Joven Dios | Noragami | Yatori

Capítulo 08.- Parece que yo me quedo.

"—Mira, Haruki, eso de ahí es una mariposa, es muy bella ¿verdad?, antes de ser así de bella fue una pequeña oruga, muchos la ignoraban por no tener un color en especial, pero mira, ahora reluce por su transformación. Las personas son así también... —

—¿Yo también podré transformarme así, hermana?

—Claro, estoy segura de que en el futuro serás un hombre encantador, en el futuro..."

"—Parece que yo me quedo—"

—Espera padre, ¿por qué me haces esto? ¿por qué me pasa esto a mí? ¿Qué es lo que hice mal? ¡Papá, por favor, prometo que seré un buen niño, pero por favor, no quiero estar aquí! ¡Alguien, quien sea, por favor rescáteme! ¡Papá, mamá, hermana! Alguien...no puedo respirar...—

.

.

—¡¡NO!!— Desperté con todo el cuerpo sudado y no podía respirar bien, sentía que me estaba muriendo. De un momento a otro las náuseas me invadieron y tuve que ir corriendo al baño a vomitar lo que sea que tuviera en el estómago.

Estaba hecha un desastre. Había pasado ya dos meses. Dos meses que fue la última vez que vi a Yukine, dos meses desde que conocí a ese dios llamado Yato.

Y dos meses desde que las pesadillas me hacían levantarme de la cama como si no pudiera respirar, como si alguien me hubiera asfixiado hasta la muerte.

Ya no podía hacer las cosas de mi vida normal, todo estaba mal.

¿Cuáles son los significados de mis sueños? ¿Por qué tengo recuerdos de una familia que no reconozco? ¿Por qué siempre sueño siendo un niño el cual no conozco ni tengo algún parentesco con él?

Por alguna razón, mi cabeza tiene muchas memorias de alguien irreconocible.

Me quede unos momentos mirándome en el espejo, mi aspecto era un asco, estaba pálida, ojerosa, estaba más delgada, mi cabello estaba seco, mi ojos ya no tenían aquel brillo de antes.

¿por qué?

Antes había tenido este aspecto, claro y estaba acostumbrada a estar así, pero...Desde que conocí a Yukine es que había cambiado totalmente.

Desde que conocí a ese pequeño espíritu es que me dedicaba a mi aspecto, me cuidaba meticulosamente, tenía brillo en mi ser, me dedicaba a comer bien y tener horas de sueños decente. Los ataques de pánico también habían bajado consideradamente desde que Yukine había estado en mi vida.

Ese niño había hecho que yo cambiara. Y ahora que no está...me siento sola, me siento a morir.

Lo he buscado por muchas partes, tanto en cuerpo como solo en espíritu, pero nada, él no aparecía como antes. A veces, cuando solo me quedo estudiando espero con ansías aquella voz infantil que me interrumpe en mis horas de estudio o que simplemente se divierte haciéndome travesuras, como asustándome o poniéndome alguna botella helada en mi cuello.

Nunca pensé que alguien quien no es de este mundo, en tan pocos meses, se volvería indispensable para mí.

Lo necesitó...

—Yukine...—susurré mientras lágrimas comenzaban a caer.

—No quiero que te acerques más a Yukine —

Esas habían sido las crueles palabras que me había dicho Yato para que no me juntará más con Yukine.

Una parte de mi alma quería obedecer las órdenes que me había dado aquel hombre.