Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Las tareas me tenían hasta la garganta, y eso me pasaba por dejar las cosas a última hora por solo hacer música. Tonto Jhonny, ¿acaso a tus 50 suscriptores de Youtube les interesa si hiciste tu tarea? ¡Para nada!

Termino mi ensayo de historia y busco por internet alguna portada de la cual me pueda copiar porque mi imaginación para el dibujo no da para hoy, encuentro letras aceptables y las empiezo a hacer en la hola blanca. Lleno todo de color y al verlo ya aceptable me puedo acostar a dormir porque por dejar todo a última hora pasé a terminar todo a eso de las 2 o 3 de la mañana, no lo decía el reloj yo tiraba a pegar la hora.

Sin cambiarme y con un cansancio del infierno me tire a la cama, medio cerré los ojos me dormí.

Pero los vuelvo a abrir asustado, observando todo a mi alrededor y notar que ya era de mañana ¿por qué me pareció tan poco? Vaya mierda. Me levanto del suelo porque es allí donde desperté y observo la hora, ¡Ya van a hacer las ocho! Y como alma que se lleva el diablo me empiezo a alistar para un nuevo día de escuela el cual dicta que será de lo peor.

Me baño, cepillo los dientes, me visto, me veo en el espejo para arreglar mi cabello de rulos y castaño, cuando por fin me veo aceptable tomo mi mochila junto con las tareas echas y me voy de casa sin comer. No había tiempo para el desayuno.

Voy corriendo al instituto agarrando mi mochila para evitar que cayera, no había ningún estudiante en la calle lo cual hacía que me preocupara y cuando por fin llego a la reja me quedo estático al ver que no hay ni un alma en el instituto. Observo al conserje pasar por ahí.

-. ¡Hey!

Grito aún intentando recuperar el aliento que perdí por correr.

-. ¿qué pasó muchacho?

Me responde de mala gana, al parecer tampoco a sido una buena mañana para él también.

-. ¿hay clases?

Espero y me diga que sí, porque no me acosté hasta tarde realizando el maldito ensayo de 50 paginas para nada. Pero para mi sorpresa niega haciéndome suspirar, no habían clases y yo me había parado temprano para nada.

Agradezco y empiezo a caminar con toda la pereza del mundo para llegar a casa y quizás jugar videojuegos con Marcos porque con su nuevo trabajo ahora se la mantiene más ocupado que cualquier cosa. Paso por la librería y me inclino un poco para ver si se encuentra luz allí pero solo hay un muchacho en la caja cobrando por unos libros, tampoco iba a saludar así que pase de largo.

Caminando escucho los gritos de unos niños peleando, viniendo de un callejón y solo por curiosidad observo que para mi sorpresa si estaba Ana allí con otros dos niños, al parecer discutiendo por una muñeca.

-. ¡Pueden dejar de pelear! Es tarde y tengo examen.

Dice frustrada la rubia separando a los dos niños, buscando paciencia porque en algún momento va a explotar.

-. ¡Pero Bero! Jesús no me deja quieta.

Se queja la niña dando un pisotón al suelo, cruzando sus brazos como malcriada en cambio el niño solo ríe con maldad.

¿serán sus hermanos?

-. Deja de molestar Jesús, es tarde por favor.

Levanta su vista y nuestras miradas se cruzan, sus mejillas se tornan rojas y mira a los muchachitos de una forma amenazante que me sorprende porque la vez que la conocí tenía un aura muy tranquila y relajante ¿la de ahora? Estresada.

-. ¡Hola chico Estrella!

Se acerca con los niños en cada mano haciendo como si nada hubiera pasado, los niños me observan curiosos.

¿Yo? ¿Roja? ¡Para nada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora