•Extra 4•

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Eiji miraba con atención la pancita de Mafuyu

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Eiji miraba con atención la pancita de Mafuyu.

El omega ya tenía tres meses y su abdomen había empezado a crecer.

El bebé, son su dedito, tocó la pancita de su papi quien soltó una risita al sentir cosquillas.

—¿Aquí está mi hermanito?—pregunta ladeando la cabeza.

Mafuyu le acaricia el cabello y asiente—Así es, mi amor.

—Pero papi...¿por qué te comiste a mi hermanito?

Mafuyu suelta una risita que es seguida por Uenoyama que entra a la sala y carga a Eiji para sentarlo en sus piernas.

—Tu papi no se comió a tu hermanito, solo lo está cuidando hasta que crezca un poco más—le explica mientras besa su cabecita.

—¿Papi es una casa?

—Algo así.

—Oh...ya quiero que mi hermanito esté aquí para que juegue conmigo y Ash.

Uenoyama rueda los ojos ante la mención del niño rubio y Mafuyu le da una patada para que se calme.

—Pronto, bebé, pronto.

[•••]

—¿Te sientes mejor?—pregunta el alfa acariciando los cabellos de Mafuyu dulcemente.

El omega no había tenido una buen día porque estuvo media hora pegado al retrete y ahora estaba cansado y se veía un poco pálido.

—Creo que sí—suspira acariciando su pancita—¿Uenoyama-kun?

—¿Sí, bonito?

—Quiero comer fresas.

—¿Fresas?

—Sí, fresas.

—Son las diez de la noche.

—¿Y eso que?

Uenoyama suelta un suspiro y toma una chaqueta antes de salir del cuarto—Regreso pronto.

¿Y de donde mierda iba a conseguir fresas a esa hora?

Sería una noche larga.

[•••]

Uenoyama abrió los ojos en grande al ver a Mafuyu en su cama, con una de sus camisas que dejaba sus clavículas a la vista, un bóxer negro y unos broches sosteniendo su cabello.

—¿Mafuyu?

—Uenoyama-kun—Mafuyu sonríe y se acerca al alfa con una mirada coqueta—¿Cómo estás?

Primavera//Given Donde viven las historias. Descúbrelo ahora