—Entonces, ¿Qué podemos hacer? Los shinkis están corruptos, solo es un paso para que estos se conviertan en ayakashis por el secreto más grande los dioses. —Habló la gran Amaterasu mientras miraba la oscuridad y el caos que había provocado la presencia de padre.
—Amaterasu-sama, por favor, se que soy una simple humana, pero le aseguro que podre, convierta las memorias de todos ellos en mías, que todas las memorias del pasado, solo yo las contengan. —Gritó lo más fuerte que pudo Hiyori.
—Es una carga muy grande para solo una humana, pero un trato justo para todo lo que ha pasado. Que un humano pague por todo esto ¿Sabes lo que provocara tu decisión?
—Hi...Hiyori —Apenas podía hablar, miraba en mis brazos como Yukine lloraba sumido en su pasado sin poder mirar a su alrededor, y luego mire a mi lado, muchos dioses se encontraban en mi misma situación, tratando de controlar a sus Shinkis de la desesperación que era revivir su muerte una y otra vez. Pero...
¿Qué Hiyori tuviera que pagar por todo esto?
—El secreto más grande de los dioses, apenas un dios puede ¿Podrás contener muchas memorias de desesperación, miedo y todas las energías negativas?
¿¡Qué!?
—¡Hiyori! Grité a todo lo que podía para que ella me escuchará.
Ella solo sonrió y me miró —Si es la única forma de salvar a mis amigos, que así sea. ¡Por favor, Amaterasu-sama!
—Que un humano pague por el pecado de otro humano, la desesperación, el caos entre la tierra y los cielos, el mundo mortal y de la frontera lejana, que un humano ha provocado, será pagado por la humana Iki Hiyori. Para volver al equilibro, un precio justo debe ser pagado. —Fue el rezó de Amaterasu.
Luego, blanco.
—¡Hiyori! —grite desesperado y lágrimas en mis ojos. Desperté en una gran habitación en una cama de sabanas blancas. Estaba envuelto en vendas que cubrían mis heridas de batalla. ¿Pero que ha pasado? ¿Dónde está Yukine? ¿Y Hiyori?
Me levanté rápidamente ignorando el dolor. Pero antes de poder abrir la puerta, esta se abrió de golpee.
—¡Yato! ¿Pero que haces levantado? ¡todavía debes de estar en reposo! —Gritó Yukine mientras me llevaba a la cama.
—¿Yukine? ¡Yukine! —Lo miré de arriba para abajo inspeccionando que mi niño estuviera bien. No sentía dolor que proviniera de él, incluso, sentía su alegría.
Comencé a llorar.
Lo abracé lo más fuerte que pude, no quería soltarlo, no de nuevo.
—¿¡Pero qué!? ¡Yato! Suéltame. —Yukine reclamó mientras se removía en mis brazos.
—¿Estás bien? ¿No te duele nada? —Pregunté mientras tomaba su rostro.
Podía sentirlo.
Su alma estaba pura nuevamente. Todo lo que tuviera que ver con el secreto de los dioses, ya no se encontraba en él.
—¿Dónde esta Hiyori? —Le pregunté.
—¿Pero que preguntas haces? ¡Esta en el mundo de los vivos! Ya sabes, después de la batalla ella también salió perjudicada, o es lo que me dijo Bishamon-sama, la verdad, no tengo más información al respecto.
—Tú...—Tenía miedo de hacer la pregunta y que nuevamente la duda surgiera en él —¿Sabes que pasó en la batalla?
—¿Umm? Bueno, derrotamos a padre, y todo volvió a la normalidad.
ESTÁS LEYENDO
Joven Dios | Noragami | Yatori
Fiksi PenggemarYa habían pasado diez años. Diez años desde que Iki Hiyori había dejado su país natal Japón para estudiar medicina en otro continente. Había huido de su país, de su familia, de sus amigos. Un gran vacío se apodero de ella, ya no tenía recuerdos de...