llamada diciendo: ¡Ana! Quiero ir al parque y lanzar globos con agua. Porque ella era la única que quería hacer esas niñerías sin miedo, sin que su novio estuviera el ojo puesto en ella.

Miro a mi lado, y se encuentra el chico caminando a su casillero para dejar algunas cosas y poder irnos para donde yo lo quiero llevar, a cumplir una de mis metas, para poder dejar de  enloquecer junto con mis pensamientos.

Espero detrás de él y solo se queda leyendo algo, frunce su ceño y arruga el papel junto con una flor amarilla tirando ambas cosas al suelo.

—¡Oye! Pero la florecita... —le reclamo tomando el papel junto con la flor maltratada, guardo el papel en mi bolsillo de la falda escolar y la flor la acaricio como si sintiera algo.

—De todos modos, ya estaba muerta.

Sonaba seco, distante y no me agradaba para nada ese comportamiento, no era el Jhonny que conocía, algo que decía la nota lo tenía así y no me agradaba para nada.

—Puede estarlo pero... quizá la persona que te lo dio le haya dolido tal acto. —Mi voz va bajando notando la intensidad de mis palabras, mi corazón puedo sentirlo detenerse por un momento y luego me calmo.

No me estaba ilusionando, solo era un lindo chico siendo dulce con una chica que tiene problemas, nada del otro mundo, tampoco fue que el beso que me dio en el parque hace días haya causado tanto en mí.

—Ni siquiera sé quién es, ¿me debería de doler lo que esa persona siente? 

—Se trata de empatía Chico Estrella.

Nos volvemos silencio en medio de un pasillo con las paredes llenas de grafiti, este lugar para mí era arte ¿para otros? Solo desastre.

—No puedo tenerla si me dicen que me aleje tuyo —me voltea a ver y si, claramente estaba enojado —Esa persona me está acosando, y aunque solo sea su segunda nota ya todo esto me parece totalmente desagradable así que si me observa desde algún lugar o me escucha quiero que sepa que no me voy alejar de ti.

Trago saliva, mis mejillas quieren explotar.

Él se acerca a paso decidido hacia mi y toma mis mejillas, su cercanía hace que me vuelva gelatina, el que me mire de esa manera hace que quiera derretirme, no quiero que aleje su tacto de mí.

—¿Y si ocurre algo malo? ¿no saldrás huyendo? —Mi voz sale bajita, él solo puede ver mis labios, yo observo sus ojos.

¿No saldrás huyendo como tantas veces Jhonny? 

¿Yo? ¿Roja? ¡Para nada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora