SIMONNE
No me gusta mucho este jueguito de escribir cada día alguna cosa, Paola insiste en que será terapéutico para mí pero... nunca me ha gustado mirar mis sentimientos de frente y para escribirlos tengo que definirlos primero, eso significa que tengo que sentarme a vivir la emoción para comprenderla, definirla y finalmente escribirla.
Debí comenzar hace mucho tiempo, Paola estará feliz de saber que por fin comencé a hacerlo.
Lo hago porque tengo un sentimiento que no he podido definir a pesar de haberle dado vueltas durante unos días: Josefa.
No sé realmente por qué aun no me he acostado con ella... me da la sensación de que tiene algo más que ofrecer, es decir, es hermosa y excitante pero también piensa. El mundo a través de sus ojos es diferente, su perspectiva es distinta.
Tal vez pueda aprender algo de ella antes de que se enamore de mí y se vuelva un ser sin pensamiento propio, como pasa siempre con el amor.
Eso es: curiosidad... me provoca curiosidad. Josefa es la típica chiquilla romántica de 20 años... claro que tiene 33, pero emocionalmente parece de 20. Pero de repente tienes unos comentarios... una forma de dar vuelta el argumento... ella habría sido una buena cientista social.
Es completamente deseable... No me costaría excitarla... de hecho me gustaría hacerlo... si, me gustaría... pero su ingenuidad me molesta. No me molesta del tipo de molestia que enoja, no. Me molesta del tipo de molestia que bloquea un camino.
Me pregunto cómo llegué a esto. La quiero tener pero no puedo hacerme la tonta con lo que sé: que ella se va a enamorar perdidamente de mí, eso va a pasar, es casi un hecho y yo... yo no; obviamente no le voy a corresponder... ¿para qué hacerle ese daño?
Además me divierte que este conmigo todos los días... ¿Qué hago?... Paola me dijo que esto me serviría para encontrar respuestas pero no veo las respuestas todavía.
Me acuesto con ella o no, me acuesto o no, me acuesto o no, me acuesto o no...?
JOSEFA
Decir que el primer mes fue todo color de rosas es mucho decir porque Simonne era muy sincera, a ella no le gustaba perturbar la paz de las otras personas haciendo críticas de su conducta, y yo me daba cuenta de que callaba algunas cosas para no hacerme sentir mal, pero su sinceridad le jugaba en contra y su cara reflejaba mucho aunque ella honestamente tratara de evitarlo.
- Sabes –le dije un día después de almuerzo, mientras reposábamos en el balcón– hay un departamento que se arrienda en este edificio. Preguntaré por la dueña y veré qué tal.
- ¿En serio? ¡aquí mismo!, que bien –y puso una cara extraña. No era una cara completa, es decir, era solo su mirada. Pensé... no sé qué pensé, ya llevábamos 3 semanas viviendo juntas.
- Simonne, sé que han pasado ya algunas semanas, te juro que he buscado furiosamente pero tengo poco tiempo y... disculpa, buscaré algo muy rápido yo no quiero incomodarte.
- No me incomodas –me respondió secamente.
- Simonne soy muy observadora, veo tu cara, yo sé que algo tienes ahí para decirme pero no me lo dice –insistí en tono conciliador, no quería discutir, solo quería que ella sintiera que de verdad me sentía complicada por molestarla tanto tiempo, es decir, ni siquiera nos conocíamos y ya vivíamos juntas.
- ¿Te dije cuando nos conocimos que amo la libertad? –su mirada estaba perdida en las montañas.
- Si lo hiciste.
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Simonne - Comenzaré a Odiarte mañana
RomancePara saborear los anaqueles del éxito se requiere mucho mas que talento: se necesita elegancia, prestancia, buenos modales y sobre todo indiferencia. Es necesario conocer el dolor ajeno y ser capaz de provocarlo intencionalmente sin tocarse el coraz...