It's Only Love [PJM & JJK] ° 2021

Capítulo 3

« ¿A quién quiero engañar? No hay nada entre nosotros» Jeon entró ensimismado al local. «Sucedió porque estaba demasiado borracho. Un error...»

Aún recordaba destellos de aquella noche.

La primera temporada después del deceso de Eun, fluctuaba en su mente tras una inmensa nebulosa.

No obstante, esa velada en particular, permaneció vívida, a pesar de la bruma casi somnífera del alcohol en su sistema.

«EunBin se había ido, y yo ahogaba mis penas en la bebida, intentando olvidar, y ser olvidado por todos. Mi razón de vivir, murió junto a ella»

Tendido sobre la mesa del salón, y rodeado de botellas vacías; ebrio hasta los huesos, pero con el sentimiento de vacío acrecentándose en mi pecho.

Nada era suficiente para llenarlo. El rostro lleno de lágrimas: algunas aún mis mejillas, y otras, punzando por abandonar mis ojos hinchados.

Estaba desolado, perdido, quería morir de una vez, y acompañarla por toda la eternidad, hundido en un mar de desidia y desasosiego.

— Hey, Jungkook, despierta. — la voz insistente, me arrancó del  letargo, y difuminó la visión de EunBin con los brazos abiertos, esperándome.

Despegué los párpados lentamente, sintiendo mi cuello punzar, por la incómoda posición en que había dormido, y evoqué vagamente una imagen. Que a cada segundo cobró forma, hasta convertirse en silueta.

Alguien más había ido a visitarme.

— Mhm ... ¿Y-Yoongi... hyung? — si, era él. El hermano de EunBin.

¿Qué hacía en mi departamento a esas horas?

— Eres un desastre. Ya han pasado varios días. Deberías estar en el hospital, y no bebiendo hasta la inconsciencia. Todavía tienes responsabilidades. — aunque escuché los reclamos, mi mente se enfocó solo en repasar su estado.

¿Cómo podía lucir inmaculado, cuando acababa –como yo– de perder a la persona más importante en su vida?

Sus rasgos duros e inescrutables permanecieron sin cambios; incluso ese tono, carente de matices. Pero... dolor se reflejó en sus orbes.

Una tristeza infinita, estaba ahí, consumiéndole. Noté sus mejillas más delgadas, y bolsas bajo los párpados inferiores.

Pensándolo bien, ya no me pareció tan sereno. El sufrimiento deambulaba a su lado como alma en pena.

Y lo comprendí. Él pertenecía a otro mundo, uno donde las pérdidas se lloran sin lágrimas, en la soledad de la alcoba. Donde la muerte se paga con muerte, y la debilidad también.