Capítulo 05.-Que el pasado se quede ahí
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Se encontraba caminando de un lado a otro en su habitación mientras leía su décimo libro de psicología avanzada. Resopló y cerró aquel último ejemplar que tenía en su estantería, era imposible, había leído hasta que sus ojos no dieran más del cansancio y lo único que sabía era que, a pesar de que no entendía del todo los términos que se describían en aquellos libros, ninguno hablaba sobre algún extraño padecimiento mental que creara seres malignos, dioses y fantasmas que los ayude y, mucho menos, casos de personas que tengan la habilidad de verlos, sentirlos y que su alma se "saliera" del cuerpo creando una cola como recordatorio de que era solamente alma y no cuerpo.
—¡Es imposible! —exclamó mientras se tiraba a su cama —¡Es imposible! ¡No entiendo nada de lo que está pasando!
—Te dije que era imposible buscar aquello en los libros, tú eres la única humana viva que conozco que tenga tal habilidad —El niño rubio se encontraba con ella, mirándola con una sonrisa mientras estaba recostado en su lecho balanceando sus pequeñas piernas de un lado a otro —Solo resígnate, no es algo que puedas arreglar de la noche a la mañana, al parecer, es un padecimiento incurable.
Hiyori sintió terror con esas últimas palabras "padecimiento incurable" no podía ser, no podía aceptarlo —Esto no me puede estar pasando, se supone que tomando todos los medicamentos las alucinaciones deberían de parar o por lo menos ser más tranquilas.
—¿Medicamentos? ¿Alucinaciones? ¿Está todo bien? —preguntó el niño de nombre Yukine al lado suyo mientras la miraba con el ceño fruncido. La chica se detuvo y lo miró unos momentos, por alguna razón, sentía que no era correcto hablar de aquel tema con el menor, su interior le gritaba que no tenía que preocuparlo.
—Olvídalo—dijo ella —Dime... Yukine—se sentó en el lecho al lado del joven —¿Qué se supone que eres tú? ¿Eres un fantasma o algo por el estilo?
El chico rio ante aquello dicho —Creo que sería el terminó correcto para describirme —replicó él con gracia —Sería algo así como un fantasma, en algún momento fui un humano normal como tú, pero mi cuerpo murió y al pasar eso, mi alma quedo vagando por el mundo, hasta que fui nombrado y obtuve una verdadera forma, ahora me dedico a servir a un Dios.
—¿Dios? —preguntó la chica curiosa. El niño hizo una mueca de tristeza, resopló y miró la ventana para luego hacer un gesto de sorpresa.
—¡Oh no, ya es de noche! ¡Él me reñirá! Ya es muy tarde —Dijo Yukine inquieto, ella no lo entendió.
—¿Tienes que hacer algo? ¿Tienes una casa al cual volver?
El joven la miró y le dio una sonrisa mientras asentía —Te dije, me dedicó a servir a un dios, él es prácticamente un padre para mí, en este minuto debe estar enojado buscándome, no le gusta que no esté en la casa en la noche.
Hiyori sonrió, se veía que el niño al nombrar aquel ser que era un "Dios" lo hacía feliz, de alguna manera, eso lo hacía sentir cálida. Su cabeza se había lucido esta vez para crear tales ilusiones que la hacían feliz y con historias complejas; ya no eran monstruos que la seguían y le daban miedo, ahora era una ilusión pequeña y cándida que la hacía muy feliz.
—¿Te gustaría que te acompañe a tu hogar? —preguntó, quería ver donde podría ser el supuesto lugar donde vivía el pequeño.
—No, ya es muy tarde y afuera hace mucho frío. Yo ya estoy muerto, el frío es molestoso para mí, pero no voy a morir por eso, en cambio tú, eres más frágil, puedes enfermar, quédate aquí, nada me puede pasar. La oscuridad es aterradora, pero me iré con cuidado por los focos de las calles, no te preocupes—Él se dirigió a la ventana para luego abrirla, miró la cara de la chica unos segundos para darle una sonrisa —¡No sabes lo feliz que estoy por volver a verte! —Fue lo último dicho para saltar por la ventana, antes que ella pudiera seguirlo con la mirada él ya había desaparecido.
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Joven Dios | Noragami | Yatori
FanficYa habían pasado diez años. Diez años desde que Iki Hiyori había dejado su país natal Japón para estudiar medicina en otro continente. Había huido de su país, de su familia, de sus amigos. Un gran vacío se apodero de ella, ya no tenía recuerdos de...