•Una tarde diferente•

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Uenoyama cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire para tranquilizar sus nervios

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Uenoyama cerró los ojos y tomó una gran bocanada de aire para tranquilizar sus nervios.

¿En que momento eso le pareció una buena idea?

Sin embargo ya estaba ahí, tenía un propósito bien claro y no se comportaría como un cobarde.

No señor.

Tocaría el timbre de la casa de Mafuyu y le pediría salir a pasear con Eiji. No pasaría nada malo, él podría con eso.

Ya decidido estiró la mano para tocar el timbre pero la puerta se abrió antes de que lo lograra.

Ahí estaba Mafuyu con una bolsa en su hombro izquierdo y Eiji en su lado derecho.

—¿Uenoyama-kun?

El bebé soltó una risita y lo saludó con su manita.

—Eh...hola—el alfa se rasca la nuca y toma la mano que el bebé le tiende—¿Vas a algún lado?

—Uno de mis compañeros en la cafetería se lastimó y debo cubrir su turno.

—¿Y Eiji?

—Lo tendré que llevar conmigo porque su niñera no puede cuidarlo y mi madre está de viaje—el omega suelta un suspiro.

—Eh...si quieres yo...yo podría cuidarlo...

—¿De verdad?—los ojos de Mafuyu brillaban, literalmente.

—Seguro—claro que no estaba seguro, él nunca había cuidado a niños antes y no sabía que haría con Eiiji pero ya no había vuelta atrás.

—Oh, mil gracias Uenoyama-kun, me has salvado—el omega suelta un suspiro y le da una inclinación de cabeza.

—No hay problema, me gusta poder ayudar.

Mafuyu le pasa al bebé y la mochila mientras le da instrucciones de que debe darle de comer a Eiji y a que hora, que hacer si llora y que hacer para entretenerlo. Finalmente promete llegar antes de la comida.

—Mil gracias de nuevo, Uenoyama-kun, eres el mejor—Mafuyu se para en sus puntas y deja una beso en la mejilla del alfa para después besar la cabecita del bebé—Adiós, mi amor. Pórtate bien ¿sí?

—¡Papi!

—Nos vemos después—Mafuyu se despide con la mano y empieza a camiar para alejarse.

Uenoyama se lleva la mano a la mejilla donde Mafuyu lo besó y suelta un suspiro. Ese chico acabaría con la poca cordura que le quedaba.

Un jalón en su cabello lo trajo de nuevo a la realidad. Eiji lo miraba con duda y él solo le pudo dar una sonrisa.

—Vamos dentro bebé—dice para después entrar a la casa y cerrar la puerta tras su espalda.

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Primavera//Given Donde viven las historias. Descúbrelo ahora