•Una tarde difícil•

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Las siguientes semanas Uenoyama y Mafuyu seguían tocando la guitarra en las escaleras tras el gimnasio

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Las siguientes semanas Uenoyama y Mafuyu seguían tocando la guitarra en las escaleras tras el gimnasio.

El alfa no había vuelto a mencionar el tema de la banda ni del hijo del omega.

Le causaba mucha curiosidad, eso era real. ¿Mafuyu tenía pareja? Si era así ¿por qué nunca lo había visto con nadie? ¿por que no olía a alfa? ¿no tenía una marca? ¿quién era el padre? ¿cómo se llamaba el bebé?

Esas preguntas se arremolinaban en la mente del pelinegro haciéndolo sentir ansioso. Sin embargo se mordía la lengua. Mafuyu era su amigo, ciertamente, pero no tenían la confianza suficiente para contarse toda su vida.

Uenoyama no había compartido mucho de su vida con el omega, entonces Mafuyu no tenía ninguna razón para hablar de la suya.

Un estornudo sacó al alfa de sus pensamientos. Miró al pelinaranja que se pasó el dedo indice por debajo de la nariz.

—¿Todo bien?—preguntó.

—Sí—y volvió a estornudar.

—¿Estás resfriado?

—No creo—Mafuyu niega con la cabeza—Es solo que tu...tu olor es muy fuerte hoy.

—¿Te molesta mi olor?—y Uenoyama no entendía por qué la idea de que el omega se sintiera disgustado con su esencia le molestaba tanto.

—No, de hecho es agradable—las mejillas del chico se colorearon de un ligero rosa—Pero hoy lo siento muy fuerte.

—Oh, creo que eso es porque mi celo  está próximo. ¿Quieres que paremos por hoy?

Mafuyu asintió y se levantó para poder guardar su guitarra sin embargo, de pronto, el chico se tropezó y tuvo que sostenerse del barandal para no caerse.

—Mafuyu—Uenoyama corrió rápidamente para auxiliarlo—¿Estás bien? ¿Qué pasa?

Pero el omega solo se llevó una mano a la cabeza y se dejó caer al sentir las piernas débiles. El alfa lo sostuvo para que no se golpeara.

—Mafuyu...

Y la estancia se empezó a llenar de una exquisita esencia con aroma a flores de cerezo. Tan penetrante y dulce que sintió a su alfa ponerse alerta.

El celo. Mafuyu estaba en celo.

[•••]

Uenoyama sintió que todos sus sentidos se nublaban y como su alfa empezaba a tomar el control de su cuerpo.

Cerro los ojos por un segundo y  cuando los abrió de nuevo se dio cuenta de que estaba sobre Mafuyu oliendo su cuello y empezando a frotarse contra él.

El olor era demasiado dulce y él solo tenía ganas de quitarle la ropa y...

—Uenoyama-kun—Mafuyu lo llamó intentando, sin mucho éxito, separarse de él—Espera, no hagas esto...no quiero...

Primavera//Given Donde viven las historias. Descúbrelo ahora