—19 días después de navidad—
—Oye...—Arrastré una silla para ponerla entre Killer y Color. Me senté y me recosté en el hombro del greñudo este. — ¿Sigues enojado? — Pregunté haciéndome bolita en la silla, Color dejó de comer y se voltea a verme.
—No, yo ni estaba enojado. Pero...—Echa un vistazo a todos lados para después inclinarse a mi oído y susurrarme. — No está tu novio por aquí, ¿verdad? No vaya a ser que me quiera golpear por hablarte también. —Chasqueo la lengua. —Es más, quítate, no quiero que se ponga celoso porque te estoy abrazando. — Me empuja hacia Killer que nomás se está riendo de mí.
— ¡No es mi novio! — Protesto. — ¡Ni siquiera somos amigos!
— ¿Cómo no? —Empieza Killer de repente, dejando sus apuntes y mirándome con una sonrisita. —Si se la pasaron juntos desde que te lo madreaste en la escuela.
—Ya sé, como que le gusta el sadismo, ¿no? — Color frunce el ceño. —Ink, no sabía que le entrabas a esas cosas.
— ¡No soy masoquista! — Grito. Y todos en el café se voltean a mirarnos bien desubicados, pero, típico, luego se voltean y se empiezan a reír.
Color me da un zape en la nuca—: No grites. — Pues no me provoques, maldito desgraciado.
— ¿Hablaste con él?
—No. Bueno sí, pero...no.
— ¿Y qué? ¿Terminaron? —Volteo lentamente hacia el greñas. Mira Colorcito, todavía tienes el labio partido, pero sigue así y te lo voy a partir más, baboso. —Ink, eres mi amigo. Te quiero y lo sabes. —Ah, cabrón. De repente se puso serio el asunto. —Por eso, voy a ser directo. —Okay, pero no me agarres la mano. No me gustas. —No quiero verte sufriendo en una relación tóxica.
Lo miro.
Me mira.
Respiro.
Respira.
Aprieta mi mano.
Alguien grita GAAYYYY al fondo.
Y me chiveo. Color se empieza a reír como la foca retrasada que es, no sé, o sea, creo que todos tenemos ese amigo que se ríe bien curado, pero a la vez da pena ajena cuando lo hace en un lugar público. Confirmen.
Por eso, Killer volvió a sus apuntes y a tomarme su chocolate. Sí, su chocolate porque a mí no me pidieron nada y pues ni modo, tienen que compartir. Si no, no fueron a la escuelita, malditos egoísta, compartan perros.
—Oye, pero, independientemente de si sea tu novio no— le sigue Killer al rollo. —, ¿no te da miedo que algún día te rompa la nariz así nomás? —Él si lo dice con seriedad, no como Color, que hace las cosas con una seriedad bromista.
—Pues...yo ni le hablo. Hace como dos semanas que no lo veo.
— ¡Ink, pues hace dos semanas te desapareciste! —Reclama. —Ni nos avistaste, ni hablaste ni nada. No pues sí.
—Mmm. —Maravilla de esa boca. Chingada madre. Yo ya había bloqueado ese número. El Traidor de los horarios de trabajo.
— ¿Quién es? —Empujo al mitotero de Color a un lado antes de contestar aprovechando que Killer se fue a pedirnos otro chocolate. Sí, pedirnos. Porque ahora compartimos taza. Somos COVIDiotas.
— ¿Y ahora qué quieres? — Ataco.
— ¿Dónde estás?
— ¿Para qué quieres saber eso? — Achicó mis ojos, ¿será que quiere vender mi ubicación a una organización secreta que quiere eliminarme de la faz de la tierra? ...o a Error probablemente.
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Belaya luna ⇨ Errorink
Hayran KurguSi Error sabía hacer algo era ser paciente ante la gente, sabía esperar e interpretar señales. Y tratar con alguien como Ink requería de mucha paciencia, y un apreciable entendimiento de alguien que apenas era consciente de su propia existencia. Jo...