Jack Frost, de veintiocho años de edad, alto, pálido, ojos azules y sonrisa socarrona, entró en la antesala del despacho de Norte, director del DreamWorks Express.
DreamWorks Express era uno de los dos periódicos que se editaban en Marte. El otro se publicaba con el nombre de La gaceta del universo, y existía, como es fácil suponer, una gran rivalidad entre ellos.
La gaceta del universo se confeccionaba en Betta-III, una de las varias ciudades que, en el año 2055, se alzaban en suelo marciano, bajo enormes cúpulas de sólido material transparente, las cuales protegían a sus habitantes de la baja temperatura de Marte y de la escasez de oxígeno de su atmósfera, muy tenue y compuesta en su mayor parte de dióxido de carbono.
DreamWorks express se elaboraba en Betta-VII, ciudad ubicada a unos ochocientos kilómetros de Betta-III.
Jack Frost, que vestía un traje azul oscuro, de una sola pieza, muy ajustado a su atlético cuerpo, se detuvo ante la mesa de Mavis la secretaria particular de Nicholas North, una pelinegra realmente sensacional.
—Buenos días, preciosa.
—Buenas tardes, Frost. —respondió ella, con ironía.
—¿Tanto me he retrasado esta mañana…?
—Mira tu reloj y lo sabrás.
—Lo tengo estropeado.
—Qué casualidad.
—Es la verdad, Mavis.
—Aunque lo sea, no creo que la excusa te sirva para aplacar la ira del jefe.
—¿Tan furioso está…?
—Hace un momento se comió un vaso de agua.
—Querrás decir que se lo bebió.
Mavis movió su cabeza.
—No, Jack. He dicho que se lo comió, porque eso es exactamente lo que hizo: comérselo. Después de beberse el agua, claro.
Jack se estremeció.
—Sí que debe estar furioso, pues.
—Terriblemente furioso, Frost. Yo jamás lo había visto así, en los dos años que llevo trabajando a sus órdenes.
Jack entrecerró un ojo.
—¿No estarás tratando de asustarme, Mavis...?
—¿Por qué iba a hacer semejante cosa?
—Eres una chica muy bromista, todos lo sabemos.
—Sí, es cierto —sonrió la pelinegra—. Pero en este momento hablo muy en serio, Frost. El jefe lleva más de dos horas tratando de ponerse en contacto contigo, sin ningún resultado, porque no estabas en casa.
—No, no estaba —carraspeó Jack.
—¿Dónde has pasado la noche, Frost?
—En casa de un amigo.
—¿Te gustan ahora los hombres?
—Ese amigo tenía dos amigas.
—Ya decía yo.
—Bien, será mejor que me enfrente con el jefe. Los malos tragos hay que pasarlos cuanto antes —suspiró Jack.
—Suerte, Frost.
Frost apoyó las manos en la mesa y acercó su rostro al de la secretaria de Nicholas.
—¿Por qué no me la deseas con un beso, Mavis?
—¿No te dieron bastantes las amigas de tu amigo?
—Un beso tuyo vale por media docena de los de ellas.
—Adulador.
—Vamos, sé cariñosa conmigo y dame un besito. Hace tanto que no saboreo tus dulces labios…
—No tanto, Frost.
—A mí me parece un siglo.
—Palabras no te faltan, desde luego.
—Por eso soy periodista.
—Claro.
—Por favor, Mavis… —insistió Jack, acercando aún más su boca a la de la pelinegra.
—Imagínate que el jefe sale de pronto y nos pilla dándonos un beso.
—Debe de estar comiéndose otro vaso de agua, no te preocupes.
La secretaria de Nicholas rio.
—Está bien, te daré el beso. Pero cortito, ¿eh?
—De un minuto de duración.
—¡Eso es demasiado!
—A mí me parecerán dos o tres segundos —sonrió Jack, y pegó su boca a la de Mavis, cálida y húmeda.
La pelinegra cerró los ojos y se dejó besar.
Y no solo eso, sino que sus carnosos labios colaboraron en la caricia, sumamente agradable, porque Jack Frost sabía besar a una mujer.
Transcurrió el minuto, pero sus bocas continuaron unidas.
Y seguramente hubieran permanecido así dos o tres minutos más, de no ser porque una voz dura y potente, que ambos conocían muy bien, tronó:
—¡Frost!
; Probablemente algunas lo noten algo complejo pero no es así, pronto entenderán todo lo que sucede y sus dudas serán aclaradas, o al menos algunas, eso espero:')
Nos leemos luego, gracias por el apoyo y las tqm <3
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GIRLBOT 女孩機器人 JELSA
RandomEl periodista Jack Frost acababa de desplazarse hasta Betta-XII, con el objetivo de visitar al profesor Pitch Black. Tras pulsar el timbre, le recibió una bellísima muchacha de apenas veintidós o veintitrés años de edad, cabello largo y platinado, o...