𓎩 ˒˒ ¿gemelas?

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Lothar Oelsner accionó su mando de control remoto y la puerta se cerró.
Elsa Arendelle, pálida, porque adivinaba las sucias intenciones del hombre-
cerdo, se preparó para ponerle las cosas difíciles.

No se dejaría violar sin oponer una tenaz resistencia, y si encontraba la manera de
lastimar seriamente al puerco de Lothar, lo haría sin dudar.
Lothar Oelsner la devoró con la mirada y ordenó:

—Ven, preciosa.

—Venga usted por mí, saco de grasa.

El insulto de Elsa sentó muy mal a Lothar.

—Conque saco de grasa, ¿eh? —masculló roncamente.

—Es usted el hombre más repulsivo que he visto en mi vida. Tanto, que no parece un hombre, sino un animal grueso y deforme. Como se atreva a ponerme sus puercas
manos encima, se arrepentirá toda su vida, se lo juro.

Lothar Oelsner se puso en pie, rojo de cólera.

—Te demostraré que soy un hombre. Y ya puedes suponer cómo.

—Eso será si yo le dejo, cerdo.

—No podrás impedirlo. Tienes las manos atadas a la espalda.

—Pero las piernas sueltas, y como consiga colocarle una entre esos muslos deelefante, se va usted a divertir.

—No lo lograrás, preciosa.

—Acérquese y veremos.

Lothar avanzó lentamente hacia Elsa, con muchas precauciones.

La muchacha no se movió.
Resultaba sorprendente, dadas las circunstancias, pero Elsa parecía muysegura de sí misma.
No lo estaba en absoluto.
Era solo una táctica para poner nervioso al hombre que pretendía violarla.
Y lo consiguió, porque Lothar Oelsner no esperaba que Elsa le
plantara cara de aquella manera.
Sin embargo, eso no le hizo cambiar de idea.

Quería poseer a la hermosa muchacha y la poseería, por muy bravamente que ella
se defendiera.
Lothar estaba ya muy cerca de Elsa.
De pronto, saltó sobre ella.
Elsa también saltó, pero hacia su derecha, y Lothar no consiguió atraparla.

—Escurridiza como una anguila, ¿eh? —masculló Lothar, rabioso por su fallo.

—Y peligrosa como una serpiente de cascabel —advirtió Elsa, que seguía
fingiendo un gran aplomo.
Lothar saltó de nuevo sobre ella.
Bueno, en realidad, solo fue un amago de salto, para engañar a Elsa.
La muchacha se desplazó hacia su izquierda, esta vez, para burlar el ataque de
Lothar. Pero el ataque se produjo entonces, cuando ella ya había saltado, y no le dio
tiempo a saltar de nuevo.
Lothar cayó sobre la joven y la derribó.

—¡Ya te tengo, gatita! —exclamó jubiloso.

Elsa intentó quitárselo de encima, agitando su cuerpo, pero ciento treintakilos eran muchos kilos, y todos sus esfuerzos resultaron estériles.

—¡Suélteme, sapo gigante! —rugió.

—¡Vas a ser mía!

Elsa le soltó un salivazo en toda la cara, pero eso solo sirvió para enfureceraún más a Lothar, que empezó a besarla y a morderla como un auténtico salvaje,
mientras sus manos la despojaban de la túnica.

Pero Elsa también tenía dientes.
Y muy sanos.
La oreja izquierda de Lothar pudo comprobarlo, pues allí se clavaron con saña,haciendo brotar inmediatamente la sangre.
Lothar Oelsner lanzó un aullido y acto seguido golpeó a la brava muchacha que
deseaba violar.
Elsa no tuvo más remedio que soltar la orejota de Lothar y también ella gritóde dolor.
Lothar la abofeteó con rabia, hasta hacerle perder casi el sentido.
La muchacha quedó sin fuerzas para seguir defendiéndose.
Ni siquiera podía levantar los párpados.
Le pesaban como losas.
Vencida ya la feroz resistencia de la platinada, Lothar Oelsner se dispuso aposeerla furiosamente.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2021 ⏰

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