Capítulo 8

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— P-Pero... ¿Qué diablos haces aquí? — por supuesto, Jungkook escogió la tercera opción.

Aunque su voz falló un poco al inicio, se las arregló para rescatar la expresión más irritada de su arsenal.

— Uh... Quedamos en que podría pasarme. Estoy cumpliendo mi parte. — Jimin replicó con simpleza, y Jeon quiso lanzarle una de las tazas en la bandeja.

<<Este idiota, ¿acaso tiene pérdida de memoria, o qué? Estúpido. Maldito JiminMort. >>

— Que extraño. — Jeon le devolvió una mirada venenosa. — Recuerdo haberte dicho que no te quería cerca.

— ¿De veras? — la boca de Park se torció en un mohín reflexivo. — No fue lo que pareció: me prohibiste ir a tu casa, o hablarte en la escuela de los chicos. Pero hoy, soy un cliente más, en busca de una taza de café cargado. ¿Vas a correrme solo porque sí?

— Aish... El veto también incluía este lugar, o cualquiera que yo frecuente. — estalló el castaño. Sus ojos de ciervo, se entrecerraron. ¿Acaso Park podía ser más cínico?

— En ese caso, no es mi culpa que seas tan vago con las palabras. Deberías dar órdenes precisas e inclusivas. — el recién llegado se encogió de hombros, antes de caminar directo a la barra y tomar asiento a un lado del dúo de amigos, que le miraban perplejos.

No era común ver a Jungkook perder los papeles, y desechar la fachada de anfitrión semi-amable.

¿Quién podría ser ese hombre trajeado?

>> Entonces, ¿vas a servirme o te quedarás mirando? Por más que me agrade tu atención, no tengo todo el día.

Dios, cuanto odiaba a Park Jimin. Era tan... creído, prepotente y lleno de sí mismo que le ponía los pelos de punta.

¿Extrañarlo? Ni muerto. Aquello fue un malentendido de su cerebro. Un desliz que nunca más iba a repetirse. Estaba seguro de ello.

Jimin era una amenaza pública, y más reincidente que cualquier plaga de langostas en plena cosecha.

— Bien, pero lo tomas y te largas. — masculló, dándole la espalda para preparar su orden.

— ¿Por qué tan arisco, Jeon? Vas a espantar al resto de tu clientela con ese trato despótico. Y eso que somos viejos amigos... — Argh... Park estaba cruzando la línea. Y la paciencia de Jungkook pendía ahora, de un finísimo hilo transparente.

— ¿Amigos? — no obstante, antes de poder refutar la declaración, Sunho habló. — ¿En serio? — preguntó incrédulo, ganándose un asentimiento por parte de Park. — Vaya, es la primera vez que vemos uno, ¿cierto, Hanbyul?

El anciano movió la cabeza afirmativamente, señalando la espalda crispada de Jungkook.

— Jungkook no suele hablar de esa parte de su vida. — explicó, ante la mirada expectante de Jimin. — Y... con ese carácter tan hosco, pensamos que nadie le aguantaría lo suficiente, para considerarlo cercano.

— Pero, ¿qué... - Jeon giró el cuello, lanzándole un rápido atisbo asesino al dueño del puesto. — Mi carácter no tiene nada de malo. Y soy perfectamente capaz de conseguir amigos. — gruñó molesto, mientras comprimía los granos de café.

— No has cambiado ni un poco desde la preparatoria. — un escalofrío recorrió su columna, al escuchar el tono burlón de Jimin.

A ese paso y con el exceso de fuerza aplicada sobre el mango, iba a desintegrar los pobres granos, en lugar de apisonarlos.

— Espera, ¿se conocen hace tanto? — Hanbyul se llevó una mano a la boca, y golpeó con la otra el hombro del hombre menor.

— ¿Y cómo era Jungkook en ese entonces? ¿Igual de cascarrabias que ahora, o medianamente tolerable? — Park sonrió leve. Obviamente, la relación entre Jeon y los ancianos, era dinámica y desenfadada. Ellos –al parecer– amaban sacarlo de sus casillas, y él caía cada vez, dejando que su temperamento explosivo sacara lo peor de sí.

It's Only Love [PJM & JJK] ° 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora